"Tomá." Ariel negó alejándose.
"No, gracias."
"Dale, agarralo." insistió.
Levantó su vista y la volvió a bajar negando.
"Así estoy bien." aseguró.
"¿Por qué no querés?" preguntó confundido.
Valentín miró hacia el frente y vio cómo unos niños se reían mientras los miraban a ellos dos.
"Me da vergüenza agarrarlo." murmuró.
"¿Por qué?" volvió a preguntar.
"Ellos se burlan de mi, porque no tengo comida." explicó.
Valentín se agachó a su altura y dejó el paquete de galletitas en sus manos.
"Agarralas y si querés yo me voy para que no te de vergüenza." susurró.
Le dejó un beso en la mejilla y corrió hasta alguna parte del patio de la escuela.
De este modo si se alejaba ahí, Ariel iba a poder comer tranquila sin sentir vergüenza por comer al lado de él comida que era suya.
En estas semanas que pasaron, Gabriel, el papá de Ariel, entró a trabajar en la casa de los Oliva. De a poco las cosas estaban yendo para mejor, la inspectora pasó por la casa de los Franco y dio la aprobación de estar en un ambiente en condiciones.
Aunque en unos dos meses iban a volver a visitarlos.
"La bella durmiente se pudo despertar gracias al beso que le dio el príncipe. Ambos se casaron y vivieron felices para siempre. Y colorín, colorado, éste cuento se ha terminado." finalizó la maestra cerrando el libro.
"Pero eso está mal" habló confundida.
"¿Por qué?" preguntó interesada Silvia.
"Está mal darle besos a personas que no conoces, la bella estaba durmiendo." explicó.
"Es un cuento Ari, no importa eso." le dijo Valentín a su lado.
"Bueno, es una muy buena reflexión Ariel, pueden hablar sobre ello entre ustedes."
"A mi si una persona me da un beso cuando esté dormida le voy a decir que está mal."
"Bueno no importa, traje algunos juguetes." agarró su mochila y empezó a sacarlos.
"¿Qué es esto?" preguntó agarrando uno.
"Un oso creo." contestó dudando.
"Ah es un canguro, los animales que tienen una bolsita en su cuerpo donde guardan a sus bebés."
(...)
"Lo haremos como un gran... ¡equipo!" tararearon la canción ambos sentados en el living.
"Lo haremos como un gran... ¡equipo!" repitieron.
"Hola." Ariel saludó tímida con la mano al chico que estaba al lado de las escaleras.