"uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve..." contaba en susurros, acompañando el conteo con sus dedo índice "... quince, dieciséis, diecisiete..."
"¿de verdad vas a contar todas?" cuestionó él en voz baja
"mhm, dieciocho, diecinueve..." Valentín atrapó el dedo de ella con su mano
"no me gustan mis pecas" Ariel arrugó su nariz y lo ignoró, siguiendo la cuenta con su otra mano, la cual si estaba libre
"veinte, veintidós, veinticuatro, veintiséis" el joven comenzó a reírse, ganandose una mala mirada por parte de ella
"¿sabés contar vos?" preguntó en tono burlón
"estoy contando tus lunares, que valen por dos, gil" agarró su otra mano, dejándola sin movimiento alguno, y comenzó a dejarle pequeños besos sobre cada yema
"estas helada, sirenita" murmuró llevando las manos de ella hacia la cara para tratar de transmitirle el calor de su cuerpo
"porque no quisiste acostarte conmigo"
"tengo la ropa sucia, Ari" la recién nombrada levantó sus hombros restándole importancia
"un frío" exageró temblando
Valentín rió ante el falso actin de Ariel y la tapó bien con las sábanas y frazada
"que caprichosa que sos" interfirió Cristina
"callate, vos porque estas más sola que cero a la izquierda" le respondió volteandose para verla
"por eso mismo, agradecé que tenes a alguien que te cuida... y que te ama porque esa cara de boludo la vengo viendo desde que pisaron este hospital" Valentín tapó su cara con las manos de ella
con el tiempo se había dado cuenta de que Cristina tiraba esos comentarios únicamente para molestar y divertirse, pero eso no quitaba el llenarse de vergüenza por la culpa de estos
"envidiosa" Cristina rió para luego sacarle el dedo del medio
Ariel volvió a su posición inicial ocasionando que su capucha se moviese y cayera de la cabeza
Valentín enseguida se la puso y sonrió acariciando su mejilla
"no te gusta" habló segura de sus palabras
"¿qué cosa?" Ariel suspiró alejándose
"que esté así, no te gusta" señaló su cabeza, la cual estaba cubierta por la tela de el buzo de él
"estas delirando me parece"
"pasas acomodandome la capucha, se me cae, la pones enseguida, antes me hacías mimos en el pelo y ahora solamente me haces mimos en la cara o en los brazos" explicó, llevó sus piernas hasta su pecho y las abrazó con fuerza
se sentía tan mal consigo misma, tan fea, débil, triste, un cuerpo sin vida. Sus ojeras marcaban presencia en su cara y la falta de su pelo era más dura de sobrellevar
"Ariel" murmuró extendiendo su mano, largó un quejido al ver como ella se alejaba para no ser tocada por él
"sé que tengo razón" ladeo su cabeza y cerró los ojos. Sabía que Cristina estaba escuchando todo, pero en ese momento no le interesó
y es que hace ya algunos meses que todo dejó de importarle
"no tenés razón" el sonido de la puerta lo interrumpió
"Cristina, a pesarte" la nombrada se dirigió hasta la doctora y miró por última vez a los dos jóvenes
"si subo dos kilos, me corto el pelo por vos" Ariel sonrió y negó con la cabeza