Frerard One shots

1//The Secret Lenguage Of Flowers//

Nada interesante ni en particular había sucedido en su día hasta las 6:07 de esa noche. Era el cumpleaños de Gerard, sí, pero también eran los cumpleaños de millones de personas en todo el mundo, así que para el chico de dieseis años era como cualquier otro día. 

Habiendo recibido unos cuantos "feliz cumpleaños" de parte de sus de familiares y amigos, un pastel de red velvet y librarse de tener que lavar los platos esa noche, era todo lo que Gerard necesitaba para estar satisfecho.

A su madre se le había hecho tarde para ir por su pastel de red velvet a la pastelería favorita de la familia Way ya que había salido del trabajo tarde esa noche, su hermano Mikey se encontraba encerrado en su habitación jugando videojuegos mientras que el padre de Gerard estaba sentado en la sala de estar, mirando su laptop con el ceño fruncido. Lo más probable era que estuviera metido en algún sitio de teorías conspirativas discutiendo con algún usuario de Australia sobre lo que estaba sucediendo exactamente en el Área 51. Probablemente estaba perdiendo el debate esa semana ya que había ganado el debate anterior sobre el fluoruro la semana pasada. 

Gerard, por otro lado, estaba postergando las cosas. Al señor Mathews no le había importando de quien era el cumpleaños ya que junto a Gerard y a toda su clase de literatura, les había asignado un ensayo de diez páginas sobre Frankenstein que debía entregar al día siguiente justo al entrar en el aula. En lugar de estar encorvado frente a su laptop trabajando en su ensayo, Gerard se encontraba sentado en la barra de la cocina sirviéndose si segunda ración Lucky Charms.

"No tienes autocontrol..." murmuró segundos antes para sí mismo antes de escuchar el timbre de la entrada.

Gerard se detuvo a mitad de servir su delicioso cereal y frunció el ceño. Se le pasó por la cabeza que quizás podría ser su madre...pero nadie de su familia solía entrar por la puerta principal;  todos entraban y salían de la casa por la puerta de la cocina. Y nadie tocaba el timbre a menos que fuera Halloween, fecha para la cual aun faltaban algunos meses. 

Incluso su padre arqueó una ceja, mirando fijamente a Gerard al otro lado de la habitación.  "Vas tu" dijo lanzando una sonrisa ladina mientras se acomodaba en su sofá de una pieza. 

"Pero es mi cumpleaños..." respondió Gerard con una sonrisa irónica, pero aun así se levantó de la silla y se dirigió al salón. El pelirrojo esperaba escuchar otro ding-dong impaciente ya que su caminar perezoso le hizo tomarse su tiempo para llegar hasta la puerta, pero el otro lado de esta permaneció en silencio. 

El aire aun helado de principios de primavera golpeó contra su rostro y cuerpo, provocando que un escalofrío recorriera su tersa piel cuando por fin abrió la puerta. Parpadeando repetidas veces al encontrarse con el porche vacío de la entra de su casa, Gerard observo a su alrededor confundido antes de bajar su mirada instintivamente a sus pies. 

"¿Qué-?" Los labios del chico se separaron con sorpresa. Un ramo de flores recién envueltas descansaba en su porche, los pétalos de las hermosas y pequeñas flores a menos de una pulgada de besar sus dedos de los pies.

Un movimiento extraño paso por la parte superior de su campo de visión, lo que lo hizo alzar su mirada hacia la calle. Del otro lado de la acera, un chico caminaba rápido en un intento casi desesperado por llegar a su casa sin parecer llamativo. Sin embargo, cuando llegó a la entrada de esta, miró hacia atrás por encima de su hombro, solo para congelarse en su lugar cuando vio a Gerard. 

Sus ojos se agrandaron en sorpresa y la mandíbula de Gerard cayó.

¿Frank Iero? 

La sorpresa en ambos era notoria y antes de que Gerard pudiera siquiera inhalar más aire, el chico camino con prisa hacia su porche y atravesó la puerta de entrada, cerrando esta rápidamente de un portazo. Gerard parpadeo confundió, murmurando un "qué?" En voz baja mientras trataba de asimilar lo ocurrido.