― [3] ; tres

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—¡Ese traje! —Exclamé al ver un traje negro, sin botones y con solapas, simple pero a la vez hermoso—. Pruébatelo, Sam. Por favor.

Él río y tomó el traje en sus manos, dirigiéndose hacia los vestidores.

—Me gusta tu estilo, Dev —me sonrió Ed, él llevaba una camisa blanca con un chaleco gris abotonado de principio a fin—. ¿Qué te parece? —Preguntó medio avergonzado, extendiendo los brazos y señalando su propio cuerpo.

—De un vuelta, caballero —pedí graciosa y él obedeció—. Te ves genial, de verdad. Me encanta. Te queda muy bien.

Él se sonrojó y me sonrió, y yo me reí.

—Entonces me lo llevo, y luego quiero acompañarte a ver qué vestido usarás —besó mi mejilla y se fue a los vestidores a cambiarse, mientras que Sam salía de ellos.

—Sam —dije con la boca abierta—. Es una lástima que no te gusten las chicas. Créeme, te obligaría a andar conmigo para presumirte con ese traje.

—A mí también me gusta —dijo entre carcajadas.

—Te ves espectacular, Sam —dijo Kendall, sentándose al lado mío—. Creo que empezaré a llevarte conmigo cuándo vaya de compras también, tienes un gusto espléndido Dev.

—Gracias —murmuré, avergonzada y agradecida al mismo tiempo.

—Sólo si tienes mi permiso, Kendall. Ella es mí amiga y no la comparto —interrumpió Sam celoso,

—Tu vendrás con nosotras, tonto.

—Entonces sí —respondió feliz y volvió a los vestidores.

Al cabo de unos minutos, todos los hombres del local llevaban un traje en sus manos y estaban listos para la boda que sería en un par de semanas. Ahora, les tocaba a las chicas. Todos ellos se fueron, menos Ed y Sam.

—Ahora viene lo complicado —murmuró una chica pelirroja para sí misma y sonreí.

Me adentré a ver vestidos con tonos claros. Celeste, lila, plateado, rosado pero no me gustaba ninguno.

—¿Qué opinan? —Pregunté a ambos chicos que estaban a mis espaldas, observando lo mismo que yo.

—Creo que tu te verías bien con un color más neutro, estoy entre blanco y gris —comentó Sam.

—No puedo usar blanco, es el color de la novia —respondí, sin dejar de ver los vestidos.

—¿Qué te parece éste? —Preguntó Ed, extendiendo un vestido corto hasta la mitad del muslo color crema, con mangas largas. Era divino.

—Me encanta —susurré, fascinada con el vestido. Me acerqué y lo tomé, camine hasta el espejo y lo apoyé sobre mi cuero, imaginando como me quedaría—. ¿Me lo pruebo?

—Por favor —dijeron ambos chicos al mismo tiempo y corrí a los vestidores.

Me desvestí y rápidamente me coloqué el vestido, quedando algo impactada al ver mi reflejo en el espejo. No solía usar vestidos desde que mi padre falleció y no recuerdo haberme sentido tan linda en mi vida antes. El vestido era tan sencillo que me encantaba. Sonreí ampliamente.

Traté de cerrar el cierre de la espalda pero sólo llegué hasta menos de la mitad.

—Chicos... —hablé, sacando la cabeza por la cortina del vestidor. Sam se volteó y Ed también—. Ven, Sam. Ayúdame con el cierre.

Caminó apresuradamente hasta estar frente a mí, y sólo me di vuelta dejando ver el cierre del vestido por la abertura de la cortina. Quería ver su reacción junto a la de Ed al mismo tiempo. Subió el zipper hasta arriba y cerré la cortina otra vez. Me observé una última vez y salí.

FUCKING AND PERFECT ME; mgc #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora