Carta 1

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Cuando había comenzado a leer la carta de entrada sentí como una gran apuñalada por la espalda, simplemente el peor dolor de todos los tiempos; nunca llegue a imaginar que perder un hijo era un dolor terrible, es como si te quitaran tu propia vida.

Pues hoy estaba totalmente sola. Tardes tristes llenas de rencor, repulsión, terror, impotencia llegaron a mi casa, y comienzan con este mismo día. La policía se ha ido, y el cuerpo de mi hija quemado en una pequeña caja se encuentra.

Mis ojos están pesados, las lágrimas no dejan de recorrerme las mejillas, me duele la cabeza y sobre todo el corazón. Es algo inaceptable, terminare en un manicomio de seguro, simplemente siento que no puedo mas aquí. Yo no debo estar aquí.

Una parte de mi mente quiere saber las razones de la muerte de mi hija, pero se que aunque yo las lea y las vuelva a leer un millón de veces, ella ya no va a volver. Obedezco esa parte; saco la primera carta, es de color blanco el papel, y comienza.

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Madre, esta es la primera de las razones, no quiere decir que sea la mas fuerte, pues todas me lastimaron de cierta manera hasta acabar conmigo.

Mi primera razón es mi padre; nos dejo a mis 6 años de edad, justo después de haberse enterado de que una pequeña cadena de cáncer recorría mis venas. Aun sabiendo el que no moriría tan pronto, y que no era algo de alto cuidado nos dejo.

Recuerdo cuando el salio por aquella puerta negra de la casa e incluso no se llevo nada de el. ¡El te dejo todo!.

Y te recuerdo a ti llorando por el en tu habitación, hincada en el suelo, con pastillas a tu alrededor, yo no entendía que ocurría y no me ayudaste, me golpeaste. 

Dijiste que yo fui la culpable de todo aquel enredo entre ustedes, ¿Que hubiera sido de nosotras si se hubiera quedado?.

Siempre me culpaste, hasta el últimos de mis días, me pusiste a trabajar para tener algo que comer al menos una vez al día, tenia que pagar mis tratamientos e incluso seguí estudiando. 

Muchas de mis maestras me preguntaba si estaba bien todo en mi casa, pues mis calificaciones siempre fueron bajas, cuando llamaban tu no contestabas. Siempre estuviste obsesionada con el, sentada en el sofá con una botella de alcohol en tu mano y pastillas para tu nerviosismo en la otra.

Esa es mi primera razón madre, y lo lamento, pero ese hombre quemo tu memoria, esa memoria que nunca repusiste.

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Cartas a mamáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora