Sandman Príncipe

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- Y, dime, ¿de dónde vienes, pequeño? - preguntó una mujer morena con un velo morado que cubría la mayor parte de su rostro dejando a la vista solo sus ojos verdes.

- De una estrella - contestó aquel niño que encontraron vagando en el desierto. El extraño ser que venía a su lado, de piel morada y apariencia regordeta, le sonrió a su inesperado acompañante.

- ¿Brawhalala?

- No lo sé, estoy aquí desde hace un año, más o menos - contestó con duda.

El mágico ser observó a su esposa con intriga, quien venía conduciendo para llegar al pueblo donde se estaban hospedando. La mujer suspiró y trató de entender lo que estaba sucediendo.

- Entonces...

- Sandman - a completó el niño - Sandman Príncipe -

- Sandman - prosiguió Tara - Vienes de una estrella, estás solo en el desierto desde hace un año -

- Oh, no. No estuve todo este tiempo en el desierto. Aquí se está muy solo - corrigió el niño mientras veía por la ventana cómo comenzaban a aparecer casas cada vez más frecuentemente.

- ¿Bahaha?.

- Pues, una vez un barca me hizo el favor de ir a Italia - sonrió al recordar su viaje por aquel lugar que decían llamar Europa.

- ¿Un barco? - corroboró la mujer.

- ¡Sí! Eso, a veces no recuerdo muy bien como se llaman las cosas.

- ¿Cómo pudiste pagar el viaje?

- Pues, en mi estrella hay piedritas brillantes que parecen ser muy valiosas aquí - entonces sacó de una bolsita que llevaba colgando de su cadera una bella y reluciente gema de color verde: una esmeralda.

La mujer lo observó con asombro, intercambió miradas con el genio y carraspeó la garganta.

- Tienes que cuidar eso, Sandman. Las personas aquí suelen ser muy malas con niños de buen corazón como tú.

El niño frunció su ceño después de reflexionar aquello - ¿Entonces no debo confiar en ustedes? -

El genio sonrió - Halablala -

- Oh, ya veo - el pequeño niño lució una linda sonrisa al escuchar aquello - Entonces  puedo estar con ustedes -

Tara estacionó su carro frente al hotel donde estaban pasando su luna de miel.

- Espera aquí, Sandman. No tardamos - salió del carro tras sus palabras, dejando el aire acondicionado prendido para no hacer pasar un calor innecesario al pequeño moreno.

- ¡Brawhalala! - exclamó con entusiasmo una vez hubo cerrado la puerta para que el niño no lo escuchara.

- No lo sé, Gene. No lo conocemos, ¿qué tal si es un estafador? - el genio la observó con obviedad - No importa que sea un niño -

- Bahalawala - se acercó a ella y empezó a dar saltitos con alegría. La mujer le sonrió enternecida.

En realidad, ella no podía concebir un hijo, así que la idea de la adopción les había pasado por la mente en más de una ocasión a ambos. Por lo que al ver a el pequeño niño de rosada vestimenta, consideraron en adoptarlo, sin embargo, debían saber la opinión del chico proveniente de una estrella.

El genio abrió la puerta del niño y lo invitó a salir - Bwahalala - Sandman lo siguió con confianza tras sus palabras, había dicho que lo acompañara a la habitación donde él matrimonio se estaba quedando.

El Principito [ Leondy ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora