Distrito Federal. Febrero
—¡Estás loco tú! Hijo no sé en qué pensabas, en ningún momento de todo lo que contaste —dijo Tania procesando lo que escucho.
Toda la sala estaba dividida; mientras en un lado podías escuchar "qué valiente", "se parece a su padre", "será un gran líder", "quisiera ayudarlo a pelear", "qué guapo", en el otro lado escuchabas "qué irresponsable", "vamos de mal en peor", "reveló todo", "un humano lo sabe", "necesita amigos de su edad", "nos arriesga a todos", etc. Saúl se sintió indiferente hacia los comentario que llovían por el salón, por ahora no se arrepentía de nada, obvio prefería haber manejado la situación de forma que nadie se hubiera involucrado, a esas alturas no se puede echar atrás.
—Espero que no pienses en volverte a ir —añadió Tania en medio del escandalo.
—Tu sabes que no dejo las cosas a medias.
Por las puertas de la gran sala entró una anciana tropezando con sus propios pies y dejando caer una bola cristal que rodó hasta el centro del lugar; dentro de la esfera se veían tormentas, tornados, arena, e inundaciones; por la grieta recién formada comenzó a escapar el agua junto con granos de arena, Phillip recogió la bola del suelo y la mantuvo en sus manos mientras observaba el interior.
—Viene un desastre, todo se acabó —dijo la anciana mientras las personas a su alrededor la ayudaban a ponerse de pié.
—Soledad ¿qué dices? —preguntó Tania dejando su asiento.
—Está muy alterada, llevensela —dijo Virginia al ver a la pobre señora casi siendo arrastrada y necesitando aire.
Saúl abandonó su lugar en el reposabrazos del sillón y se dirigió a ayudar a la mujer a subir las escaleras.
—Saúl —dijo Tania deteniendo a su hijo— no volverás a Obregón —Saúl se detuvo en seco y miró a su madre sobre sus hombros.
Él no asintió, ignoró la instrucción y ayudó a la mujer a subir las escaleras.
—A dormir —dijo Tania abandonando el lugar para ir a su dormitorio.
Desde que Saúl se había alejado los días eran más tranquilos, de repente se acercaban autos polarizados que ya se volvieron reconocibles pero al no ver el escandaloso auto de Saúl a través de las rejas en la casa de clase media se iban creyendo que no estaba ahí, tal vez el incendio los hizo olvidarse de Mauricio y de que la daga de los ángeles estaba en su poder ahora; el grupo lo había nombrado algo como el protector de la daga en el momento después del incendio cuando la recogió del suelo, lo más justo era que se la quedara, aún tenía la esperanza de aprender a usarla cierto día.
Mauricio tenía mucho que hacer, el segundo parcial comenzaría pronto, y como su temario de literatura indica el cuarto semestre de su preparatoria será regido por el arte dramático, con el segundo parcial llegarían las preparaciones para la obra escolar; el grupo se dividiría en dos, una mitad estaría a cargo de un alumno director y la otra mitad de misma forma. Mauricio se había estado preparando desde diciembre, él y Frankie habían pensado en llevar las cosas un poco más lejos con un musical, uno que ambos amaban y conocían hasta las raíces, "Wicked", ella una vez le había dicho a Mauricio la frase "You're the Elphie to my Galinda", se veían como Glinda y Elphaba respectivamente; para ser honesto Mauricio estaba siempre rodeado de Glindas, estaba Frankie, Saúl, y Paulina (su relación es muy amistosa y grata, complicada de describir, son jóvenes talentosos que amaban la lectura, el teatro y el dibujo; se animan mutuamente y admiran como artistas).
Habían hablado sus dudas con la maestra desde Noviembre, en Diciembre Mauricio comenzó a adaptar el libreto, buscar las pistas, diseñar vestuarios y escenas, investigar, etc; por su parte Frankie trabajaba en las coreografías y expresiones del cuerpo.
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Leyendas
مغامرةSaúl y toda su comunidad son perseguidos por una especie de cazadores, él harto del problema termina en Cd. Obregón, Sonora; donde se vuelve inquilino en casa de los Bueno, una familia totalmente diferente a la suya. Por su parte Mauricio recibe la...