🐕Sirius Black🐕

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Título: Tick Tock
Advertencia:
Tipo: boyxboy
Dedicado a: gxlden_walls
Charlie Oldman como Sirius Black

Título: Tick TockAdvertencia:Tipo: boyxboyDedicado a: gxlden_walls Charlie Oldman como Sirius Black

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Thomas Sangster como Remus Lupin

Thomas Sangster como Remus Lupin

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Remus Lupin había terminado su relación con Sirius Black hace ya muchos años, cuando el de pelo negro lo había acusado de ser un espía de Voldemort. Eso le había roto el corazón, no podía creer que el chico que más amaba en el mundo había desconfiado de él de tal manera. Esa misma noche, habían terminado su relación, sin volver a hablar. Y en el momento que sus amigos James y Lily Potter habían sido traicionados por Sirius, según el Ministerio de Magia, Remus lo creyó, lo que si no podía creer era que Sirius había sido capaz de semejante cosa.

Durante todo ese tiempo que estuvo solo, sin ninguno de sus amigos, jamás pudo sacarse de la cabeza a Sirius. Puede que los haya traicionado, pero estaba 24/7 pensando en él. Pensaba en cuanto tiempo había pasado desde que había sentido la piel del chico, cada vez que tenía el deseo de volver a sentir a Sirius, su voz interna gritaba "¡Aléjate!".
Todos los días durante doce años fue así, hasta que en el mismo año que había aceptado el trabajo de profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras, vio en El Profeta que Black había escapado de Azkaban. Más que nunca tenía que estar cerca de Harry para cuidarlo de que Sirius no le haga nada.

Meses después, todo iba muy bien en Hogwarts, excepto, claro, por el hecho de que Sirius Black se había metido en las habitaciones de Gryffindor para matar a Harry. Pero esta vez Remus podía hacer algo.
Había descubierto a Harry con el Mapa de los Merodeadores, tanto tiempo había pasado desde que vio ese mapa por última vez, se sintió en casa de nuevo al abrirlo, pero estaba buscando una cosa en específico. O mejor dicho, a alguien en específico.

En cuanto todos se fueron a dormir, Remus cautelosamente salió del castillo, dirigiéndose al viejo Sauce Boxeador, el lugar donde había pasado muchas noches terribles. Con su varita en alto, subió las rechinantes escaleras y al llegar a la habitación donde él permanecía en las lunas llenas, escuchó una melodía que reconoció al instante. Era una canción que ambos se habían aprendido en el piano en su cuarto año, una bella canción de amor. Al parecer Sirius no la había olvidado, pero Remus sacudió la cabeza intentando alejar los pensamientos románticos sobre su ex.
Abrió la puerta, que de tan rota que estaba ya ni puerta parecía y vio al amor de su vida, sentado en el piano.

-Sirius: Te oí subir las escaleras, hacen mucho ruido, ¿sabes?- lo miró como si no hubiera pasado nada en esos doce años, como si hubieran estado juntos todo ese tiempo-. ¿Eso que tienes en el bolsillo es el mapa? Vaya, doce años y sigues siendo tan malditamente inteligente, Lunático de mi corazón.

-Remus: Doce años y tú aún hueles a perro sucio, y no me hables como si todavía fuéramos una pareja.

-Sirius: ¡Oye! Huelo a perro sucio porque estuve encerrado, pero sé que recuerdas mi aroma a la perfección, jamás te deshiciste de la Amortentia que hicimos en tercero, ¿verdad?

Remus apretó su puño, recordando que ese pequeño frasco estaba en el segundo cajón de su escritorio.

-Sirius: Yo tampoco me deshice de la mía- metió la mano en un bolsillo y sacó un frasquito, idéntico al que tenía Remus pero más sucio. Lo destapó y aspiró profundo-. Chocolate, libros viejos, café, y perfume de hombre. Merlín, como amaba tu perfume. ¿Cuáles eran los aromas que tú habías sentido?

-Remus: Cigarrillos, Whiskey de Fuego, shampoo caro y cuero- lo recordaba como si hubiera preparado esa poción el día de ayer-. Deja esto, Sirius, no va a funcionar. Voy a entregarte al Ministerio.

-Sirius: ¿Por qué? ¿Por ser inocente? Vaya, pensé que me amabas más que eso. Remusín, no quiero recurrir al chantaje, pero tú no estás en posición de entregarme. Eres un profesor con licantropía, de la cual ninguno de los padres de los chicos que estudian aquí conocen.

-Remus: No te atreverías- se acercó a él, enfrentándolo con la mirada.

-Sirius: No- se puso de pie, se paró enfrente del hombre lleno de cicatrices, miró sus labios y recordó que eran los más suaves que había probado en toda su vida-. Tú no te atreverías, porque aún me amas- se acercó para besarle después de tantos años pero Remus lo detuvo colocando una mano en su pecho.

-Remus: Ni lo sueñes, tu aliento huele a perro muerto.

-Sirius: ¿Me traes un cepillo y Colgate?

-Remus: Mejor, vamos a mi habitación. Y de paso te bañas porque no soporto ese hedor espantoso- hizo un gesto de vomitar, lo cual hizo reír a Sirius.

-Sirius: Me amas de todos modos, después de ochenta y cuatro años- lo abrazó y cuando Remus le devolvió el abrazo, sintió su amor por fin. Lo había deseado todo ese tiempo que estuvo encerrado en Azkaban, y lo único en lo que podía pensar era en el cuerpo de su amado, lleno de cicatrices y aún así siendo el más lindo.

Luego de haberlo llevado hasta su habitación, cuidando de que nadie se aparezca en el camino, lo empujó directo al baño.

-Remus: Y no salgas de ahí hasta que huelas a campo de rosas- le cerró la puerta en la cara y fue a recostarse en su cama, todo esto era demasiado para él; Sirius, Harry, el mapa. Todo lo estaba abrumando demasiado.
Habían pasado dos horas y Remus se había quedado dormido, y Sirius aún no salía. Pero cuando salió, una nube de vapor lo acompañó, el ruido de la puerta despertó a Remus, que cuando vio al peli negro, casi se desmaya.

-Remus: Ahora si eres tú- le sonrió con mucho amor, viendo su cabello largo perfectamente ondulado sobre sus hombros, aún le quedaba un poco de barba, pero se veía espectacular.

-Remus: Ahora si eres tú- le sonrió con mucho amor, viendo su cabello largo perfectamente ondulado sobre sus hombros, aún le quedaba un poco de barba, pero se veía espectacular

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-Sirius: Por cierto, ya no tienes jabón.

-Remus: ¿Cómo que no? Si recién lo compré- fue rápidamente al baño y vio todo el piso mojado, los pelos de Sirius en la ducha y la toalla empapada en el piso-. ¡Canuto! Tú limpiarás todo esto.

Sirius sonrió, feliz de haber recuperado al Remus que se había perdido en la depresión.

-Sirius: Yo también te extrañé, Lunático- y antes de entrar al baño a limpiar, le dio un corto beso en los labios y lo mandó a seguir durmiendo.

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Siii la pareja favorita de todos al fin llegó a escena. Voy a hacer una segunda parte de este, así que no mueran.

Bueno, voten, comenten, bla bla bla, amenaza, amenaza, y nos vemos en el próximo shot.

Lxs quiere mucho, su querida escritora y merodeadora, ¡Cather!

Lxs amo, uaches

Marauders ShitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora