cuarenta y siete

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- Depende... -respondí-. ¿Tú qué clase de niña eres?

- Yo soy el diablo mismo -respondió y yo sonreí.

- A mí la única niña que me gusta eres tú ________ -susurré y ella puso su mano en mi mejilla.

- Mi estómago ruje -confesó y me acerqué al telefono del hotel y comencé a marcar el numero del restaurante.

- Buenas noches, ¿en que podemos ayudarle? -habló una chica.

- Mi novia tiene hambre señorita, ¿qué nos puede ofrecer? -pregunté.

- Ajam... entiendo, entiendo, si dos de eso, si también con lo... si con lo otro que pronunció primero -sonreí y _____ me miraba con una ceja levantada-. Gracias.

- No entendiste ni una sola palabra de lo que te dijo, ¿verdad? -dijo y yo reí nervioso.

- Nunca fui bueno en el frances, mi amigo traductor google me ayuda -confesé.

- Nos van a terminar trayendo carne de rata bañado con baba de cararol -dijo y soltamos una carcajada.

- Bueno, dijimos que conoceríamos Paris -respondí-. Conoceremos bien sus baños cuando terminemos de comer.

Ella entrecerró los ojos-. ¿Qué planeas Gnatovich? -preguntó.

Entrecerré los ojos y la miré fijamente-. ¿Yo? -pregunté-. ¿Qué hay en tu mente sucia Caulhoun?

- ¿Mi mente es la sucia? -preguntó impresionada.

- Así es.

- Pues la tuya no tiene mucho que decir eh... -reí.

- No leas mis pensamientos y estarás a salvo -dije y élla sonrió abrazándome mas a sí-. Vamos ________ -susurré-. ¿Quieres cenar comida o a mí?

- Serás el platillo fuerte -susurró y me besó.

Esas palabras me hicieron estremecer, ojalá fuera un poquito más clara.

Sonreí y la besé fieramente y la empujé un poco hacia la pared más cercana. La abracé más a mí y hundí mis manos entre su cabello. El gorrito comenzaba a caersele y ella puso sus manos en él-. Nadie te verá -susurré- solo yo.

- Aún así, quiero recordar este gorro para toda la vida -dijo y levanté la ceja.

- ¿Eso es un ''Gnatovich, hazme tuya mientras traigo este gorrito puesto''? -pregunté y ella soltó una risa nerviosa.

- No me hagas esas preguntas, me haces ver como la deseosa y como si yo corrompiera tu castidad -susurró mientras me acercaba más a su cara.

- No te aprovecharás de mí... a menos que tú quieras -susurré y la besé un tanto más tiernamente.

- ¿Yo aprovecharme de ti? dejeme recordarle señor, que usted es el que tiene experiencia -respondió.

- No tanta como parece -susurré y la hice caminar hacia atrás, hacia la cama de la habitación.

- ¿Pero si lo suficiente para saber lo que hace? -preguntó acercandose a mi.

- Lo suficiente como para darte la confianza de que no te lastimaré -susurré mirándola fijamente y besando su nariz, luego sus labios-. ¿Confías en mí?

- Si, estoy segura de que no lo harás -aseguró.

- Tú... ¿quieres convertirte en mi mujer? -pregunté y ella asintió-. Y ¿estás lista para esta nueva aventura princesa? -pregunté de nuevo.

- Estoy lista, sí tu lo estas -respondió.

Eso último que dijo, hizo que mi corazón se parara.

A pesar de todo eres mi princesa || [Bogdan Gnatovich]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora