No crees tu propia tormenta.

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Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!
Mateo 14:28-30.

Ciertamente había una tormenta exterior, los vientos eran contrarios y las olas azotaban la barca, pero Jesús había llegado al rescate, demostrando que aun en medio de la tormenta él podía caminar por encima de los problemas.

Si es cierto que, las tormentas vienen a nuestras vidas para formarnos y hacernos más fuertes, pero debemos saber que también hay tormentas que nosotros mismos creamos.

Vemos en la biblia, que Jesús le había dado una orden a Pedro, él le dijo que fuese hasta él sobre el mar, pero el miedo, la distracción y la voluntad de Pedro, le habían quitado el enfoque a lo que Jesús había dicho.

En algunas ocasiones nosotros mismos nos encontramos en esta situación. Pues, ya Dios a ordenado todo en nuestra vida, nos a hablado una y otra vez, nos muestra su propósito para nosotros, pero por alguna razón quitamos nuestra mirada de él y comenzamos a silenciar su voz, para seguir nuestra voluntad.
Es aquí donde nos convertimos en los creadores de nuestras propias tormentas, que aun cuando el mundo exterior este en calma, nuestro mundo interno se va haciendo pedazos.

Debemos entender que la única manera, de volver a la calma, es tomar la actitud de Pedro. Nuestro deber es reconocer nuestras fallas, volver nuestra mirada al Señor, y callar al mundo externo para comenzar a oír la voz de Dios.

Es fácil crear tormentas, aun cuando no queramos hacerlas. Pero aunque volver a la calma parezca un poco complicado, es aún mas fácil. Solo basta reconocer y entonces Jesús extenderá su mano y una vez mas te hará caminar por encima de las circunstancias.

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