Parte 9

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Megan bebió toda el agua de su vaso y lo dejó sobre la mesa en el centro de la sala.

―Alice llegó ―informó Edward y se alejó para abrirle.

La joven esperó sentada, siguiendo la indicación de Edward de no moverse de ahí. Parecía ser importante para el vampiro conocer su ubicación exacta para mantenerle protegida, al menos hasta que ese asunto se aclarara. Un par de minutos después, los dos hermanos Cullen ingresaron al vestíbulo.

―Hola, Megan, me alegra verte de nuevo ―saludó Alice.

―Hola. También me alegra ―contestó Megan tratando de sonreír.

―Oh, no hay nada de qué preocuparse ―anunció Alice y se sentó junto a ella―. Edward se puso en alerta porque no vi que uno de los nuestros pasaría por aquí.

―No lo entiendo. ¿Puedes controlar lo que ves?

―Si me concentro en algo en particular, suele funcionar. Normalmente puedo ver lo que está relacionado con la familia.

―Debió haberte incluido cuando nos hicimos pareja―soltó Edward.

Alice rodó los ojos.

―Ahora lo haré. Y Megan jamás estuvo en peligro.

―¿Entonces ya saben quién fue? ―preguntó la joven.

―Fue Laurent, uno de los tres nómadas con los que hablamos en Seattle ―contestó Edward.

―En este momento está en nuestra casa ―dijo Alice―. Vi que nos visitaría cuando tomó la decisión hace veinte minutos. Llamé a Carlisle para informarle y estaba de camino a la casa cuando Edward me llamó. No sabía que pasó por aquí antes de ir a la casa. Por lo que sé, está interesado en conocer más sobre nuestro estilo de vida. No he visto que fuera a causar problemas. Aun así, por precaución Rosalie y Emmett están recorriendo el bosque y Jasper está rodeando tu casa.

―Gracias.

―No podremos estar seguros de su intención ―indicó Edward.

Megan se puso de pie y tomó la mano de Edward.

―Deberías ir a tu casa. No te convencerás hasta que puedas escuchar lo que él piensa. Sé que estás preocupado. Creíste que se trataba de los Vulturis, ¿verdad?

―Por un segundo ―admitió el de pelo cobrizo.

Megan se volteó hacia Alice.

―Si no es mucho pedir, ¿podrías vigilar también las decisiones de los Vulturis? Edward me explicó que estamos rompiendo las leyes y estará más tranquilo si cubrimos todos los flancos.

―Será sencillo ―aseguró Alice.

―Gracias.

Alice se puso en pie de un salto y le dio un abrazo.

―No te preocupes por nada. Tienes el apoyo de toda la familia.

Megan le correspondió el abrazo. Le agradaba la energía de Alice.

―Puedes ir, Edward ―dijo Alice―. Yo me quedaré con Megan hasta que regreses. Seguro querrás darle un beso de buenas noches después la mañana tan agitada de hoy.

Edward sonrió y besó a Megan antes de salir. Cuando él cerró la puerta, las dos se ubicaron de vuelta en el sofá.

―Por casualidad, ¿tú viste lo de las duchas? ―preguntó Megan.

Alice sonrió.

―Tuve que salir más temprano que Edward esta mañana para que no se enterara.

El secreto de los Cullen || Edward CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora