1. La Llegada

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Iba yo por el sendero que mi hermano me había indicado, un sendero que solo el sabía, pues, en mi vida he estado en este lugar en mi vida. Se que un amigo de mi hermano vive ahí, pero solo eso se.

Después de caminar por lo que yo sentí una eternidad, ví un letrero que decía "¡ bienvenidos al pueblo Gingerbread!".

- Aquí es, mejor que valga la pena - saque una fotografía mía y de mi hermano - Mauricio.

No era un pueblo grande, casas un tanto alejadas, y una de cabeza, curioso. Seguí hasta donde mis padres compraron el terreno donde construí mi casa, fue un lindo gesto de parte de ellos, mi padre no es un hombre al que le puedas pedir algo de manera fácil.

Mi casa esta ubicada en una colina, al este del pueblo, tiene una hermosa vista. La construí para suplir mis necesidades, sala, comedor, cocina, baño y un teatro subterráneo con capacidad de 150 personas y una orquesta de 55, solo lo básico.

Al llegar me sorprendí, no esperé que fuera tan bella, se como iba a ser, pero es diferente a verla terminada - wow, no puedo creer que esa sea mi casa - ¡HOLAAA! - una voz masculina muy alegre me tomo por sorpresa, al voltear a ver, vi a un joven lobo, de unos 22 o 24 años de edad, fornido, con un overol azul con solo la tira derecha sujetándolo - tu debes ser Daniel, el hermano de Mauricio.

- ¡ahhhh! Tu debes ser Wuffle, si, soy Daniel, pero puedes decirme Leónidas, así me llaman todos.

- oh, bueno, entonces Leónidas, quisiera ser el primero en darte la bienvenida a Gingerbread - y en eso me dio un abraso muy fuerte y cálido, me hizo sentir bien, pero sentí que me partía en dos.

- muchas gracias Wuffle - dije mientras recuperaba el aliento y él me soltaba - pero antes, debo dejar mis cosas.

- claro, te veo luego - y se despidió muy alegre.

Al entrar, lo que ame fue la recepción, era justo como yo la quería, una bellas escaleras alfombradas, un bello candelabro colgando del techo y un tragaluz que hacia ver la habitación brillante.

- ¡ahhhh! Señor Leónidas - dijo el contratista saliendo de la habitación de la izquierda, la cual era el comedor - es un gusto verlo, ¿que opina?.

- ¿Que opino? Esta mejor de lo que creí, no había visto casa más bonita antes.

- si gusta, le enseñare la casa terminada.

Lo seguí. Dejen me describirles la casa, la primera plata poseía la entrada, el comedor, la cocina y la entrada a la torre se ubicaban a la izquierda, en el centro la biblioteca, detrás de la escalera, y el pasillo al teatro y a la derecha, el cuarto de té de mi madre (por que le apasiona el té, aunque diría que es más una obsesión) y una sala de televisión, un baño con ducha y un pasillo que lo conecta todo.

En el sótano esta la bodega de comida y mis reservas de vino, una de las razones de mi éxito es mi compañía de vinos, heredada por un viejo amigo mio que falleció, sus hijos no la querían, decían que era causa pérdida, me la heredó a mí y, con ayuda de mi padre, la saque de nuevo a flote, pero como no soy mala persona, sus hijos son accionistas de la empresa.

En el segundo piso se encuentran las habitaciones, otro baño, igual con ducha y el cuarto sellado, ahí guardare todo lo que tenga valor, o quiera proteger, no tiene ventanas y su puerta esta oculta, y para finalizar, la primera parte de mi cuarto, en donde esta mi escritorio, una mesa para conversar y un librero con mis libros preferidos y partituras.

Y por último, en el tercer piso esta la otra parte de mi cuarto, con mi cama, un reclinable, y una enorme pantalla de televisión oculta en la pared y un piano, amo el piano. Tengo mi propio baño y mi propio armario enorme.

Una vez que desempaque, me tire en la cama y mire el patio, tenia una gran piscina, con jacuzzi y un vivero. Llame a mi madre y le dije que ya estaba en mi nuevo hogar.

Al momento, se me presentó mi servidumbre, mi ama de llaves, la joven Celia, mi guardia, Gustavo y mi jardinera, Aurora.

- bienvenido a casa, joven amo - dijeron los tres a la vez.

- no es necesario que se refieran a mí de esa manera, me hace sentir... raro.

- disculpenos señor - dijo Celia.

Mi empleados son una joven búho, esa es Celia, una cabra, Aurora y un Golden Retriever, ese es Gustavo.

- ¿gusta comer, señor? - dijo Celia

- ahora no gracias, iré a explorar el pueblo, pueden retirarse.

- si señor - se retiraron, no sin antes darme las llaves de la casa.

El contratista dijo que el teatro tomo más de lo esperado, que aun faltaban cosas por ajustar, pero eso era lo de menos, ya que aún no planeaba estrenarlo, ya que me gustaría conocer a los vecinos e invitarlos a una función gratuita.

Y bueno, esta es mi nueva vida, solo Dios sabe lo que me espera aquí.

LeónidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora