Aparta tus miedos.

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Estaba hablando aún, cuando vino uno de casa del principal de la sinagoga a decirle: Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro.
Lucas 8:49.

Mas de una vez hemos estado en esta posición, donde tu intensión es la de colocar tus problemas, miedos o aflicciones en las manos de Dios, pero cuando estamos a punto de entregárselos viene algo o alguien para querer acabar con nuestra fe.

Si leemos en algunos versículos anteriores, podremos ver como Jairo se había postrado a los pies de Jesús rogándole que entrara a su casa y sanara a su hija, su única hija. Pero en ese momento, llego una mujer que llevaba doce años enferma, esta mujer tenia la misma edad que su hija que moría en casa, mientras su hija moría, el estaba presenciando la sanidad en otra persona.

Quizás estamos esperando que nuestro milagro llegue, que nuestros sueños se cumplan y que nuestros miedos se alejen, pero en lugar de ello, nada pasa, solo que nos convertimos en los espectadores de lo que nosotros tanto queremos.

El problema de estar en el lado del espectador es que las aflicciones del mundo te pueden terminar afectando, que puede llegar alguien para derrumbar tus sueños y al igual que a Jairo decirte que pierdes tu tiempo con el maestro porque tus sueños ya murieron.

Pero hay algo que debemos entender, y es que Dios nunca nos ignora, mientras nosotros vemos como él va sanando a otros él esta viendo como restaurar nuestra vida, mientras otros te dicen que pierdes el tiempo, él dice que vas ganando, y aunque otros quieren matar tu fe, él estará buscando motivos para aumentarla.

Debemos apartar nuestros miedos, debemos callar la voz de quienes nos quieren hacer dudar de aquel en quién estamos creyendo, y dejar de que sea Dios quien haga frente por nosotros y pelee nuestras batallas, porque él como siempre nos mostrará su perfecto amor y hará que nuestros sueños cobren vida.

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