Parte 7: LA DESOLACIÓN

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Lincoln tomó a Vanzilla de inmediato. Por suerte, supo adónde tenía que ir, pues había escuchado la dirección gracias a sus hermanas. A veces era una suerte que hablaron tanto. Lincoln se sentía muy raro en el asiento del conductor, pero lo dejó pasar. Sus hermanas necesitaban de su ayuda. Rápidamente arrancó y se dirigió hacia la fiesta.



Lana y Lindsay buscaban a Lola en cada rincón, ya que no sabían lo que podía llegar a hacer. Al final, vieron que la rubia se adentraba cada vez más en la fiesta, guiada por su instinto peligrosamente errado por el alcohol ingerido hacia una posible catástrofe. Lana la alcanzó y trató de detenerla.

- Lola, ¡basta! ¡No sabes lo que haces!

- Déjame iiiiiiiir.

Lola casi se libera, pero Lindsay llegó y la sujetó.

- Ven, vamos al baño -le dijo cuidadosamente a Lola.

- ¿Por qué...?

- Este... Porque el rímel se te corrió -inventó Lindsay.

- ¡Nooooo! ...Ok, vamos.

Lola se dejó llevar al sanitario de mujeres entre hipidos. Al entrar, Lana y Lindsay suspiraron aliviadas al ver que estaba vacío. Vaya suerte que tenían. El ruido se redujo considerablemente. Pusieron el cerrojo y sentaron a Lola, quien se había olvidado por completo de su rímel. Comenzó a cantar en voz baja, sin afinación ni entonación.

- ¡Tú, y yo, y Zoboomafooooooooooooooo...!

- No está en sus cabales -se lamentó Lana, llorando un poco.

- Nunca me imaginé que la vería así -dijo en voz baja Lindsay.

Ambas se callaron un momento, mientras Lola seguía cantando, sin dar la menor señal de cansarse. No parecía que se fuera a dormir pronto. Luego se oyó que llegaban unos mensajes para las dos. Sacaron sus celulares y leyeron lo que les mandaron.

- Estas dos están bien, mi hermana llegó para recogernos, ya todo bien. Lamento no poder recogerlas a ustedes también, pero no sabía cuanto tardarían. :'(

Su amiga les mandó una foto de las otras dos chicas, dormidas. Las tres parecían estar ilesas.

- Está bien -mandó Lindsay- Aún así te hubiera pedido que te vayas pronto. Era la mejor opción. No te preocupes, ya vienen por nosotras.

Lindsay apagó su celular. Lana vio a su gemela.

- No puedo creer que esto haya pasado. Mis padres la van a matar.

- Podemos decirles que fue un accidente -sugirió Lindsay- Bueno, en realidad sí que fue eso lo que pasó, pero al menos suavizará el golpe.

- Eso espero.

De repente, Lola gritó con fuerza, terminando su canción. Por reacción, Lindsay y Lana se taparon los oídos, y más porque Lola, con demasiada rapidez para estar borracha, abrió la puerta y el escándalo de la fiesta entró al baño.

- ¡Ay, no, no otra vez! ¡Lola!

Ambas chicas perdieron de vista a la princesa.



Lincoln llegó a la fiesta unos quince minutos después de haber salido. Llamó a Lana mientras entraba a la fiesta, pero la mecánica no contestó. Lincoln no tenía ni idea de lo que pasaba, pero nada más entrar, supo que las cosas estaban muy mal. Para empezar, varias personas estaban claramente borrachas, y las que no lo estaban lucían en camino de estarlo. Muy pocas personas se veían sobrias, y Lincoln vio la razón de tal catástrofe. Parte del alcohol que había sido llevado a la fiesta solo para mayores de edad había sido robado por los que estaban borrachos, burlando a todos los empleados que habían ahí. Los camareros habían llegado a recuperar gran parte del botín, pero no todo. Los borrachos infectaban a los demás invitados, esparciendo el alcohol por todo el lugar.

A quien amo... Es a ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora