XIX

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Todos le rogaban a Sherlock detenerse, menos Gabriel, su cómplice y Adam que ya no podía hablar, estaba aterrado y sus poderes habían desaparecido de manera definitiva, sintió como su padre los arrancaba desde sus entrañas cuando sus manos tomaron en un falso intento de aplastar su cráneo, falso porque sabía que no lo haría aún, primero lo lastimaría y humillaría frente a la corte demoníaca, pero eso no evitaba que el dolor físico y todo lo que creía conocer de si mismo se esfumara. Había sentido que le habían arrancado el corazón y lo habían estrujado tanto que no podía bombear sangre suficiente para calentar su cuerpo, por eso estaba pálido y su piel resentía con mayor velocidad el rompimiento de los vasos sanguíneos, tejidos, huesos e incluso algún órgano. No imaginaba que tal grado de dolor existiera. 

- Sherlock, por favor detente. - John repetía como enloquecido, como si aquello fuera a servir de algo, ahora que sabía que su amigo era en realidad alguien o algo más que no podía controlar como podía en ocasiones hacer con Sherlock Holmes.

- Sabes, Adam, quizás sufras el mismo destino que tu amigo. Intenté ser un buen padre, te di un perro, lo que tanto pedías. Pero no lo merecías, así que tuve que deshacerme de él. 

Adam seguía sin reaccionar, solo quería que acabara ya con él. Ya no tenía razones para luchar, sabía que él había ganado. 

Un nuevo rayo partió el cielo. Uno que no era producto de Satán, ni de Sherlock ni de la naturaleza que se deprimía a causa del castigo no merecido a alguien que la había salvado algún tiempo atrás. Impactó el pecho del señor del infierno y lo hizo caer. Y aunque Adam se encontró liberado del agarre de su progenitor, solo se quedó sobre el suelo del bosque mirando hacía el cielo y esperando que un nuevo rayo impactara sobre su cabeza. 

La situación siendo tan inesperada, dejo en el resto un sensación de expectación y un silencio que era inquebrantable, o al menos eso creían, porque el timbre de un celular lo rompió. 

Aziraphale no sabía que Gabriel tuviera uno de esos aparatos de los humanos, que él mismo siendo casi un nativo no había conseguido aun. Todos lo miraron expectantes ante el teléfono presumiblemente en su bolsillo izquierdo que no dejaba de sonar y que el arcángel parecía no prestar atención, se habría salido con la suya de no haber caído otro rayo a sus pies. El arcángel contuvo la respiración un momento y finalmente sacó el aparato de un modelo no disponible todavía en la Tierra y lo observó, vibraba y el tono parecía empezar una y otra vez. Eran numerosos mensajes llegando. Más de los que su celular o aparato similar al que los humanos podía manejar.

Hace una hora

¡Gabriel!

¡Gabriel, Gabriel!

¡Gabriel arcángel, mensajero del señor y líder de los ángeles!

¡Te vigilo!

Hace 30 minutos

Que bien que ayudes a John <3 por un momento creí otra cosa, me disculpo.

Te recompensaré con un nuevo título.

Hace 15 minutos

¡¿Pero qué crees que haces?! ¿No que ibas a ayudar?

Siempre supe que eras chismoso, por eso te puse de mensajero, pero no creí que llegaras a tanto. ¿Aliarte con Luzbel? 

Has caído bajo, pero yo haré que caigas más bajo.

¡Gabriel! ¿Te atreves a ignorarme? ¿A  mi que soy tu madre?

Sigue con eso y tendrás graves problemas.

No estoy jugando.

Si no vuelves aquí a la de 3...

1...

2...

3...

Satán también está advertido. No les conviene a ninguno de los dos.

Hace 10 minutos

¡Deja en paz al pobre de Aziraphale!

¡Voy a expulsarte y esta vez va en serio! No pienso perdonarte otro enredo con alguien del infierno...

¡GABRIEL ERNESTO! 

Hace 5 minutos

Vuelve ahora mismo y quizás tengas remedio...

Hace 2 minutos

No me hagas hacer algo que internamente quiero pero digo que no, sabes que soy algo rencorosa. Tu castigo será peor que Sodoma y Gomorra, peor que el diluvio y peor que 2020.

AHORA

No me hagas bajar, Gabriel. Sabes que eso nunca termina bien, y te prometo que si bajo te irá peor. 

El próximo rayo caerá en tus posaderas, desgraciado.


Gabriel tomó aire, mientras Aziraphale espiaba sobre su hombro los mensajes de la conversación, no sabía bien como reaccionar. El arcángel retiró el metal de las manos de Aziraphale y este dejo de sudar frío por el dolor que de pronto desaparecía, pasó sus manos sobre sus propias muñecas y las quemaduras provocadas por el hierro. 

- ¿Estás bien, John?- el ángel corrió a auxiliar al hombre atrapado por el árbol y arañado por sus ramas, como pudo lo liberó al fin de su prisión. El hombre solo pudo asentir porque todo lo que pasaba era demasiado repentino y extraño, creía que había perdido de nuevo la razón.- Ve a casa, querido. Tu hija te espera ahí. 

El ángel se inclinó sobre Adam, su respiración era casi imperceptible. 

- Soy médico- exclamó John después de cerciorarse de que Sherlock o lo que sea que fuera estaba con vida y solamente desmayado.

- Y yo un ángel- pasó la mano sobre Adam y lo hizo dormir.- Llévalo contigo, cierra la puerta y haz la señal de la cruz en ella y en las ventanas.

Sabía que no funcionaría pero debía intentar, además de que él no podría moverse de ahí hasta saber que pasaría con Crowley. A regañadientes John tomó a Adam y volvieron al hotel, haría todo lo que pudiera para mantenerlo a salvo, mirando a Sherlock, a Gabriel y Aziraphale mientras se marchaban. 

No había señal. Voy para allá. 

- Volveré aquí, ángel traidor- intentó sonar seguro de sí mismo, pero en su lugar solo salió un murmuro aterrorizado, estaba consiente de que lo había arruinado todo. 

Aziraphale se quedó contemplando a Sherlock, tendido sobre el suelo húmedo, ahora que lo observaba así de pacífico, tenía razón, había visto ese rostro, mucho antes de la existencia del hombre y de cualquier otra cosa, seis mil años atrás, quizás un poco más,  en el jardín, solía ser el ángel más inteligente entre ellos con sus rizos dorados, sus pómulos filosos y sonrojados, su sonrisa ángelical, sus ojos como el cielo... y ahora, parecía simplemente, un mortal, como cualquier otro, lanzado a su desdichada suerte, luchando por sobrevivir en un mundo cruel y a veces, rindiéndose en el intento. Aún la duda de cómo había llegado a ser un humano lo intrigaba, pero no era su mayor preocupación al momento. 

- Voy a sacarte de ahí, Crowley. Te lo prometo. 

Aziraphale casi nunca rompía sus promesas. 







Notas:

- Al parecer el siguiente capítulo será el descenlace (¡al fin!) de esta historia. Diganme que les pareció. 

- A quienes leyeron mi fictober de Good Omens del año pasado y les agradó *música de tambores* ya se viene el de este año, y estaré participando por si quieren ir leerlo, e incluso unirse al reto (pronto publicaré la portada y la introducción)

- Estoy escribiendo un AU mexicano de Good Omens, llamado "La leyenda del charro Negro" por si quieren leerlo, será corto, está en mi perfil.

Gracias por leer.  


Deducciones Y PresagiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora