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Ambos niños tenían los platos frente a ellos vacíos. JiMin había acabado más rápido de lo que el pálido pensó, ver las ganas con las que ese niño comía la pasta le removió el estómago, causando que su apetito se pronunciara, así que no tardó mucho en acabar al igual que él.

—Veo que tenían hambre -habló la madre de YoonGi.

Ambos niños la miraron a los ojos sin hablar, tratando de comunicarle lo que pensaban con sus ojos.

—JiMin, la señora Min te está hablando. -habló su madre dándole a entender que por lo menos agradeciera por la comida.

— Amm... estaba muy rico señora Min, gracias.- habló con su mirada gacha.

—Pero que niño tan tierno, llámame TaeYeon cariño, señora Min es muy formal.- le sonrió dulcemente transmitiéndole un poco más de confianza a JiMin.

Ambas madres hablaron un rato más, ignorando bastante a sus dos incómodos y aburridos hijos, detalle que después de tiempo TaeYeon notó.

—YoonGi, muéstrale tu habitación a JiMin para que se entretengan mientras terminamos de hablar. - vió a ambos niños con una sonrisa ilusionada, más que todo a JiMin sabiendo por la boca de su madre que era un poco ajeno a ser sociable.

YoonGi asintió y se bajó con poca dificultad del asiento del comedor, llegando hasta el puesto de JiMin para mirarlo.

—Ven JiMin.- le dijo un poco menos tímido.

El niño asintió sin dignarse a mirar los ojitos gatunos del pálido y con un saltito logró poner sus pies en el suelo. El mayor los dirigió por las casa, subiendo las escaleras hasta llegar a su habitación y posteriormente encender la luz.

—Bueno amm...- se limpió el poco sudor que tenía en las manos en su pantalón, estaba nervioso.

— Oh, ese es Apapman. - señaló a un muñequito de su estantería, logrando ganarse una curiosa mirada de YoonGi.

—Si, el es An-pan-man, es mi superhéroe favorito.- se dirigió al estante con el fin de dárselo a el menor.

—¡Chimmy! - saltó emocionado.

El de piel pálida se volvió a sorprender, si ponía lógica... era muy posible que al niño le gustaran más ese tipo de muñequitos, pues BT21 era una serie infantil muy conocida.

—Me lo regalaron hace tiempo cuando era más pequeño, ¿Lo quieres? - el menor asintió emocionado.

Segundos después le alcanzó el peluche, que no demoró nada en ser apresado entre los cortitos brazos del niño ahora sentado en el suelo.

—M-muchas gracias IunKi hyung.- le sonrió de manera adorable.

—Mi nombre es YoonGi, Yoon-Gi.- pronunció lentamente, haciendo muecas graciosas.

—IunKi.- rió el menor jugando con los coloridos brazaletes en sus regordetas muñequitas.

—Supongo que con el tiempo aprenderás a pronunciar mi nombre correctamente.- se rindió.

Tiempo después JiMin sacó de su bolsillo algo muy conocido por el pálido, era un caramelo de miel. Con ilusión vio el dulce que reposaba en la manita ajena, añorando poder probar un poco de ese dulce.

—Oye niño... ¿me das ese caramelo?

En ese instante JiMin se asustó ligeramente, recordó las veces que era molestado por sus compañeros debido a razones muy tontas como sus pequeños broches de cabello, los brazaletes que tanto les gustaba usar hechos por él mismo o sus mejillitas. Su mente inmediatamente viajó a un lugar de su memoria donde un niño le pidió un caramelo de miel y él con mucho gusto se lo dió, pero luego botó ese rico dulce diciendo que de tanto comer dulces sus mejillas explotarían, burlándose de lo rellenitas que eran.

—No.

YoonGi se sorprendió, acaso ese niño... al que le compartió sus juguetes, al que lo dejó entrar a su habitación, el que le parecía tan tierno como para que el fuera su amor en su importante juego... acaso le estaba negando un dulce... No, ¿su dulce favorito?

Sus ojos empezaron a tornarse rojos por las lágrimas que se avecinaban, se sentía tan enojado... sentía que había sido traicionado, se había sentido tan ilusionado por ese niñito. Y no era la negación del dulce lo que le molestaba, era lo grosero que ese feo niño había sido con él.

—¡JiMin, ya nos vamos, baja ya!- el grito de su madre le hizo reaccionar, encontrándose al mayor lagrimeando desde su lugar.

—IunKi hyung...

—No, vete JiMin, ya no quiero jugar contigo a nada, vete de mi habitación.

Esas palabras hicieron sentir al rubio realmente mal, hasta al punto de que sus ojitos se aguaran, no le gustaba que los bellos ojitos de gatito que tenía su hyung se vieran tan tristes. Cuando trató de decirle algo más al mayor este fue más rápido y se metió entre la cama sin importar su ropa. JiMin dejó a Chimmy en la cama del pálido, decaído.

—Adiós IunKi hyung.- se despidió triste.

Y sin más, el rubio abandonó la habitación del mayor. Y YoonGi ya tenía pensada la excusa que diría para que su madre no se diera cuanta de nada, "se había quedado dormido"

Sí. Los niños pequeños pueden ser muy dramáticos.

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Aquí Ónix :D, gracias por los ojitos y los votos.

El próximo cap lo subiré cuando lleguemos a 25 votos y mas comentarios UwU

Gracias por leer

(終わり¹) Caramelo de MielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora