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La primavera era marcada por las agradables temperaturas en la ciudad, las coloridas calles llenas de bonitas y relucientes flores pero de invierno del invierno de sus siete años hasta la primavera de sus dieciséis años, había pasado mucho tiempo.

JiMin rebosaba de alegría casi visible al salir de su casa esa misma tarde, sus fosas nasales absorbieron gustosamente esas mezclas de aromas, la lluvia que hace unos días fue incesante ahora dejaba paso al primaveral olor.

Dando pequeños saltitos y sonriendo en grande visualizó la casa vecina, un bonito sentimiento se plantó en su pechito y fue testigo del revoloteo en su vientre.

Acomodando los accesorios que colgaban de sus rizados cabellos se preparó para tocar la puerta caoba frente a él, ya entusiasmado por ver a YoonGi después de la larga e interminable semana de exámenes que los tenía a ambos encadenados a una silla y escritorio, obligándolos a estudiar toda la tarde sin escape alguno para visitarse. Eso ya había pasado, ahora estaba emocionado.

Juntando sus manitas detrás de su espalda esperó pacientemente después de tocar el timbre de la casa, escuchó pasos firmes y marcados, al abrirse la puerta sintió esa oleada de aroma que tanto añoraba.

YoonGi en cambio detonaba cansancio, además de las evidentes ojeras que recaían bajo sus gatunos ojos, daba malas vibras aquella mirada tan vacía que le dedicó, como si no hubiera extrañado en demasía al rubio revoltoso de su vecino.

—YoonGi Hyung -Musitó alzando las comisuras de sus labios, sus abultadas y suaves mejillas ocultaron sus luceros, dos medias lunas se vieron.

—Minnie... -Pronunció apenas haciendo un mohín mientras abría sus brazos, en cuestión de segundos aquel cuerpecito se acopló a su pecho de manera casi perfecta- Uh... yo también te extrañé... -Sin ser capaz de demostrar mucho aprecio a base de mimos, dio suaves palmadas en su espalda, sentía al revoltoso Omega restregar su nariz en la curvatura de su cuello sin vergüenza alguna, tal vez la confianza había crecido también.

Escuchó sus bufidos al obligarse a separarse solo un poco.

—Mmm, estás demacrado -Musitó en un bufido, YoonGi aflojó su expresión ante el comentario, sonriendo levemente y matando al rubio por la ternura que le causaba verle sonreír- Tu caramelo -Sus emociones resurgieron de la nada, separándose del todo para rebuscar en el bolsillo de su pantalón el tan mencionado caramelo de miel que acostumbraba a llevar siempre para YoonGi.

Nada más extender su manita, Yoon lo tomó y desenvolvió con rapidez, dejando al rubio con las palabras en la boca y algo perplejo por sus acciones.

—¿Qué? -Inquirió alzándose de hombros mientras introducía el dulce a su boca, el sabor a miel llegó a sus papilas gustativas y se permitió soltar un suspiro aliviado- Extrañaba más a los caramelos -Dijo en un murmuro tomando a su lado sus llaves, JiMin hizo un mohín.

—Oh sí, los caramelos tienen más importancia -Contestó girando sobre sus talones para emprender camino al parque, donde se encontrarían con sus amigos, YoonGi le remedó infantilmente desde atrás, cerrando la puerta de su hogar.

Riendo cuando JiMin le dedicó una amenazante mirada, le siguió de cerca hasta que llegaron al conocido parque, donde habían ido infinidad de veces simplemente a charlar, también contactaban con sus allegados, yendo todos al mismo punto de encuentro a conversar. Pero para YoonGi siempre había sido mucho más reconfortante estar allí si JiMin estaba presente, así que sólo iba cuando el rubio lo proponía.

Se adentraron en busca de sus amigos visualizándolos a todos sentados en el césped, conversando.

JiMin apresuró el paso eufórico y YoonGi puso los ojos en blanco, HoSeok ya se había puesto de pie extendiendo sus brazos hacia el menor de estatura y edad, mismo que llegó a él y se abrazó cual koala.

Pasando por alto lo reciente, el azabache se sentó junto a los demás en círculo, saludando con la mano alzada y algo cortante.

—Por fin vacaciones~ -Alzó la voz el castaño sonriente, viendo a YoonGi asentir sin demasiadas ganas con un aura tornándose más oscura y poco agradable para los presentes, nada más dirigir la mirada al rubio de rositas mejillas comprendió el porqué de aquella nube negra que poseía el azabache- Mimi y Hobi se llevan muy bien... envidio una amistad tan linda como la suya -Murmuró con dobles intenciones y cumpliendo uno de ellos se ganó esa penetrante y sombría mirada de YoonGi.

—Es verdad -Aportó Jeon crispando sus labios, sentándose con las piernas cruzadas sin más, el castañito de geométrica sonrisa alzó una ceja dudoso hizo un mohín.

—Hobi Hyung me ayuda a escoger mis pulseras, también va conmigo de compras -Dijo con palpable emoción el de amarillentos cabellos escondiendo sus luceros en una gran sonrisa- Y hacemos las tareas juntos, el otro día hicimos tarta de fresa pero Hobi añadió demasiada crema y terminó siendo muy empalagosa -Susurró al final.

—Nunca es demasiado -Se quejó el otro con sus ojitos abiertos- Que no sepas de repostería no es mi problema, Chim -El aludido río rendido, era verdad que la cocina no era su punto fuerte pero HoSeok tampoco destacaba en ella.

Suspirando se dejó caer en el pecho del azabache, mismo que enrolló sus brazos por su pecho acercando un poco su nariz a sus cabellos, ese suave y rico aroma que emanaba del menor era un indicio a la perdición para cualquier Alfa cercano y HoSeok a pesar de no sentirse atraído sentimental ni físicamente, debía aceptar que era un olor muy cautivador.

—Deberíamos reanudar los viernes de series -Soltó para todos los demás, pero el pálido endureció notablemente su mirada, su mandíbula se notaba tensada y el movimiento inquietante de sus dedos sobre sus rodillas incitaban a pensar que sus acciones desembocaban en una sola respuesta; celos.

—JiMin y yo quedamos los viernes -Impuso YoonGi, cortante, tosco y demandante al otro.

—Pero Hyung -Su debilidad era esa vocecita dulce y con ese tono meloso y convincente era difícil ignorarle- Podemos dejar algunos viernes para estar todos juntos... -Sus deditos se entrelazaron entre ellos, jugando infantilmente con su labio inferior sobresaliendo, esos luceritos brillosos eran el complemento perfecto a sus abultadas y rosas mejillas, todo aquello el combo para volver loco al Alfa.

—¿Te molesta compartir a JiMin? -Inquirió el castañito con predecible picardía, y ciertamente su pregunta retumbó con fuerza en la cabeza del otro llegando a una rápida respuesta que pasaría por los filtros suficientes para suavizar la información.

—Somos amigos, no me molesta quedar con ustedes... -Tal vez paso por filtros de más, porque el rotundo "sí" era muy tosco y revelador, su amistad era un gran pilar de fuertes sentimientos, que quiera o no, están más vivos que nunca.

Mi mejor amika Dae está de regreso, así que aquí capítulo nuevo :D

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(終わり¹) Caramelo de MielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora