Capitulo 7

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Muchas cosas habían sucedido en muy poco tiempo y no, ella no había logrado procesar casí nada hasta ese momento. Habiéndosele permitido el primer baño desde que fue secuestrada, había aprovechado cada segundo dentro de la regadera para pensar en todo lo que estaba sucediendo y como es que había terminado abrazando en un mar de lagrimas a su secuestrador.

Muchas personas habían sido asesinadas a su alrededor, su familia la traiciono y todo parecía apuntar que su hermano tenía planes más importantes que lidiar con ella, asique probablemente y viendo que le habían proporcionado una habitación con ropa de su talla, podía suponer que estaría cautiva por un tiempo hasta que se les ordenara matarla o liberarla.

Su vida estaba en la cuerda floja, y ella no podía hacer más que esperar hasta que alguien la empujase al avismo o la salvase. Cualquier cosa que sucediera ahora mismo estaba fuera de sus manos, pero incluso sabiendo eso, ya no se sentía capaz de seguir llorando, simplemente estaba agotada, no podía ni quería seguir compadeciendose porque no había manera de que eso pudiese devolverla en el tiempo y salvarse.

Mirandose en el espejo manchado de aquel mugroso baño se dio cuenta de lo mal que se veía. Aunque ya limpia, su aspecto no mejoraba mucho por lo hinchado que estaba su rostro, sus ojos por llorar por tanto tiempo, y su mejilla por el golpe que Sakura le habia dado antes.

Aquella ducha le había logrado calmar, y aunque aun habían muchas cosas que deseaba y otras que no entendía, por lo menos ahora podía ordenarlas por prioridad. Justo en ese momento ya no pensaría en las razones por las que su familia la había metido en ese infierno, no, ahora solo quería intentar sobrevivir todo el tiempo que pudiese, y si la manera de hacerlo era obedeciendo a todo lo que aquellos asesinos le decían.... que así fuese.

El rubio le había dicho que se reuniera con ellos en el comedor, bajando las escaleras, derecha tres puertas mas adelante el comedor. Por lo que veía mientras se dirigía al sitio indicado es que el lugar había sido alguna especie de escuela o internado, muchas habitaciones vacías, ventanales completos cerrados con madera, pasillos algo oscuros por lo dañado de las luces, pero de alguna forma... calido. Era como si apesar de la oscuridad y lo desolado que estaba, el lugar hubiese guardado la escencia que alguna vez pudo tener, demostrandolo en los dibujos mal hechos que habían en algunas paredes.

Sus piernas dudaron cuando al llegar a su destino escucho un par de risas haciendo eco allí dentro. Debio inhalar profundo para agarrar valor y abrir aquella puerta, pero de alguna forma no era miedo lo que la recorría de arriba abajo, no, era algo más...

__Y llego quien faltaba.

__Vaya vaya ojitos bellos, te vez mucho mas decente ahora__ Cuatro pares de ojos la miraban inspeccionandola, se sintio ultrajada pero mantuvo la compostura mientras caminaba a pasos cortos y precabidos hasta la gran y unica mesa en aquel comedor gigante.

__Te ves muy bien, coneja__ El cumplido del rubio solo la hizo sentir aun más vulnerable. No dejaba de pensar en que todo lo que decían era una forma de burla por ser la presa debil y tonta.

Sin contestar a ninguno, solo desbio su atención a la mujer rubia que la miraba desde el otro lado de aquella mesa. La sonrisa que asomaba en sus labios parecía la de alguien amigable, y en sus ojos no podía ver pizca de burla o ira, como si ella no fuese consciente de lo que le estaba pasando, pero era muy obvio que si estaba allí con esos... entonces ella tambien era parte de sus verdugos.

__Hola, querida__ Comenzo la rubia con un tono de voz bajo como si temiese asustarla__ Soy Tsunade, soy la encargada de mantener nuestro hogar en buen estado. Entiendo por lo que debes estar pasando, pero dejame decirte que no vamos hacerte daño... solo queremos que cenes con nosotros.

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