cuarenta y cuatro

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- Si pudiera estar con alguien que deseo... -el pitido en mis oídos no me dejaban pensar con claridad- desearía que fuera contigo -no sabía que decir, eso...me llegó, si que lo hizo. Yo sólo me quedé callada. Faltaba poco para llegar a su casa, ninguno de los dos habló hasta llegar a la puerta.

- ¿Aún recuerdas como sentirte cómoda delante de mi madre? -preguntó mirándome fijamente.

- Ah, creo que si -dudé un poco. El abrió la puerta y me hizo pasar. A lo lejos se escuchaba el sonido de los sartenes chocando con las cucharas. Olía bien, tengo que admitir que Maya es una excelente cocinera.

- ¡Hola mamá! -gritó el chico de largas pestañas.

- Hola bebe -salió de la cocina y por su cara, creo que fue una sorpresa verme ahí.

- ¿______? -dijo casi sin poder creerlo, como si fuera solo un holograma que en cualquier momento desaparecería.

- Hola Señora Gnatovich -saludé y ella me reprendió con la mirada-. Maya.

- ¡Mi niña! hace tiempo que no venías -me dio un abrazo.

- Lo siento, es que no suelo salir mucho -dije.

- ¿Te quedaras a comer?

- Si no es una molestia, con mucho gusto -mire a Bogdan y él sonrió. Esa sonrisa que yo no había visto en mucho tiempo, esa sonrisa que hizo cuando me regresó las llaves, esa sonrisa cuando le dije lo de estar con alguien. Era raro, pero esa sonrisa la extrañaba. Salí de mi shock.

- Huele muy bien -dije.

- Estoy haciendo carne con verduras y papa al horno -por un momento pensé que mi estomago empezaría a sonar.

- ______ tiene hambre -me descubrió Bogdan y yo solo lo fulminé con la mirada.

- Un poco -mentí y Maya tomó mi mano.

- Querida... ¿podemos hablar? -preguntó haciéndome temblar, ¿Qué quería?

- Ah...claro -dudé. La seguí hasta la cocina y Bogdan venía detrás de nosotras.

- ¿Te llamé? -reí a la pregunta de Maya hacía Bogdan.

- Uy, ya no se puede saber de lo que hablan mi novia y su suegra -dijo.

- Bogdan, no soy tu novia -dije riendo.

- Pero lo serás -dijo muy convencido, lo miré confundida y salió.

- Okey, eso fue raro. ¿Qué pasa? -pregunté.

- Te quería hablar de Bogdan -susurró, allí venía todo el meollo del asunto.

- ¿Qué pasa con él? -pregunté mientras trataba de sonar serena.

- Sabes que es mi hijo y me importa más que a nada -tenía ese ligero tono amenazante- ¿alguna vez te has preguntado lo que sufrió cuando lo dejaste?

- Yo... -suspiré-. él me importa demasiado y créame que no hubo ni un minuto en el que no pensara en él, o en como se encontraba -dije siendo sincera.

- ¿Lo amas? -¿pero que clase de pregunta es esa? claro que si.

- ¿Lo dice enserio? él me ha hecho y me hace muy feliz -sonreí.

- ¿Entonces por qué no regresas con él? -preguntó, creo que me estaba asustando un poco, incluso mis respuestas.

Me puse nerviosa-. No es que no quiera, si no que...-me interrumpió.

- Sólo fue un beso y ni siquiera lo inició él -defendió a su hijo.

- Lo sé, pero el hecho de que haya pasado eso...me duele -dije.

A pesar de todo eres mi princesa || [Bogdan Gnatovich]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora