El misterio de Bennett Jacobs

Día 8: Regresa a mi mente

He continuado tanto, que aveces pierdo la meta de llegar tan lejos, aveces es muy cansado como estresante, Dan y Abdon están dormidos, Key escribe y yo sólo conduzco, miro hacía afuera y aprecio la belleza de las nubes formadas tan hermosas con su toque de luz resplandeciente que le añade el sol, es tan hermoso, ver la naturaleza y sentirte libre, sentirte tan feliz.

Mientras manejó y observo, escucho una canción de uno de muchos artistas favoritos. The Bay - Metronomy.
Es satisfactorio sacar la mano y sentir el aire fresco pasando por ella y por mi rostro.
Estamos a minutos de llegar a Zacatecas, así que levantaré a los muchachos para que se preparen, Alex babea cuando duerme así que lo levantó antes de cualquier parada para que se limpie y limpie lo que a babeado, en cambio Dan, es un ángel cuando duerme, no hace ni un sólo ruido y siempre duerme en una misma posición con una de sus sábanas que trae desde el inicio.

- ¡Hey! Chicos, arriba, estamos por llegar a nuestro destino, comiencen a acomodarse. - Les hablo mientras Key les vota uno de sus lápices.
- ¿En donde estamos? ¿Cuánto tiempo dormí? Me siento muy mal. - Responde Abdon frotándose la cabeza.
- Estamos por llegar a un hermoso lugar, ya verán, les gustará.
- Oye Ben ¿Puedes pasarme uno de los pañuelos que están en la guantera? -Pregunta Dan, levantándose y doblado su Sabana.
- Claro, sólo que voy conduciendo y está algo distante, Key ¿Puedes?
- Claro, démosle su pañuelo a la princesa - Contesta Key con gran amargura.
Es de esperase, suele ser así algunas veces. Entró a lo que es la ciudad de Zacatecas y encuentro una tienda donde hay accesorios y cosas buenas, pensé que sería bueno para que se distraigan un poco, así que decidí estacionarme en frente y llevarlos.

Entro como Pedro por su casa al negocio, que por fuera sa veía tan feo como un bar de borrachos tan viejos como la vida misma, pero por dentro las paredes estaban pintadas como si Picasso hubiera hecho aquella hermosa creación, acompañando e unos cuadros abstractos, la belleza de aquella tienda era tanta, que lo único que hacía en ves de querer comprar era apreciar tanta buena obra.

Después de deleitarse con esa belleza, salí a tomar un poco el aire, con algunas cosillas, esperaba a que los chicos salieran para continuar con nuestro plan, pero con un sonido bajo escucho una canción que me abrió la mente, era como si conociera esa canción de toda la vida, el sonido era más fuerte cada vez que me acercaba y tanto como lo hacia se abría más la zona en donde estaba, hasta que llegue ahí, al final del recorrido al cual me llevaba ese sonido, era un chico, como de 14 años, tocaba una bella canción que me sonaba tan hermoso, entre tantas cosas la hermosa canción acompaña al sol hacia su ida a la iré parte del mundo, el atardecer, la bella canción y las personas y el mundo estaban tan tranquilas como si todo el mismo mundo de hubieran parado sólo un segundo para escuchar a este chico con su canción, así que me tranquilice y termine a que acabará, aquella hermosa canción era tan familiar pero no recordaba si nombre.

El chico terminó y mientras recogía sus cosas me acerqué acerqué preguntarle.

- Hola soy Bennett ¿Puedo hacerte una pregunta?
- Claro ¿Que pasa?
- ¿Cómo se llamaba la canción que tocaste al principio? Se me hizo familiar, pero no logré recordarla.
- Oh, se llama Comptine dun autre ete es de el compositor Yann Tiersen.

Fue como si me hubiera dado la respuesta de como surgió la vida, mi mente se abrió demasiado entoces fue ahí donde lo recordé.

Me veía en un campo, un muy bonito campo, junto a un gran lago, había un piano Stanway a la orilla del mismo lago y estaba una chica, tocando esa misma canción.

Me despedí y agradecí al chico, siguiente de regresar con los chicos, no todo iba a ser de color de rosas ya que sólo estaba Abdon y Danielle, algo había pasado.