Capítulo I

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La voz en el Bosque.

Era la época de dinastía en Corea, año 962; una era donde la jerarquía social prevalecía por encima de todo. Nacer como plebeyo era nacer condenado de por vida, al vivir controlado por el gobierno y dejarse pisotear por los nobles. Los niños a corta edad eran enviados a la guerras y las niñas eran vendidas como rehenes para salvar a sus familias. Sin duda, eran tiempos oscuros y difíciles. Todo esto comenzó a cambiar poco a poco cuando luego de unos sangrientos años producto de una brutal guerra, el Rey Gwangjong subió al trono. Esto conllevó a que, después de un par años, las aguas comenzaran a calmarse en el pueblo; los esclavos eran emancipados y las familias nobles carecían cada vez más de poder. Los plebeyos luego de tanto tiempo podían, al fin, ver un rayo de luz y tranquilidad entre las espesas tinieblas.

Gracias a todo esto, el joven guerrero de diecinueve años Kim JongIn podía estar tan tranquilo debajo de un árbol, sin armadura y sólo en compañía de su espada. El moreno yacía con sus ojos observando las flores encima de él, mientras degustaba una bola de arroz recién comprada en el mercado. Podía sentirse pleno en ese instante con el aire puro llenando sus pulmones, la brisa acariciando sus mejillas y el sol que se filtraba por entre las hojas calentándole la piel. No sabía cuánto tiempo había pasado desde que estuvo tan calmado de esa manera; donde sólo escuchaba el cantar de los pájaros y no los gritos de los guerreros siendo masacrados; donde su cuerpo estaba en estado de reposo y no blandiendo su espada en contra de los enemigos. Sí, también hubo tiempos duros para el joven escudero. Era, decía él, voluntad de los cielos que todavía siguiera vivo, sólo para disfrutar el momento en donde no tuviese que temer por su vida.

De pronto, sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando sus oídos percibieron una melodía a lo lejos. Era una voz masculina, entonando alguna canción que desconocía. Por inercia se colocó en alerta, tomando su espada para levantarse y perseguir el sonido. Con cautela caminó a través del bosque hasta que la voz se hizo cada vez más fuerte y, finalmente, consiguió la fuente de esta. Había un hombre de estatura promedio con un hanbok marrón y una capucha cubriendo su cabeza. Parecía que no sentía la presencia de JongIn el cual estaba oculto detrás de un árbol escuchando atentamente, pensando que era, en efecto, la voz más grandiosa que hubiera escuchado nunca. Cada nota pronunciada dejaba un rastro de melancolía y la letra era, a su parecer, desgarradora. Su canto arropaba todo el bosque y hasta las aves parecían prestarle atención, acompañándolo con uno que otro silbido que se perdía entre el sonido de la insistente brisa. Era una escena conmovedora que no tardó en tocarle las fibras sensibles al moreno.

Una ráfaga de fuerte viento agitó la copa de los árboles provocó que la capucha del joven se hiciera hacia atrás dejando ver su cabello amarrado en una coleta y parte de su rostro. Parecía tener los ojos cerrados y sus manos se movían con gracia, entregado totalmente a expresarse con su canción. JongIn, curioso, quiso acercarse un poco más para ver la fuente de tan magnífica obra, pero una rama crujió debajo de su pie ruidosamente, lo suficiente para que el joven cesara su canto en seco y volteara alarmado. El moreno maldijo en voz baja y subió la mirada encontrándose con la del muchacho. Aquellos ojos grandes que se posaban sobre él derramando lágrimas cristalinas que brillaban al rodar por su mejilla y esos gruesos labios rojizos que resaltaban en aquella piel tan pálida como la nieve sin duda le robaron el aliento.

El chico pareció avergonzarse y limpió su rostro con bastante brusquedad.

— ¿Quien demonios eres? ¿Qué haces aquí?

Su voz natural era grave a diferencia de su cantar, a pesar de que se veía menor que el propio JongIn parecía intimidante. Vaciló antes de responder.

— Yo... yo estaba... pasando por aquí y me llamó la atención tu voz. ¿Te molesta?

— No deberías ir por ahí espiando gente, ¿qué no te lo enseñaron? —espetó y frunció el ceño—. Te meterás en problemas.

¿Morirías Por Mi? - KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora