Parte 8

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Megan se tumbó sobre la manta extendida sin perder la sonrisa. Edward se tumbó a su lado y ambos permanecieron admirando el cielo nublado.

El prado en el que se encontraban tenía una forma circular casi perfecta y estaba cubierto de flores silvestres. Edward estaba complacido de que a Megan le resultara fascinante ya que era uno de sus sitios favoritos. La había oído comparar el prado mentalmente con un pequeño paraíso, por la pacífica experiencia y la belleza del espacio en medio del bosque. Compartirlo con ella había sido una idea acertada.

De repente, la risa cálida de Megan lo obligó a voltear la cabeza hacia su izquierda.

―Ahora me doy cuenta de que has hecho una interpretación libre de lo que dije sobre que deseaba que me tomaras en brazos y me alejaras de todo. Hasta insististe en cargarme hasta aquí.

―A la vista de los demás, sigues en recuperación ―le recordó el vampiro.

Megan apartó la vista del cielo para mirarlo.

―Estoy en perfecto estado y lo sabes. Para ti siempre pareceré una frágil humana.

La joven esperó a que la contradijera, pero él se limitó a mirarla. Megan soltó un suspiro y volteó todo su cuerpo hacia el vampiro, recargando el peso de su cabeza sobre el codo.

―Edward, ya hemos retrasado el final de nuestra conversación bastante.

―Lo sé. La situación ha cambiado. Ya no se trata solamente de nosotros dos. Tendremos que considerar asuntos externos a nuestra relación.

―Bueno, sabes que a mí me interesaba específicamente un punto. Que haya despertado no ha hecho más que incrementar mi preocupación por tu decisión.

Edward estiró el brazo y le acarició la mejilla.

―Te amo.

"¿Lo suficiente para aceptar tu pasado? Soy humana y ahora tienes un millón de motivos que puedes usar como excusa para explicar por qué no podemos estar juntos. Que no te consideres bueno para mí es apenas la punta del iceberg. Temo que uses eso para alejarte de mí. Podría ser hoy, mañana o en algunos meses. "

―Te amo ―repitió el vampiro y apretó los dientes al fijarse en los ojos vidriosos de Megan―. Quiero estar contigo. Lo deseo de verdad. Te prometo que no usaré tu condición de humana como excusa, jamás.

―También te amo ―contestó Megan conmovida―. Lamento haberte presionado, pero tengo que asegurarme de proteger mi corazón. Si en algún momento tus sentimientos por mí cambian, necesito saberlo. Eso me ayudará a soportarlo. Nada de excusas.

―Tienes mi palabra, aunque estoy seguro de que no sucederá.

Megan inspiró por la nariz para contener sus lágrimas y se volvió a tumbar. Deseaba poder abrazar a Edward, con todas sus fuerzas, pero debía ser fuerte. Habían acordado que lo tomarían con calma. Las caricias suaves y la compañía mutua debían ser suficientes por el momento.

―Creo que me siento lista para conocer más del mundo que permanece oculto de los humanos. ¿Qué otras criaturas sobrenaturales existen?

―Por su cercanía geográfica, primero están los lobos de la reserva quileute.

―¿Lobos? Cuando me contaste del tratado dijiste que ellos accedieron a guardar el secreto a cambio de que ustedes no se alimentaran de humanos ni pisaran sus tierras. No había nada sobrenatural en eso.

―El antepasado del jefe de la tribu podía transformarse en lobo. Era de gran tamaño y tenía la fuerza para destrozar a uno de los nuestros.

―¿Era un hombre lobo?

El secreto de los Cullen || Edward CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora