capítulo catorce.

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cuando pasamos por momentos complicados, creemos que no nos puede pasar cosas peores que las anteriores

creemos que tenemos la suficiente experiencia y valentía para afrontar próximas situaciones... pero nadie está preparado para nada, absolutamente para nada

Valentín pasó por mucho y cuando creyó que ya nada podía superar los abusos de Nacho, Ariel llegó para cambiar su opinión

y es verdad, no hay que comparar los problemas que a uno le suceden, cada uno tiene su nivel de gravedad, no todos son iguales, no todos suceden en el mismo momento y algunos nos afectan más o menos en otros aspectos de nuestra vida, cuerpo o mente

pero a pesar de eso que muchos dicen, Valentín podía jurar que aquello que le estaba sucediendo era mucho peor que todo lo que tuvo que vivir -o que está viviendo-

"Valen, andá a tu casa, te ves muy cansado" Ursula se sentó al lado de él poniendo una mano en su hombro

"estoy bien, no te preocupes" dijo en un murmullo

no estaba bien, no estaba para nada bien

"esto parece que va a demorar, yo me quedo, vos andá a dormir que mañana tenes colegio" empezó a negar con los ojos cerrados. No quería volver a pisar ese edificio, pareciera que sólo pasaran desgracias ahí adentro, cosas negativas que no lo ayudaban en lo más mínimo

"me quedo Ursula, por favor no insistas" la mamá de Ariel sonrió levemente, muy en el fondo le hacía bien saber que su hija era importante en la vida de él

"bien, si precisas algo estoy afuera necesito tomar aire, avisame si sale el médico ¿si?" Valentín asintió sin verla, no quería maneter contacto visual con nadie

él quería estar sumido en su mundo, nunca fue muy demostrativo, con respecto a sus pensamientos o sentimientos, de alguna manera quería buscar consuelo en él mismo, no quería ser consolado por nadie, no quería trasmitirle lástima a nadie, lo único que quería era estar solo

tanto blanco en el ambiente le hacía doler los ojos, todo tan brillante y aparentemente reluciente, todo tan perfecto... ¿por qué tenía que ser así? un lugar que lucía perfecto, aquel en donde decenas de personas están atrevasando las peores enfermedades del mundo, atendiendose por una simple caída o accidente, siendo canal de nuevas vidas o incluso perdiendo la misma

Valentín no sabía nada, no sabía en qué lugar se encontraba Ariel, él no sabía qué persona podría ser, si alguien que ingresaba al hospital para irse al rato o ingresar para quedarse

se rascaba la cabeza con tanta intensidad a tal punto de quedarse con algún que otro pelo en sus manos

un perfume familiar le hizo saber que ya no estaba solo en aquella sala de espera

"te traje unos sanguchitos y no acepto un no como respuesta"

"no tengo hambre Tadeo" respondió, sus ojos estaban entretenidos en las baldosas del piso, seguía cada línea hasta chocar con una pared

"te dije que no acepto un no, come conmigo dale, sabés que no me gusta comer solo" a duras penas tomó uno y lo comió

Tadeo sabía de sobra que Valentín no tenía ganas de hablar, o más bien no tenía fuerzas para hacerlo, y es que el tampoco. Todo pasó tan rápido, ver como Ariel caía al piso en los brazos de su mejor amigo, ver llegar a la ambulancia y ya, no le daban las respuestas necesarias a todas las preguntas que ambos tenían

"Valen" la mano de Tadeo busco el brazo de Valentín para golpearlo suavemente, éste miró hacia el frente y se levantó de inmediato cuando vio al médico que los había recibido

pulguitas ; wosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora