(終わり¹) Caramelo de Miel

•14•

Cinta marrón destinada a sellar las cajas y cajas que en la entrada de su casa se acumulaban como montañitas marrones enormes, el paso inaccesible a la habitación del rubio era un indicio de quién salía del regazo de sus progenitores para aventurarse por primera vez a vivir junto al que él consideraba su pareja para toda la vida.

Aún si la emoción tomaba poco a poco su eufórico corazón, con añoro envolvía algunas retrateras de madera en papel burbuja, mohines se formaban por inercia al tomar cosillas que le daban mini replanteamientos sobre si dejarlo o llevarlo consigo.

Su mamá le dijo bien aquella tarde; "no olvides apartar aquello que no sea necesario o que puedas donar"

Y su corazón de pollo empalagoso le decía que la mayoría de cajas podía donarlas, pero a su vez gritaba no querer separarse de objetos inanimados tan preciados para él.

—YoonGi dijo que a las cinco pasaría el camión de la mudanza... -Reclinándose apenas sobre el marco de la puerta de madera, su mamá pronunció aquello casi con maña para que en vez de observar con ojitos de cachorrito todo aquello, apresurara el paso- ¿Tr falta mucho? -Inquirió y el rubio sacudió las ondas que por su frente caían suavemente- Ve bajando entonces...

Le dejó otra vez allí, entre sus cosas y con un sentimiento ensoñador en su pecho, había anhelado mucho tiempo aquella fecha, el día en el cual dejaría su nido y armaría uno propio con el Alfa azabache de pálida tez. Al pensar en su personita especial, en su interior estalló la bonita sensación de ser mimado por el mismo en una nueva etapa de sus jóvenes vidas.

Ya estaba pensando en dónde colocarían los muebles que en su departamento nuevo son escasos, el color de las cortinas del salón, los cuadros que por los pasillos colgaría, las mantas que su cama luciría.

Ah, aquello era un manjar de sensaciones gratificantes.

Asintiendo así a su subconsciente tristón y melancólico, optó por bajar las cajas restantes.

Una a una, el pasillo se fue limpiando considerablemente hasta que toda caja de cartón precintada se encontraba abajo listas para su traslado.

Esperando en el porche de su casita, con sus rodillas pegadas a su pecho observó el vecindario que desde que era un regordete cachorro le vio crecer hasta convertirse en un Omega respetuoso y detallista, tal vez sus buenas acciones hayan empezado después de conceder al caprichoso Alfa, un caramelo de miel cada que sus ojos se cruzaban.

Pensando en la forma gatuna de sus ojos y en esos oscuros orbes estaba pensando cuando el portante se asomó por la puerta de una gran furgoneta blanca, en el costado que visualizó lucia un dibujo enorme y el nombre de la empresa de mudanzas al que pertenecía.

—Minnie -Llamó en un suspiro al tenerle cerca, el rubio no tardó en ponerse de pie y de un salto, sus cuerpos se fundieron en un abrazo en forma de saludo, aunque los besitos de pato no faltaron, mismos que entre sonrisas fueron dando por finalizados.

Emprendiendo la labor de cargar la furgoneta, se llevaron más de una hora en asegurarse de que todo lo que quería el menor llevar, ya se encontrara en el coche.

La despedida con los padres del Omega tuvo reacciones dignas de recordar.

Aquella tristeza que había sentido y la melancolía que había experimentado al empacar, ahora se había disipado, abrazando a sus padres con una sonrisa de oreja a oreja, mientras que estos dejaban lágrimas de alegria surcar por sus mejillas.

Su pequeño lobito ahora emprendía su propio viaje.

🐻‍❄️🧺

YoonGi no sabía si quejarse con JiMin, si echarle la culpa al poco espacio, si había escogido bien o si directamente volver a su casa.

Un mudanza jamás sería algo sencillo de tratar y de llevar a cabo, las cajas parecían multiplicarse y pese a tener muebles de almacenamiento, no eran suficientes para la cantidad de sus pertenencias.

—Podemos dejar la ropa en cajas mientras compramos un armario, Yoonie -Tranquilizó meloso y convincente- Verás que en cuanto todo esté en su sitio, tendremos más espacio...

Sí, caminar era misión imposible.

—¿Qué me dices de las decoraciones del salón? -Masculló haciéndose hueco hasta ingresar al baño donde su bonito Omega organizaba sus productos faciales- ¿Y la cocina? -Preguntó abriendo más sus ojos al recordarlo- ¿Y las cajas del pasillo? -Insistió fastidiando la paz del más bajito.

Con un puchero recriminó su hablar, dejando su labor se acercó al estresado Alfa.

—Alfa quejica -Le llamó pasando sus manitas rellenitas al rededor de su cuello- Piensa que ahora, tú y yo viviremos juntos y solitos... -Recordó, sintiendo como correspondía a la posición, estrechando su cintura- Piensa que seremos tú y yo en nuestro hogar... -Añadió.

—Nuestro hogar... -Musitó en un susurro, borrando la expresión cansada y malhumorada, una sonrisa sincera surcando sus finos labios carmín.

—Así es, nuestro hogar, nuestro lugar seguro, donde tú y yo seremos la pareja más feliz de todo el mundo -La ilusión detonó en sus orbes avellanos, YoonGi los detalló con amor.

—Donde tú y yo haremos nuestras pizzas los viernes -Aportó con una sonrisa coqueta.

—Donde tú y yo dormiremos abrazados todos los días acurrucados...

Dicho su mayor deseo, YoonGi acercó su rostro míseros centímetros tentadores, sus labios cosquillearon y vio cómo el de amarillentos cabellos relamía los suyos con ansias, dando masajes circulares a los costados de su cuello juguetón.

—Donde tú y yo... -Susurró lo más bajito que pudo, logrando de esa manera mezclar la calidez de sus respiraciones, juntando ambos corazones en una franja de felicidad absoluta- Haremos el amor de la manera más bonita posible...

Las mejillas de ambos se tornaron rojizas, lo anhelaban.

—Donde te haré mi Omega... -Subió una de sus manos, acariciando su mentón.

—Donde seré tuyo y tú serás mío tantas veces como queramos... -JiMin dijo y sonrió tiernamente, rompiendo los centímetros y probando esos labios que a su vida le daban sabor.

dae.

¿Que tal?

Mi mejor amika Dae está en exámenes así que deséenle suerte.

Anygays, gracias por leer ✨

Att: Ónix

Ya se está acabando...