Un pequeño hilo de luz blanca atravesando mi cortina fue lo que me despertó, no planeaba levantarme un sábado a las nueve d Elva mañana pero volver a dormirme ya no era una opción, aun fuera de mis cinco sentidos estiré el brazo fuera de las colchas y esperando no tirar algo tanteé en mi buró mi teléfono, después de pegarle como cinco veces encontré el aparato y puse música a todo volumen como solución practica para revivir, con mucha lentitud salí de mi cama tirando las sabanas con violencia y tambaleé hacia el baño, jalé mi cabello con el cepillo en un intento de peinarlo que solo terminó enredándolo aún y lavé mi cara con agua helada, todo iba bien y era una manera decente de empezar el día hasta que gritaron desde la cocina:- Rosa María!!- escuchar mi nombre completo me hizo estremecer y arruinarlo todo- ¿¡estas despierta!? ¡cámbiate rápido ay visitas!
"Visitas, un sábado por la mañana" tomé con tanta fuerza el tubo de pasta que un poco de esta salió disparada hacia el espejo, quien quiera que sea espero solo esté de pasada por que no pienso desarrollar mi escasa personalidad social tan temprano, lo más rápido posible me puse una blusa de Trashers y unos shorts de mi talla correcta, brinqué hacia el pasillo mientras me ponía mis converse entre saltos y caminé a la cocina mientras me recogía el cabello en una cola alta.
Recuerda tu amor platónico de los ocho años, ese por el que te escondías en los juegos de primaria para observar en el recreo o algo tétrico por el estilo, ahora acomódalo sentado en tu cocina a altas hora de la mañana riendo de su teléfono con el cabello marrón estúpidamente perfecto, no tengo porque aclara que efectivamente eso me estaba pasando, Joshua Collins, hijo de la mejor amiga de mi mamá y también alguna vez llegamos a ser unidos, pero pasaron los años y a él ya no le interesó saludarme en el colegio, solo me dirige la palabra si es completamente necesario y lo hace nada más por obligación, si es que no se queda todo el tiempo en el celular haciendo yo que voy a saber, si piensan que todos los adolescentes somos adictos al teléfono, este tiene un problema aún mayor.
- ¡Hola nena!- me había quedado viendo a Joshua que no me di cuenta de las dos señoras paradas atrás de mi, tía Carolina me miro con una sonrisa de oreja a oreja y volvió a hablar con esa voz tan aguda que la caracteriza - ¡hace mucho no te veía, cada día estas más bonita!
Nos habíamos visto hace cuatro semanas en el colegio cuando ella tuvo una junta directiva y me la topé en los pasillos, pero no importaba, tía Caro a pesar de su hijo era un amor de persona, fui a darle un abrazo y me apretó como si no me hubiera visto en mucho tiempo.
- Ya le dije a Rosa María que si se arreglara correctamente podría verse aún mejor pero no quiere escucharme.
- Ro- ma mamá Ro- ma, no me gusta que me llamen por mi nombre completo ya te lo dije bastantes veces. - recordé intentado controlar mi tono, mi voz aún ronca del sueño.
- Alguien se levantó de mal humor- dijo en voz baja mi mamá con los ojos bien abiertos, mi tia se río de aquel comentario pero a mi no me hizo nada de gracia, Rosa María era un nombre muy largo y anticuado, logré convencer a la mayoría de mis conocidos de decirme por mis primeras dos letras de ambos nombres y ahora hay gente que ni siquiera conoce mi verdadero nombre, y así lo quiero dejar .
- Joshua deja el teléfono hijo mira quien está aquí - pero él no escuchó nada de lo que había dicho su madre- ¡Joshua!
Después de ese grito cualquiera hubiera reaccionado, el levantó la cara y me miró tan aburrido que tuve que reprimir sonrojarme de vergüenza.
- Hola Roma- dos palabras y regresó al celular
- Hola Joshua, ¿cómo estás? - al ver que las mamás retomaban su platica yo me senté junto al chico- ¿que me cuentas?
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Tan real como en cuento de hadas
Teen FictionEste es el caso de Roma Cazares, una adolescente invisible y cómoda en su soledad, ella nunca en su vida hubiera imaginado que rescatar a un chico de los policías la llevaría por fin a estar en paz consigo misma, y resolver uno que otro misterio de...