Pogo. [🎈]

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cantidad violenta de texto.
!! TW; abuso físico.

"En los últimos cinco días Pogo salía de vez en cuando para cuidar de Horacio."

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- ¡PARAD!

Los moretones estaban en la mayor parte del cuerpo, como si su piel fuera un bello lienzo con distintos colores que expresaban una sensación vacia por sus frios colores, los temblores que tenía solo le daba una imagen más vulnerable y el echo de que tratase de taparse con sus brazos ya lastimados era peor.
Golpe tras golpe, el frío metal del bate chocando sin piedad contra un cuerpo ya frágil sin importar donde le hacía más daño, frios ojos azules miraban como se retorcía o quedaba quieto, siempre entumecido por el dolor siendo capaz de hablar con una voz temblorosa y rota.

- ¡PARA PAPÁ! ¡POR FAVOR YA NO!

Y, sin darse cuenta, Gustabo lo estaba llevando de la mano a Horacio recordará tiempos más oscuros de su ya cagada infancia que le había prometido llevarlo lejos, golpes fríos nublados por sentimientos que salen en ese momento, justo como su padre biológico solía hacerle. Ahora no tenía a alguien que lo sacará de ese estado mental que iba deteriorado, nadie que le haga sentir mejor con dulces palabras pues habían insultos de por medio en sus palizas, tan crudos que perdió las esperanzas de alguna vez salir y ver la luz del sol.
Ya ni siquiera recordaba quien eran los hombres debajo de esa máscara ¿Porqué le estaban haciendo eso? ¿Quiénes eran? Tenía tantas preguntas, pero apenas podía hablar y solo soltaba gritos desesperados cuando el dolor era punzante o esta apunto del colapso.


- Por... Por favor... - tembló al ver el brillo del bate por luz, se estaba levantando. - Ya...

Soltó un grito que ponían los pelos de punta a cualquiera, Nadando retrocedió unos pasos al verlo de ese modo pero volvió a su posición apretando sus labios, mirando a Gustabo, quien puso el bate en su hombro y miró al contrario.

- Creo que le partí la pierna.

Su voz era tan tranquila, como si no hubiera pasado absolutamente nada, como si Horacio no estuviera tirado en el suelo llorando del dolor porque el golpe que le había dado le partió una pierna, sus ojos eran frios y sin emociones de por medio. Aunque su labio inferior estaba temblando debajo de la máscara.

Luego de ver que no se movía, se retiraron del lugar, sin notar que Horacio vio como el pequeño hilo de luz que se asomaba entre las puertas desapareció antes sus ojos, dejándolo solo y así poder llorar tranquilo.

Gustabo se quedo afuera, apoyado en la puerta, sintiendo náuseas subirle por su garganta sintiendo mucha culpa por hacerle esto a quien cuido de todos esos golpes, pero se sacudió todo al pensar que era eso o verlo muerto. Ignoró la sensación pesada que tenía en su pecho y el repentino dolor de cabeza que le estaba dando caminando detrás de Nadando, apretando involuntariamente sus manos hasta dejar sus nudillos blancos.

No quería eso para Horacio, deseabas con todas sus fuerzas poder consolarlo y decirle que esto no iba en serio, pero no podía.
Pogo no quería eso para Horacio.

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El dolor que sentía por todas partes le hacía sentirse más desorientado aún, sabía que tenía una brecha abierta por alguna parte pues sentía mojado debajo suyo pero no podía sentir nada más que el frío del suelo que le daban un pequeño alivió y las lágrimas que pasaban con rapidez por su cara. Sentía escalofríos por todas partes, cada vez que se movía o temblaba le dolia todo, sobre todo la pierna, así que trataba de contenerse lo mejor posible y quedarse quieto en su lugar.

Todo ardía, dolia, quería que lo mataran de una vez, terminarán con el juego que esto acabé, pero el miedo de no saber como lo matarían iba contra sus deseos y se aferraba desesperadamente que si no trataba nada eventualmente lo iban a dejar ir de una forma u otra. Levantó sus hombros un poco, poniendo las temblorosas manos al frente de su rostro para ocultarse de todo lo malo y la oscuridad.

Hasta que escucho el horrible sonido de la oxidada puerta, no había ningún brillo o luz colandose así que supo que era de noche, pero ¿Qué hacían alli? ¿También le iba a golpear en la noche? Sus piernas reaccionaron por si solas sin importar el punzante dolor taparon su torso por temor de que lo patearan allí otra vez, se encogió lo más que pudo, haciéndose bolita y cerrando sus ojos con fuerza al escuchar pasos que lo ponían cada vez más tensos cuando se acercaban.
¿Era uno solo? No escuchaba los otros de fondo ni una conversación, solo sentía la presencia al frente suya, eso le hacía temblar y temer por lo peor ¿Donde esta Gustabo? Abrió sus ojos lentamente, viendo unos zapatos coloridos al frente suyo y, en vez de estar enfocado en ello, estaba confundido en lo que acababa de pensar ¿Quien es Gustabo?

- Hey~

Horacio jadeo, cerrando sus ojos y ocultando su rostro lo mejor que podía, temblando de vez en cuando pues había una fría brisa entrando por la puerya abierta.

- No no, no hagas eso con Pogo, que Pogo no te hará nada.

- Po... ¿Pogo?

Había algo mal, algo que estaba perdido en ambos.

Pogo estaba teniendo un pequeño odio interno a Gustabo, tragando un gruñido que iba a salir por el enojó, pero solo sonrió con dulzura al ver esos ojitos esmeralda que tanto había extrañado y acerco su mano con cautela al rostro magullado del menor.
Horacio tenía un mal presentimiento de todo, no podía reconocerlo por el maquillaje pero su tono de voz se le hacía horriblemente familiar, era como si algo de si mismo le estuviera gritando que escapara cuando supo como se llamaba pero no podía moverse tanto y solo podía encogerse con angustia cuando vio que acercaba su mano.

- N-No me hagas nada... Por...

Se quedó callado cuando un áspero pulgar acariciaba con cuidado su descuidada piel, trazaba con cariño su ceja y, cuando se topaba moretones, trataba de evitarlos o con cautela los tocaba, apartando un poco la mano cuando siseaba de dolor. Un trato familiar, uno que le hacía sentir a salvo y casi de inmediato sus músculos dejaron de estar tan tensos.

La sonrisa que decoraba el rostro de Pogo fue creciendo un poco más cuando notó esto, sentándose al frente de él sin hacer mucho ruido y bajando su mano para identificar donde estaba muy grave. Con la nula luz que había podía ver unos moretones que se iban tornando amarillos, otros más recientes, pero el que le hizo levantar las cejas fue el de sus piernas y se levantó despacio por no querer alertar al contrario.
Pero lo que le hizo detenerse fue una mano temblorosa, tersa y fría sobre la suya.
Miró esos ojos suplicantes, tenía una expresión relajada, sus mejillas que estaban pálidas tenían un pequeño color rojo que daba vibras calidas en esas cuatro paredes que lo retenía y se veía que trataba de cesar sus temblores involuntarios. Inclinó su cabeza con curiosidad, volviendo a sentarse para acariciar la mano del menor con la suya y dar un pequeño beso en los nudillos llenos de cicatrices.

- N-No te vayas...

Su pequeño hilo de voz hizo eco.

Pogo sonrió para calmarlo, inclinándose hasta quedar cara a cara con este y dejo un pequeño beso en la frente.

- Pogo te cuidará, Pogo no dejara que sea tu final.

Un tono protector que normalmente nunca usaba salió de su voz, tratando de consolar a quien no entendía casi nada pero abrazaba el sentimiento calido en su pecho desesperadamente, unas pequeñas lágrimas se asomaron por la felicidad de al fin sentirse a salvo con alguien.
Las manos ásperas de Pogo acunaron el rostro de Horacio, dándole mimos con caricias, besos y cosquillas que daba con su nariz.

Pogo cuidó de Horacio esa noche curando sus moretones y heridas lo mejor que pudo, tratando de que el mejoramiento no sea tan evidente.

Lamentable, la continua tortura de Horacio hizo que olvidara todo otra vez.

Pero en los 3 días que sobraban, Pogo cuidaba de que Horacio no muriera.

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Amor para Horacio. | lil historiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora