El tiempo que llevo de caminata por el pasillo del helicarrier fue en un ambiente aplastante muy ajeno a Thor que recorría el pasillo con toda la soltura del príncipe de Asgard y con su capa roja ondeando detrás de su espalda. El estado de máxima tensión era demasiado obvio para los demás. Muchos agentes no fueron ignorantes que el equipo que volvía de la misión había crecido y con eso, la presión en el aire. Sus miradas inadvertidamente se volteaban a mirar.
La dirección en que sus ojos se posaban no era más que en el líder del equipo.
El ceño fruncido y los tendones abultados en el cuello del capitán américa había opacado la vista del hombre encadenado que iba escoltado por un grupo de agentes militares alineados al frente.
A pesar de que aún no hubiera noticias al respecto, el gran soldado de américa quien era reconocido por tener un temple firme y justo con infinita paciencia, estaba mostrando que sus características más formidables habían sido resquebrajadas en el curso de acción.
Entonces más de uno se animó a especular que la misión a pesar de los resultados había llegado a ser poco satisfactoria. Más aún para un tipo perfecto como el soldado veterano que era Steve Roger.
Y no estaban equivocados. Steve estaba molesto.
Más que eso, Steve estaba molesto y desconcertado. Lo último más que nada, y el problema en sí era que no sabía cómo debía reaccionar ante eso.
Fue en una misión casi catastrófica a niveles poco prácticos para ser una misión de captura y reconocimiento. Su máxima preocupación fue la rendición nula en grupo del nuevo agente que Shield había puesto bajo sus manos. El muchacho lejos de acatar las órdenes con la profesionalidad requerida había tomado sus propias decisiones a pesar de lo que Steve le había ordenado.
Había un dolor que se centraba en su cabeza. Con su mano izquierda levantada se masajeó entre ese punto; tomando un suspiro cansado. Dentro de la molestia de la jaqueca, sus ojos se posaron en otro dolor de cabeza al frente.
Delante de él, el hombre envuelto en una capa roja caminaba con su gran altura dando pasos largos y seguros. Si Steve tuviera que opinar del dios del trueno, Thor, diría que era muy ajeno. El otro alpha con su gran altura y su exótica ropa de asgardiano se topaba con miradas que era ajenamente ignoradas mientras caminaba detrás de Loki y el agente Uzumaki. Sus ojos de vez en cuando se colocaban tímidamente sobre la figura de Loki quién era arrastrado por el clon de Naruto. Y era en esos momento donde una mueca de tristeza temblaba en sus labios colocados en línea.
[....]
El cabello de Naruto se había balanceado con el golpe repentino del viento. La repentina fuerza del movimiento sacó su trasero de la roca, y con un movimiento torpe se puso en pie.
["¡Atención! ¡Agente Uzumaki, ya está aquí el refuerzo!"]
La voz detrás del auricular olvidado que tenía en su oreja sonó repentinamente con la voz de una mujer. Naruto la reconoció como Natasha Romanoff.
Una luz deslumbrante cayó encima de sus cuerpos con el leve zumbido en el aire. Y fue un deja vu que pasó repentinamente en su cerebro. La luz era tan deslumbrante que no fue equivoco llevar sus manos sobre sus ojos mientras se cubría los ojos casi cegados por el repentino cambio visual. Y el viento siguió golpeando continuamente sobre su rostro. El quinjet apareció arriba de sus cabezas.
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«𝘌𝘭 𝘩𝘦́𝘳𝘰𝘦 𝘖𝘮𝘦𝘨𝘢 𝘴𝘦 𝘦𝘯𝘤𝘶𝘦𝘯𝘵𝘳𝘢 𝘭𝘦𝘫𝘰𝘴 𝘥𝘦 𝘤𝘢𝘴𝘢.»
Fiksi Penggemar. . . . Había tantas cosas por las que Naruto había batallado en el pasado. Una parte sensible de su lago mental parecía vivir apaciguado aunque se mantenía estancado por capricho. Era un sentimiento oscuro y tormentoso que parecía vivir en el fondo...