cuarenta y seis

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- Traje el ajedrez -bromeó y solté una carcajada.

- Entonces será la noche más divertida que tengamos -murmuré.

- No tienes idea -dijo él mirándome fijamente y sonriendo.

- ¿Por qué eso me suena a tener la puerta cerrada y cobijarme hasta la cabeza? -pregunté.

- No existirán las cobijas en la habitación -susurró.

- Eso suena tentador sabes -dije caminando por el tunel que nos lleva al aeropuerto.

- Demasiado -me guiñó el ojo.

- Dios mio, aún no puedo creer que hayas hecho esto -dije al ver la hermosa vista de noche de Paris.

- Te dije que un día iba a cumplir alguno de tus sueños -susurró en mi oído.

- Gracias -susurré- pero sigo sin creer que mamá me haya dejado.

- No tienes idea de lo insistente que puede ser mi madre -explicó.

- Conociendote se que le dijiste cuando ya tenias los boletos -aseguré y el sonrió a medias.

- ¿Se te hace?

- Si -reí-. ¿Te puso alguna condición? -pregunté.

- Cero nietos por los próximos dos años -mencionó- por eso Mamá me dio una cajita bastante importante.

Al escuchar lo que dijo de Maya, no pude imaginarme otra cosa, lo miré y tape mi boca de asombro.

- ¿Qué? -preguntó.

- ¿Lo dices en serio? -pregunté intrigada.

- ¿Tú que crees? -preguntó sonrojado.

- Dime la verdad -pedí.

- Luego lo sabrás -respondió mientras el taxi nos llevaba al hotel.

- Hey, no puedes torturarme así -le reclamé.

- ¿Entonces esto es una tortura para ti? -preguntó.

- Sí -respondí muy segura.

- ¿Qué es una tortura? -preguntó- ¿Esperar a que lleguemos o no saber qué es lo que pasará allí dentro?

- Ambas -respondí.

- Si tu no quieres pues...-lo interrumpí.

- ¡No!, bueno quiero decir, tu sabes yo, no lo sé -le contesté un poco confundida. Quería que esto fuera especial.

Bogdan se acercó, pasó un brazo por mis hombros y me atrajo a sí, para recostar mi cara en su pecho-. No te preocupes, todo estará bien.

- Confio en ti -susurré.

- No lo haré si tu no quieres -pausó.
- Cuando estes lista para este paso, me lo dirás -dijo y lo miré tierna y le dí un beso en su mejilla. Olvidaba de aún seguimos siendo amigos, aunque estaba casi segura que este viaje no era sólo para cumplir mi sueño.

Llegamos al hotel, para mi sorpresa era uno de esos lujosos en los que fácil tendría que vender mi alma para pagarlo-. ¿Por qué siento que tu alma le pertenece al diablo? -pregunté y él rió.

- Por que así es -respondió.

Solté una risa, y fuimos a reservar una habitación, nos dieron la llave y fuimos hasta el piso 18 dónde se encontraba nuestro habitación.

- Uh, sólo una cama -dije entrando y dejando mi bolso en la mesa.

- Interesante, ¿verdad? -dijo él con media sonrisa mientras caminaba y abría las puertas de nuestro balcon-. ¿No es esto hermoso?

A pesar de todo eres mi princesa || [Bogdan Gnatovich]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora