Parte 28: El obsequio

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Esta parte fue solicitada por @Lordemero, así que, aquí tienes amigo. Espero que sea de su agrado.

Marcus despertó en su cumpleaños número doce con bastante normalidad. Sus ojos apenas podían moverse, tenía hambre y sentía una agradable sensación en su miembro.

- Espera, ¿qué? -dijo Marcus, repentinamente alarmado.

El hijo que era idéntico a su madre, pero en versión masculina y con cabello albino quitó las sábanas de su cuerpo y descubrió a alguien chupándole su pene. Su hermana mayor, Leia, quien era idéntica a su madre pero con un peinado distinto, le realizaba una felación con la habilidad de una profesional.

- ¡Leia! ¿Qué..?

- Feliz cumpleaños, hermanito -gimió sensualmente Leia, con una sonrisa- Y no grites, a menos que quieras que nos descubran.

Marcus no tuvo más opción que dejarse llevar. Sujetó la cabeza de su hermana mientras su propio rostro se contorsionaba en muecas y caras de placer.

- Leia... Espera... Voy a hacer pipí...

- No es pipí, tontito -susurró Leia, con corazones en sus ojos- Y no importa. Déjalo salir.

Marcus ya estaba parado en su cama. Leia rodeó con sus brazos la cintura de su tierno hermano menor y tragó ola tras ola del semen que era derramado dentro de su boca. Sacando su lengua y entrecerrando uno de sus ojos, Marcus lanzó un gemido cada vez que sentía esa sensación en su pene que jamás había sentido. Marcus había experimentado su primer orgasmo, pues el chico apenas tenía conocimientos sexuales. Lo poco que sabía era resultado de las pláticas que sus compañeros en la escuela mantenían en secreto de las chicas. Aunque, a juzgar por las acciones de su hermana mayor, pronto sabría con detalle cada parte que el sexo tenía para ofrecer.

- Leia... ¿Qué fue esto...?

- Sexo, Marcky -gimió Leia, usando su apodo preferido para referirse a su hermanito.

Desde que eran niños, Leia había querido a su hermanito como a nadie más en el mundo. Lo había cuidado como si fuera su propio hijo, algo de lo que sus padres estaban orgullosos. Pero lo que ninguno de los dos sabía era que, debido a su parentesco, además del asombroso libido de los dos, Leia había despertado sus intereses sexuales desde una edad muy temprana. A los siete años ya descartaba niños de su clase por su bajo desempeño hormonal. Nadie crecía a la misma velocidad que ella, ni siquiera sus hermanas Silvia, Bianca y Zarya, quienes también tenían un alto libido, pero sabían controlarlo mucho mejor que su hermana mayor. No era una gran sorpresa que Leia se sintiera atraída hacia el único varón que pudiera satisfacerla. Su padre era otra opción, pero Leia sabía que él nunca aceptaría, además de que ahora Lincoln era todo un hombre, mientras que Marcus aún tenía la ternura e inocencia de la infancia: Perfecto para Leia. Lola, la madre de Leia, tenía ciertas sospechas de las acciones de su hija mayor, pero no podía atraparla infraganti.

Leia soltó poco a poco el anormalmente grande miembro de su hermano y lo dejó salir con un ¡Pop!

- Jujuju -rio Leia cuando vio que su hermano seguía erecto- Sabía que había hecho la decisión correcta. Ven, Marcky. Aún hay muchas cosas que quiero hacer contigo.

Marcus amaba a Leia, pero hasta ese momento no había quedado  demostrado hasta cuanto. Marcus tenía la sensación de que algo estaba mal, pero dejó que su querida hermana tomara el control. La chica de dieciséis años y el niño de doce perdieron la virginidad juntos. Leia ni siquiera tenía himen, se le había roto de todas las veces que se había masturbado con ese momento. El vientre de Leia se tornó de la forma de un corazón cuando por fin recibió la carne que esperaba. Sin perder el tiempo, Leia besó a su hermano con lengua mientras lo montaba como si ese fuera el último día en que su fueran a ver. Marcus estaba quieto, intentando procesar todo el placer que sentía alrededor de su cuerpo. Leia se desabotonó su blusa para sacar a relucir sus pechos. No eran tan grandes como los de su madre, pero iban en camino. Leia, orgullosa, se los puso en la cara a su hermano para que los chupara cual bebé.

A quien amo... Es a ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora