💮cuarenta💮

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Faltaban unos cuantos minutos para año nuevo. YoonGi y JiMin estaban viendo através de la ventana, el pelinegro abrazaba al castaño por la espalda.

Los niños para su sorpresa, ya estaban dormidos, habían ido de un lado a otro todo el día y era normal estar cansados. Dormían en sus respectivas habitaciones aunque para JiMin, sabía que JungKook no tardaría en despertar para buscarlo.
Su lindo niño, iba por él en la madrugada del inicio de año, y dormían juntos hasta la tarde del día siguiente, comían en la cama, jugaban en la cama y tomaban una ducha hasta la hora de dormir.

Ambos estaban mirando el cielo, con el ambiente de calma y paz rodeandolos, Junmie estaba dormida en su cuna abrazando su peluche favorito, un Kumamon que era un poco mas grande que ella.

En la habitación, solo entraba la luz del pasillo que conectaba a las habitaciones, en la mesa de noche, descansaba una botella de vino y dos copas entintadas. YoonGi le pasó una a JiMin y tomó la otra.
En momento de que las doce dieron, muchos fuegos artificiales iluminaban el cielo anunciando el inicio de un nuevo año.

- Feliz año nuevo, amor- YoonGi le dijo chocando su copa con la de su novio. Dandole un beso en su mejilla, haciendo a JiMin sonrojarse.

- Feliz año nuevo, Yoon...- JiMin le responde, dejando un beso en los labios ajenos. El mayor le abrazó, y ambos rieron con complicidad y se mimaron entre ellos.

Ambos miraban los ojos ajenos, sonriendose. Iniciaban un año diferente, habían pasado tantas cosas que ni siquiera ellos se imaginaban que pasaría. Estaban sorprendidos por todo lo que había sucedido con ellos, por la forma en la que ambos habían llegado a quererse. A amarse.

Habían pasado por tanto esos meses juntos. JiMin no mentiría sobre su forma protectora de actuar con los niños. Cuando se propuso a cuidar a TaeHyung, lo hizo sabiendo que YoonGi no disponía de tanto tiempo libre, en ese momento. TaeHyung conmovió una parte de su corazón, sobre todo cuando el menor le contaba que ya no podía jugar como antes, que extrañaba las galletas que su abuelita hacía, que su papá trabajaba para poder cuidar de él y la chica que era su niñera a veces le daba comidas que no le gustaban porque nunca le explicaba que eran.
JiMin aprendió a conocer a TaeHyung, detrás de ese niño alegre y travieso, también había un pequeño que necesitaba atención y afecto. Que si bien YoonGi procuraba darle todo el amor posible, TaeHyung estaba acostumbrado a tener la presencia de una segunda persona en su vida. En su caso, su abuela jugaba un papel muy importante, pero ella vivía muy lejos, y no podía verse todos los días. Saber que muchas veces YoonGi tenía que trabajar de noche, y TaeHyung debía quedarse con una extraña, le oprimió su corazón.

Su intención de ayudar a YoonGi fue para que TaeHyung tuviera alguien en quien confiar durante la ausencia de su padre, alguien para llamar amigo. Lo hizo para que Tae no tuviera que pasar por ningun rechazo. Él lo había sufrido con JungKook, su pequeño bebé era tímido y no le gustaba estar rodeados de desconocidos, cuando hablaron acerca del jardín de niños, pasó varios días explicandole que lo cuidarían y se divertiría mucho junto a niños de su edad. Al principio Kookie no quería pero al pasar los días comenzó a emocionarse y quería estudiar y aprender, JiMin sonrió de alivio en ese momento. Nunca le había gustado la mirada llena de miedo que Kook le dirigía cuando debía dejarlo. Porque aunque solo era un bebé cuando esa mujer los abandonó, su mente lo sabía y no quería ser abandonado de nuevo.

Cuando TaeHyung comenzó a llamarlo papi, quedó sorprendido sin embargo no dijo nada y aunque YoonGi admitió que le daba vergüenza, JiMin habló con el pelinegro, que no lo regañara ni le prohibiera hacerlo, TaeHyung era un niño que buscaba una estabilidad emocional para su edad, y le comentó sobre la forma en la que TaeHyung se sentía, solo quería recibir afecto de alguien mas. Y a JiMin no le molestaba darselo. Quizás podría pensarse que lo hacía con una mala intención o con prepotencia y jactancia, pero también lo hizo por JungKook.
Nunca había visto a su niño tan feliz con alguien de su edad, cuando ellos salían al parque, Kook se quedaba sentado a su lado comiendo su paleta o helado. Balanceaba sus piernitas pues no tocaba el suelo, desde la banca donde se sentaban y eso era todo.
JungKook conforme pasaban los días se mostraba tan confiado y mas alegre.

Un Novio para PapiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora