Capítulo 1

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Desde entonces algunas cosas han cambiado. Comencemos con mis padres, para ser sincera con ellos no han cambiado mucho, siguen siendo los mismos padres estrictos e insufribles de siempre, con la única diferencia de que poco a poco me han dado más libertad, sin obviar las restricciones claro esta.

Pero es un progreso.

Me dejan ir fiestas solo si Danna o Omar están presentes y sólo con personas del mismo nivel económico que nosotros, o al menos eso ellos creen. A la última fiesta que fui, fue cuando cumplí diecisiete. Una loca fiesta de universitarios donde había toda clase de personas, la disfrute tanto que perdí mi virginidad con un chico del cual todavía no acuerdo su nombre.

Si mis padres lo supieran, me mandarían a China.

Y lo peor es que no me arrepiento.

Creo que mi comportamiento de esa noche, es justo el comportamiento que ellos definirían como rebeldía.

También se puede decir que fue la última vez que salí con Danna como mejores amigas, desde que desarrolló súper cuerpo y se postuló para porrista de nuestro instituto, apenas me saluda, las visitas que eran diarias, se convirtieron en semanales, luego mensuales, hasta que dejó de venir y de buscarme. Entonces la buscarla yo, nunca fui muy sentimental, pero vamos, éramos amigas desde el jardín de niños y no quería que nuestra amistad terminara, pero deje de intentarlo, cuando vi que ya no quería estar cerca de mí.

Muchas veces me pregunte ¿Qué hice?

Pero luego entendí que las personas cambian sin darle razones.

Con Omar las cosas siguen igual que siempre, nuestros padres no pierden las esperanzas de casarnos; creo que lo han planeado desde que supieron que vendríamos al mundo y sería un excelente partido si no lo viera solo como un amigo y él no fuera gay.

Sus frecuentes salidas a clubes gays, evitan que nos veamos a penas, pero igual seguimos siendo mejores amigos.

Descubrí que soy buena y me gusta el voleibol, así que comencé a practicarlo, me gusta, pero solo lo practico como pasatiempo, formo parte del equipo de el instituto, no de forma oficial, eso solo juego en los torneos si alguna jugadora oficial no puede por alguna razón.

He entablado una clase de amistad secreta con mis nuevos vecinos, después de que le lleve el pastel solo había pasado algunos saludos con Aliz, hasta que una vez mi nana salió a hacer las compras y no dejó las llaves en el lugar acostumbrado, llegue del instituto y no me quedó más opción que ir a la casa de los vecinos hasta que llegara. Obvio mis padres no saben eso.

Nana y yo decidimos que sería un secreto que nos llevaríamos a la tumba.

Desde entonces tenemos una amistad, solo con Aliz y su marido, ya que su hijo es otro asunto.

El señor se cree dueño del vecindario, fiesta casi todos los fines de semana, su música a todas horas del día no me deja estudiar y muchos menos leer, sin contar que tengo cerrar mi ventana para no verlo cogiendo casi todos los días con una chica diferente.

Omar tiene un leve flechazo por él, pero tengo muy claro que mi vecino no es gay.

Lo han cambiado durante este años en más de cinco institutos por pelearse, actualmente está en uno de miles de dólares, casi en a las afueras de la ciudad y es en el que más ha durado.

Como he sido testigo de sus momentos fogosos, tan bien lo he sido de los momentos cuando no está de humor, que son los más frecuente; lo he visto desmoronar su habitación a puños y arruinar más de tres autos furioso.

Desde nuestro ultimo encuentro con el pastel, no nos hemos vuelto a ver a más de diez metro de distancia, pero cada que su mirada cruza con la mía sigue causandome escalofríos, he llegado a deducir que es por el odio con el que mira y la mirada asesina que me lanza cada que tiene la oportunidad.

Segundos Para Sentir ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora