Llamaron a mi puerta, Celia iba a abrir pero le dije que no importaba. Al abrir, mi sorpresa fue ver a Wuffle con una mirada triste.
— ¡ Wuffle! Que sorpresa.
— buenas Leónidas, ¿puedo pasar?
— pues... Claro, pasale — le dije con una sonrisa.
Wuffle entró y se veía muy angustiado; pasamos al salón de té de mi madre y nos sentamos en los mullidos asientos de terciopelo.
—¿ deseas algo de beber? — le pregunté con una sonrisa.
— no, gracias — dijo él asombrado por la belleza de la habitación.
Miré a Wuffle que se mostraba triste, como si hubiera cometido un delito o algo peor. Decidí traerle un jugo especial de piña y unos pequeños pastelitos que iban perfectos con el jugo.
— y dime Wuffle ¿qué te trae a mi casa?
— te quería pedir perdón por lo que pasó con Foxxo — decía el mientras nos traían los jugos — yo planeaba decírtelo ese mismo día, pero viste a Foxxo antes de que te lo pudiera decir. Te pido perdón de manera muy sincera.
Yo miré a Wuffle muy divertido, su disculpa era innecesaria.
— oh Wuffle, si yo estuviera molesto contigo ¿creés que te hubiera abierto la puerta, o invitado a pasar y darte de comer? Se que mi hermano te pidió esto y solo cumplías, tranquilo — lo golpeé en la espalda en señal de paz.
— gracias — dijo el gran lobo con una sonrisa.
Después de eso, le enseñe mi casa, le mostré las habitaciones, la biblioteca, y el vivero, eso fue lo que más le gusto, ya que se encontraban plantas únicas de mi país. Al final pasamos por la torre con observatorio.
— nunca había visto una casa con observatorio, esto es genial — dijo Wuffle mirando por el telescopio pequeño que salía por la ventana.
— si, siempre me gustó los observatorios y siempre quise tener uno en casa, pero como eso era prácticamente imposible, mis padres me compraron un telescopio, y, ahora que tengo mi propia casa, construí uno.
— con esto, puedo ver mi casa e incluso puedo ver el centro comercial de Foxxo, y eso que está muy lejos.
— vamos Wuffle, aun no has visto lo mejor.
Él me miro sorprendido por lo que le dije.
Bajamos de la torre y lo llevé al pasillo que une la cocina con el jardín.
— ¿listo? — él sacudió su cabeza en señal de aprobación — ¡abre los ojos!
Wuffle abrió los ojos y se llenaron de asombro. Un enorme teatro parecido a los clasicos de antaño en los cuáles, la gente de la alta sociedad miraba los dramas, tragedias y operas.
El salón estaba leve mente iluminado por las luces de las paredes y los asientos estaban en forma de semicírculo para ubicar bien a las personas que iban. Había 4 palcos en la parte superior y un enorme candelabro colgaba del techo y hacía ver todo más bello, y en el cielo raso unas pinturas muy bellas de la época romántica.
— nunca había visto nada igual en mi vida — dijo Wuffle con luz en los ojos.
— planeo invitar a los vecinos a un concierto de apertura y luego, tal vez, dar espectáculos en este lugar. Se que es una locura, pero es mi sueño hecho realidad, no le digas a nadie sobre este lugar ni del concierto.
— descuida, soy una tumba.
Me decidí darle un concierto privado a Wuffle, toque -Fur Elise- de Beethoben, pero, no decidí hacerlo con mucha pasión, ya que si lo hago así, pasan... cosas.
— eso fue hermoso Leónidas — dijo Wuffle mientras aplaudía.
— esperaré a que se presenten todos y ahí tocare varías tonadas y una que otra petición.
Luego de eso Wuffle y yo nos quedamos hablando sobre como estaban las cosas en la casa desde que llegué y pasamos toda la tarde conversando que la noche cayó sin avisar, lo invité a dormir pero se nego, pedí a Celia que le diera un poco de pastel de zanahoria y se fue contento.
El resto de la noche la pasé pensado en lo que paso en este corto trancurso de tiempo y poco a poco me fui quedando dormido.
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Leónidas
HumorDaniel Leónidas es un joven león que siempre ha vivido en la ciudad. Su éxito como empresario le ha permitido tener una pequeña fortuna (eso y que sus padres son personas adineradas), con la cual compra un terreno en pueblo llamado Gingerbread por c...