Capítulo 12: Omegaverse

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Craig realmente era una persona tranquila, alguien a quien le gustaba mantener el control de las cosas y que nada fuese fuera de lo común, se sentía a gusto con su vida.

A pesar de no haber sido el astronauta que soñó ser desde que era un niño, amaba infinitamente cuidar y curar a los animales en su clínica veterinaria. Un excelente doctor, siempre imperturbable y profesional, todo un alfa hecho y derecho.

Y vaya que los omegas suspiran al verlo pasar, más siempre se decepcionan al sentir el dulce aroma combinado a su fuerte presencia, lo cual significaba que él ya estaba tomado por su omega destinado.

Craig disfruta mucho salir junto a su esposo, quién a sus ojos es el omega más hermoso y perfecto que existe, nadie se lo compara y nadie más que su dulce Tweek es digno de su eterno amor y atención. Suele ser muy celoso y posesivo, pero aún así disfruta de la desilusión de otros alfas cuando ven al lindo rubio y a él enlazados.

No se quejaba, su esposo solía llegar antes que él de la cafetería, y siempre lo recibía con un abrazo y un beso, el cálido aroma de su hogar lo tranquilizaba y siempre disfrutaba de una deliciosa cena junto a Tweek.

Cualquiera que viera al rubio tendría la primera impresión de que, a pesar de su actitud nerviosa y constantes tics, era un dulce omega tranquilo y amable, dueño de una exitosa franquicia de cafeterías por su herencia familiar.

Ambos eran la mejor representación de un matrimonio joven ideal de alfa y omega.

Más nadie nunca podría imaginar lo distintos que eran los dos en la cama.

Y es que a Tweek le encantaba tener el control de todo y a Craig ser dominado por él, quedar en las manos del rubio y complacerlo como este le ordenara, recibiendo así placer propio.

Como esa noche en que Craig llegó a su hogar y no recibió la misma bienvenida de su esposo como lo hacía habitualmente, lo buscó por todos lados hasta llegar a la habitación que compartían en el segundo piso.

Mientras subía los escalones, un fuerte y dulce aroma llenó sus fosas nasales, la dulce combinación de cocoa y café de su propio aroma impregnado en su esposo, gruñó sin poder contenerse mientras sabía lo que lo esperaba tras la puerta.

El dulce omega se encontraba en la cama que compartían completamente desnudo, en cuatro, jadeando sin control mientras se penetraba a si mismo con tres dedos, su fuerte aroma delataba que su esposo había entrado en celo, y como le encantaba esta semana del mes.

—Ya volví amor —Anunció mientras cerraba la puerta de la habitación.

—Tardaste demasiado, imbécil. —Soltó con el ceño fruncido, más sin dejar de complacerse a sí mismo. El alfa se acercó a la cama mientras se quitaba el saco y lo lanzaba al suelo.

—Lo sé, ¿Qué harás al respecto? —Ronroneo con emoción, esperando alguna orden de su pareja. Tweek sacó sus dedos y se incorporó, mirando lascivamente al alfa.

—Te voy a castigar por dejarme esperando tanto —Habló con voz severa, sentándose al borde de la cama —De rodillas, ya sabes como.

Craig asintió mientras comenzaba a desvestirse lentamente ante la mirada del omega, el cual se deleitaba con la imagen de ese imponente alfa arrodillándose completamente desnudo ante el. Tweek se acomodó y acarició el cabello de su esposo para después acercarlo bruscamente a su miembro.

—Chupa —Demandó, su frágil voz perdida en deseo.

Craig no protestó, simplemente se acercó y besó la longitud del miembro erecto frente a él, lamiendo y chupando las venas hinchadas, provocando un placer indescriptible en el omega. El pelinegro miró hacia arriba y apreció las mejillas sonrojadas de su esposo, el cual mordía su labio inferior mientras contenía sus gemidos, una apariencia demasiado sumisa para el rol que ejercía en ese momento. Introdujo el miembro en su boca y el omega gimió sin poder contenerse más. El alfa acariciaba con su lengua mientras sus labios se cerraban y succionaban con fuerza el glande.

30 One Shots Challenge CreekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora