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- Adam Young. Adam Young -
Sherlock acababa de despertar, era muy temprano en la mañana, algo como las seis o incluso antes y en su cabeza resonaba una voz desconocida que susurraba en intervalos ese nombre que no sabía a quien correspondía. Los murmullos en los que llamaba a ese ser sin forma definida todavía en sus pensamientos, parecían proferidos por un enfermo mental cuya locura está a punto de terminar consigo mismo, pero en realidad era solo que la droga comenzaba a perder su efecto y en cambio dejaba a la resaca como sucesor. - ¿Dónde, dónde?

Sherlock pensaba que ese nombre había surgido de algún artículo, alguna noticia que habría leído, un caso complejo, pero por más que buscó, no pudo encontrar nada en su búsqueda ni en internet ni en los archivos secretos de Mycroft. Se quejó audiblemente,  lleno de frustración, hasta que recordó que un ser también desconocido (seguramente alguien que habría visto una sola vez y ahora su cerebro convertía en un ente de importancia) se lo había dicho.

-

- ¿Sherlock? - la voz al otro lado de la línea sonaba preocupada por una llamada a esa hora, aunque tal vez debería haberse acostumbrado a las malas costumbres y extravagancias del hombre, simplemente no podía evitarlo. - ¿está todo bien?
- Ah, si, perfectamente.
- ¿Y bien?- John apresuró a contestar cuando creyó que el silencio de Sherlock se había prolongado más de lo normal.
- Es acerca de nuestra visita de hoy. Tendré que posponerla para mañana, o quizás hasta dos días más.
- Bien- el médico respondió al fin, después de unos segundos- ¿hay algo en qu..-
- No, John, no iré yo solo, tengo razones para posponer la visita y no, no puedes ayudarme en esto hasta que tenga más información y tampoco debes preocuparte. Buen día. - y el detective colgó, dejando a John un poco molesto.

Generalmente era un pretexto, pero esta vez era una de esas contadas ocasiones en que necesitaba de la droga para esclarecer el misterio que tenía entre manos.

-

- Necesitamos hablar- dijo Sherlock una vez que estuvo en su palacio mental, buscaba la figura que había visto la noche anterior.
- Creí que eras muy inteligente y recordarías todo- el tono lleno de sarcasmo provino desde detrás de su hombro.

Sherlock no volteó y se limitó a seguir hablando.
- ¿Por qué debo buscar a este Adam Young? - fue la respuesta del detective.

- Porque es el anticristo, la única fuerza con poder suficiente de nuestro lado que podría sacarnos al ángel y a mí de estos aprietos- pensó y supo que sería una terrible idea, conociendo a Sherlock, quien nunca se dejaría guiar por algo que no fuera la lógica. ¿Pero que otra explicación quedaba?

- Lo necesitas- dijo- es lo único que debería importar.

Sherlock rodó los ojos.
- Como sospeché es solo un nombre trivial, todo esto es inútil. - Y se levantó dispuesto a dejar la sala. 

- Espera- le detuvo el demonio, cayendo en su juego- él es el devorador de mundos, príncipe de las tinieblas, es el anticristo.

Sherlock al fin dio la vuelta para verlo: una figura de cabellos rojos, vestida completamente de negro -vaya que cliché- y ojos de serpiente y no pudo evitar reír. Su propio demonio personal ahora hablaba de anticristos. Patético. Aunque muy en el fondo, Sherlock comenzaba a preguntarse si se estaba excediendo en su consumo de drogas.
- No deberías burlarte - el demonio resopló, sabía que le reacción del detective era natural conocido su temperamento, pero era un asunto tan serio, y le frustraba que lo tomara como un juego. ¿Aunque de que otra manera podría tomarse?

- Escúchame, deberías encontrar a alguien más que busque a este anticristo tuyo porque yo no lo haré. No seré parte de tus patrañas y supersticiones. No existe tal cosa. Y para eso me tomé tantas molestias. - rodó los ojos, debía esperar a que el efecto de la droga pasara para volver a su gris realidad.
- ¡No lo entiendes! ¿Qué hay de John Watson? Dijiste que lo harías por él.
- Creí que era algo... Real.
Crowley estaba al borde de la desesperación, que Sherlock encontrara a Adam era la única opción que les quedaba para salir de ahí sin que hubiera repercusiones para ninguno de los dos.

- Vamos, si por algo lo recuerdas es porque es importante, ¿no? Siempre estás diciendo que solo recuerdas cosas relevantes, de lo contrario tu cerebro lo elimina.
- Es hora de eliminarlo entonces- Sherlock concordó.

- Hace doce años- Crowley dijo otra vez después de unos minutos en silencio, en los que Sherlock había apoyado ambos brazos sobre su sillón, dándole la espalda a la única fuente de luz del lugar, amanecería por completo muy pronto y su tiempo se agotaba- nacieron dos niños en un hospital, la misma noche, a la
misma hora, uno de los niños fue reemplazado por otro del cual no se sabe su origen, y otro de los niños originales está desaparecido. ¿Puedes explicar por qué? 

- Pudieron haber sido diversos factores- Sherlock explicó pero el caso comenzaba a llamar la atención.

- Explicalo entonces- continuó el demonio- ¿de dónde salió ese niño?¿ dónde está el otro?¿por qué alguien se tomaría la molestia de introducir a un tercer niño?
- Quizás para perjudicar a un mandatario o para darle una "vida mejor" a ese niño.

Crowley recordó que Adam debió crecer en el seno de la familia Dowling, que en realidad era un mandatario y una vez más se sorprendió por la agudeza intelectual del pelinegro.
- El niño introducido creció en una familia común y corriente de un pueblo de Inglaterra.
- Quizás solo para deshacerse de ese niño.
- No, no es así. Averigualo, Sherlock. Y si lo haces, no volveré a molestarte nunca.

Sherlock vaciló unos segundos, se levantó y tomó su abrigo.
- Bien.

***
Sherlock pasó la mañana buscando información y cuando supo que no encontraría más que un nombre en la base de datos del sistema público de primarias de Inglaterra, señalando a un Adam Young de 12 años, que lo guiaría a un directorio telefónico de un tal Sr. Young en Tadfield (cuya lada irónicamente era 666), decidió que era momento de seguir con otro paso.

- ¡John! No, no. Me preguntaba si estarías ocupado mañana... Si, se lo que dije antes... Es un caso o algo así... Iremos a un pueblo de Londres, nada peligroso... Si, puedes llevar a Rosie... ¿Qué como se llama? Tadfield.



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Nota
Chicos, lamento mi larga ausencia pero aquí está el capítulo.
Quería pedirles paciencia. Sé que suelo decir que tal vez para determinado día estara el capítulo o algo, y de verdad a veces lo intento pero luego la inspiración o cosas de la vida real complican las cosas de pronto a pesar de que ya tenía otros planes, no lo hago con el propósito de mentirles o burlarme. Bueno, gracias por leer. Los quiero. Saludos y gracias por entender.

Deducciones Y PresagiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora