Capítulo VI

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Promesa.

Habían pasado un par de semanas desde que JongIn se convirtió en el escudero de KyungSoo. Había tenido que mudarse a la residencia del Príncipe Heredero, pues su trabajo era protegerlo las veinticuatro horas los siete días de la semana. Era un trabajo un poco pesado ya que el Príncipe tenía muchas cosas que hacer en su día a día y finalmente comprendía su desgaste mental, lo suficiente para hacerlo escapar cada vez que tenía la oportunidad. Pero la compañía del joven guerrero para Do era reconfortable y hacía que la carga fuera más llevadera y le agradecía constantemente. Aún así KyungSoo no dejaba la costumbre de ir al lago cuando tenía su tiempo libre, acompañado ahora de su guardia real. El príncipe le permitía hacerle preguntas para responderlas lo mejor que podía, sólo con la condición de que KyungSoo también tendría derecho a preguntarle cosas acerca de su vida.

El joven JongIn le había confesado que en realidad nació como un plebeyo en un pueblo lejano que ya no existía, ya que el gobierno del anterior Rey se había encargado de destruirlo. Había sido adoptado por el general Kim a cambio de servir a la Corona junto a la familia y de combatir en tantas guerras como le fueran ordenadas. Aprendió a sobrevivir a la fuerza y sus manos se habían manchado de sangre hace mucho tiempo. Sólo así se ganó el respeto de sus hermanos y del general. Al escucharlo, KyungSoo experimentó, por primera vez, el sentimiento de la compasión. Estaba al tanto de que los niños podían ser esclavos y ser mandados a la guerra, de que vivían en una época donde era matar o ser asesinado. Sabía que JongIn también tenía que estar dispuesto a matar para protegerlo, sólo esperaba desde lo profundo de su ser que eso no tuviese que suceder nunca más.

Ese día KyungSoo le palmeó la espalda al moreno y por primera vez tomó su mano para reconfortarlo. 

— Ninguno de los dos estará solo de nuevo — le dijo, ganándose una sonrisa melancólica de parte de JongIn que le hizo doler el corazón. Si bien él era su guardia real, KyungSoo también se encargaría de que nadie le hiciera daño a su joven guerrero. 

Días después recibieron una orden directa del Rey, quien los había mandado a llamar.

— He pensado que el Príncipe Heredero debería salir del palacio de vez en cuando. Así que viajarán hasta Baekje a hacerme un recado. Deberán regresar el día de luna llena. ¿Entendido?

—¡Sí, Majestad! —exclamó el par. 

KyungSoo estaba bastante contento, emocionado como un pequeño niño porque por fin saldría del palacio con el consentimiento de sus padres. Claro que no lo demostraba, su semblante permaneció impasible durante los preparativos para poder salir de viaje. JongIn siempre lo observaba, como esperando el momento en que sacara a relucir su verdadera emoción, pero eso no pasó hasta que finalmente estuvieron lejos del palacio. Cabalgaron cada uno en su caballo por el bosque, KyungSoo yendo mucho más rápido que el moreno, sintiéndose pleno. Con el viento chocando en su rostro sonreía tal cual un prisionero recién liberado. JongIn al momento de alcanzarlo logró verlo: la verdadera personalidad del Príncipe. Él era sólo un niño con demasiadas responsabilidades encima, pensaba el guerrero. 

Para cuando el arrebol comenzaba a pintarse en el cielo, los jóvenes decidieron que tenían que parar a descansar en un lugar seguro y encender una fogata para resguardarse del frío. Encontraron un buen lugar entre los árboles, amarraron los caballos y bajaron de estos para comenzar los preparativos. Estaban en silencio, hasta que JongIn decidió ser el primero en hablar.

—Alteza... ¿usted, nunca había viajado? —Se atrevió a preguntar. El príncipe que se quitaba su sombrero paró en seco para observarlo, un poco avergonzado al parecer de JongIn.

—No —habló sin más—. La Reina, mi madre no lo permitía porque sentía temor acerca de lo que pudiesen hacerle al sucesor del Rey.  A pesar de tener guardias reales, simplemente no lo permitía —Se sentó recostando su espalda en el tronco de un árbol—. No sé como el Rey me ha dejado. Quizás por el percance que hubo la vez pasada, y que tiene un guardia real en el que confía.

¿Morirías Por Mi? - KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora