♡. O1

5.9K 545 481
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El sol iluminaba las calles de Corea del Sur, el aroma dulce de las flores inundaba el aire y los corazones decoraban las vitrinas de las tiendas, dándole la bienvenida al Día de San Valentín

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El sol iluminaba las calles de Corea del Sur, el aroma dulce de las flores inundaba el aire y los corazones decoraban las vitrinas de las tiendas, dándole la bienvenida al Día de San Valentín. En este país, era una costumbre muy arraigada que las mujeres regalaran chocolates a los hombres como muestra de afecto y admiración. Sin embargo, los chicos que sentían atracción por otros chicos, se preguntaban si debían hacer lo mismo.

Con la existencia de una de las escuelas más prestigiosas de Corea del Sur, llamada Royal, muchos estudiantes cuyos padres eran multimillonarios asistían a ella. Esta secundaria se diferenciaba de otras en el país porque el período de clases empezaba en junio y terminaba en marzo del año siguiente, lo que resultaba inusual en el sistema educativo coreano.

Entre los alumnos de Royal, había un grupo de chicos que, a pesar de no ser un club, eran conocidos como los mensajeros del amor. Y para celebrar el Día de San Valentín, decidieron ofrecer una promoción de pedidos gratuitos que consistían en una carta escrita por la persona y un obsequio como flores, chocolates o un peluche.

El encanto de este grupo radicaba en que el remitente del envío se mantenía en secreto, lo que permitía a aquellos que deseaban enviar cartas de forma anónima hacerlo sin temor a ser descubiertos. También era una opción ideal para aquellos que, aunque ponían su nombre en la carta, les daba vergüenza entregarla personalmente. Ante la oportunidad, muchas personas decidieron aprovechar la promoción y los pedidos se llenaron rápidamente.

Después de esperar pacientemente durante veinte minutos, Han Jisung se acercó a la larga mesa donde se encontraban los mensajeros. Debajo de ella, pudo ver cajas llenas de sobres de distintos colores y tamaños, algunos decorados con sellos y pegatinas que los hacían ver aún más especiales.

Jisung era un estudiante que contaba con una beca para ir a esta escuela de ricos, sus buenas notas lo llevaron allí y estaba muy orgulloso de ello. Casi nadie lo notaba ni hablaba con él, lo que lo hacía sentir solo, y aunque lo disfrutaba, también anhelaba algo de compañía. Una de sus características más notables eran sus mejillas, suaves y redondas. Muchos las encontraban lindas, pero él solo permitía que las personas a las que más cariño les tenía las apretujaran. 

Inefable › MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora