Lola ya tenía planeado todo su argumento para convencer a sus padres de dejarla ir a la fiesta. No había manera en que no le dieran el permiso. Lola se dirigió hacia el cuarto de sus padres. Como acababan de cenar, Lola sabía que ambos estarían de un buen humor, y ese sería el momento perfecto para actuar.
- Mamá, papá, ¿puedo pedirles un favor?
Tanto el señor como la señora Loud levantaron las vistas de sus lecturas, un bosquejo de su hijo que les había dado para que lo analizaran y juzgaran.
- Claro, hija, ¿de qué se trata? -preguntó Rita.
- Bueno... En unas semanas va a haber una fiesta, organizada por mis compañeros de clase. Va a empezar a las siete, y termina a las tres de la mañana. Es un viernes, así que al día siguiente no habrá clases, obviamente. Pienso llevar a Lana conmigo, y estaré todo el tiempo con mis amigas, ¿puedo ir?
Ambos padres se miraron a los ojos, considerando los pros y las contras de la idea.
- No estoy segura de esto, Lola -dijo Rita, lentamente- No sabemos lo que habrá en esa fiesta...
- Vamos a bailar, y a platicar, lo típico.
- Ese tipo de fiestas pueden llegar a ser... Dañinas, por así decirlo.
- Pero tendré cuidado, mami. Por eso quiero que Lana me acompañe, y estaré todo el tiempo con mis amigas.
- Mmmhhh...
- Por mí no hay problema -dijo Lynn Sr.- Mientras vuelvas para antes de las dos de la mañana.
Era bien sabido que Lynn y Rita, aunque aún vigorosos, ya se estaban cansando de sus actividades y necesitaban dormir un poco más para descansar bien. No podrían recogerlas ellos mismos. Vanzilla era usualmente llevada por Lynn, quien era la hija mayor en la casa en esos momentos, pero a veces la usaba Lucy, y en otras ocasiones Lincoln. Siendo mayores de edad, los tres ya tenían licencia para conducir, aunque Lucy solía ser llevada por sus amigos, y Lincoln iba varias veces a pie. Lola tendría que pedirle a alguno de ellos que la recogiera. Supuso que tendría que ser Lucy, pues era la que menos probabilidades tendría de regañarla en caso de que algo le pasara.
- Mmmhhh... Bueno, regresaré a las dos de la mañana. Prometo organizarme con mis hermanas.
Rita y Lynn Sr. debatieron unos momentos, y al final, los dos asintieron.
- De acuerdo, puedes ir, Lola. Sólo ten cuidado, y diviértete, hija.
- ¡Gracias, mamá y papá!
Lola abrazó a sus padres, agradecida de poder disfrutar de una noche con sus amigas.
Conforme pasaban los días, Lola se emocionaba con la perspectiva de esa fiesta, la cual muy seguramente sería magistral. Las amigas de Lola hablaban de lo que harían en la fiesta. Planeaban bailar como nunca, y las que no tenían novio encontrarían a un buen mozo en esas horas de libertad. Todas discutían lo que se pondrían. Gracias a Leni, Lola ya tenía preparado el vestido que usaría, pero las amigas de Lola compraron vestidos nuevos. Era un misterio para los hombres porqué las mujeres querrían ponerse algo distinto cada vez que salían, pues para ellos era muy sencillo simplemente usar el mismo traje de siempre que les quedara bien. Las mujeres se sentían bien consigo mismas al poder lucir bellas de diferentes maneras cada vez que podían hacerlo. Al final, todas se verían espectaculares.
Lindsay también ya tenía listo su vestido, por lo que, mientras las demás chicas compraban sus vestidos, Lola y ella se quedaron hablando entre ellas, emocionadas de sus perspectivas de la fiesta. Lola obtuvo la confirmación de Lucy, y sería su hermana gótica la que iría por ella. De todos modos, esa noche Lucy se quedaría despierta porque tenía que leer para su próxima clase.
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A quien amo... Es a ti.
RomanceLola Loud vive en el éxito: Gana sus pasarelas, consigue premios, es feliz en su casa, tiene un flagrante novio, y no tiene problemas con nadie. Sin embargo, un ligero error puede arruinar toda su vida. El alcohol. Y es esa sustancia la que cambió s...