♡. O9

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Después de más de media hora, Jisung abrió lentamente los ojos y se dio cuenta de que se estaba en la enfermería

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Después de más de media hora, Jisung abrió lentamente los ojos y se dio cuenta de que se estaba en la enfermería. Trató de adaptarse a la luz brillante del techo, pestañeando un par de veces y apretando sus manos para despertarse con más facilidad. Al sentarse en la camilla, se sobresaltó al ver a Minho a su lado y soltó un pequeño grito.

—¡Mierda! —Se llevó la mano al pecho, sintiendo que su corazón latía con fuerza, y se disculpó con la enfermera y con su amigo por la grosería.

—Finalmente te despertaste. Si quieres, me voy, uh...

Jisung trató de tomar su mano a pesar de sentirse algo confundido y mareado. Cuando finalmente lo consiguió, la agarró con algo de fuerza, necesitaba estar con él.

—No te vayas —susurró antes de humedecer sus labios.

Tenía miedo de que se fuera y no volver a verlo nunca más. Se sentía como un tonto al pensar eso, pero quería cuidarlo. Minho tragó saliva y se lamió los labios con nerviosismo, lo que hizo que inconscientemente Jisung hiciera lo mismo. Este último trató de reprimir su impulso de besarlo y de decirle cuánto le gustaba, ya que apenas estaban empezando a ser amigos.

—Está bien, me quedaré contigo —dijo Minho, sentándose a un costado de su cuerpo. Acarició suavemente la mano del contrario con el pulgar y lo miró de reojo—. ¿Cómo te sientes? Cuando te desmayaste en mis brazos, me preocupé mucho.

—Niño sonrisa... —susurró de nuevo—. Me siento bien gracias a ti, pero yo debería hacerte sentir así.

—¿Niño sonrisa? —Soltó una risita baja—. Me gusta ese apodo, es... tierno.

Jisung sonrió tímidamente ante el comentario de Minho. Se sentía un poco tonto por haberle puesto ese apodo, pero le alegraba que le gustara.

—Es por tu sonrisa, es que es muy bonita —respondió, sonriendo de nuevo.

Minho rio suavemente y los dos se quedaron en silencio por un momento, disfrutando de la compañía del otro. El mayor se quedó mirándolo con atención y frunció un poco el ceño al ver que su expresión cambiaba y ahora tenía una expresión dolida. Sus ojos solo parecían reflejar dolor.

—Le tengo miedo al fracaso —dijo Jisung, tenía miedo de fracasar en su misión, la misión que él mismo se había creado. Cuidar de él, protegerlo y hacer que se sintiera amado, ¿podría lograrlo? Tenía la pequeña esperanza de que sí.

—También he sentido miedo a fracasar alguna vez, puede que no sea por lo que tú sientes, pero ya he experimentado aquello —murmuró en voz baja. Se mordió el labio inferior con suavidad y relajó su ceño mientras dejaba pequeñas caricias en su mano, riendo un poco confundido.

Jisung quería olvidar el largo y ridículo sueño que había tenido, pero no sabía cómo hacerlo. Mientras trataba de calentar sus manos ligeramente heladas con las de Minho, rio un poco ya que su amigo parecía no entender nada.

—Me alegra que no lo hayas soñado.

—Bueno, supongo que está bien, aunque no tengo idea a qué te refieres —dijo riendo suavemente mientras lo miraba—. Eres tan lindo.

El comentario de Minho hizo que Jisung se ruborizara intensamente y bajara la cabeza. Inesperadamente, comenzó a llorar, lo que hizo que el contrario se sintiera como un estúpido, preguntándose si lo había incomodado o si simplemente no quería estar a su lado.

Por un momento, se quedó paralizado, sin saber qué decir o hacer para consolarlo. Luego, con cuidado, puso una mano en el hombro de Jisung y lo abrazó suavemente. El menor se aferró a Minho, sintiendo que le daba un cálido abrazo y acariciaba su cabello mientras lloraba. Se quedaron así durante unos minutos hasta que se calmó un poco.

—Lo siento, Min, es solo que... no sé qué me pasa, todo es tan confuso todavía —Y es que era verdad, se sentía raro actuando así, y mucho más porque todo era diferente.

Empezó a especular que había viajado del futuro al pasado, pero debido a las tantas cosas que habían cambiado, creía que su teoría no podía ser cierta. Los cuestionamientos de Jisung se alejaron cuando Minho lo atrajo hacia él, acariciando su suave cabello en un tranquilo vaivén que trataba de hacerlo tranquilizar, sin dudar en abrazarlo.

—No te preocupes, no tienes que disculparte por nada —respondió—. Si quieres que haga algo por ti para que te sientas mejor, lo haré.

El menor se secó las lágrimas y se alejó un poco de él, tratando de recobrar la compostura.

—La carta...

—¿Tu carta? Oh, está guardada en mi casillero. Quería que se secara un poco, la leeré más tarde, o te la devolveré si es necesario... —susurró en voz baja, sintiéndose tan cómodo en ese momento con él a su lado.

Jisung asintió con su cabeza, deseando que pudiera leerla en algún momento, quería que Minho supiera de sus sentimientos. Sin embargo, la puerta de la enfermería se abrió, revelando la figura de un chico con rostro similar al de un zorro del desierto, demasiado tierno ante cualquier mirada. Se trataba de Yang Jeongin, a quien Jisung no conocía muy bien, pero había escuchado que era un chico bastante divertido y alegre.

—Hyung, ¿leyó la carta que le envié? —preguntó con entusiasmo.

Jisung sintió un nudo en la garganta y sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas. Se sentía tan incómodo y no sabía qué hacer.

—Olvídalo, no la leas, tírala si quieres —dijo en un susurro, rindiéndose. Le dio una pequeña sonrisa a Jeongin y deseó que él pudiera cuidar a Minho por él, pero hacerlo correctamente—. Tengo que ir a clases.

Sin dar tiempo para una respuesta, Jisung se levantó rápidamente, a pesar de sentirse un poco mareado, y salió de la enfermería. Quería estar solo. Minho se quedó atónito, sin entender lo que había sucedido y cuál había sido la razón de su repentina impulsividad.

De hecho, Han solo quería irse a la residencia, lo que hizo sin problema ya que la enfermera antes le dijo que necesitaba descansar. Al llegar a su habitación, se acostó en la cama y suspiró, sintiéndose tan frustrado. ¿Cómo podía dejar de sentirse así? Necesitaba encontrar la manera de olvidar ese sueño, de hacer que dejara de gustarle su nuevo amigo y volver a la normalidad en la que estaba antes. Era cierto que era aburrida y solitaria, pero al menos no lastimaría a nadie de esa forma.

Mientras tanto, Minho aprovechó la oportunidad para hablar con Jeongin sobre su carta, siendo lo más amable posible al momento de rechazarlo, aunque sabía que sería incómodo verlo en casa ya que era el mejor amigo de Seungmin. Con las manos escondidas en la sudadera de su uniforme, comenzó a caminar hacia su salón de clases, pensando en muchas cosas, especialmente en Jisung.

El resto de las clases las pasó como si estuviera en las nubes. Su mente no podía dejar de pensar en el menor y en todo lo que había pasado. Cuando finalmente llegó la hora de irse a casa, se dirigió a su casillero para leer la carta de Jisung, haciéndolo sonreír un poco, pero también sintió una extraña sensación recorrer su cuerpo. Era como si ya hubiera vivido eso antes, como si fuera un déjà vu.

Le restó importancia al tema y comenzó a caminar hacia su casa.

Le restó importancia al tema y comenzó a caminar hacia su casa

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Inefable › MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora