Capítulo V

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Aprovecha el presente.

Aquel beso había desencadenado, por fin, los sentimientos del uno por el otro. No faltaba una palabra acerca de lo sucedido, pues sólo sus acciones y miradas hablaban por sí solos. Aquella noche después del largo beso, KyungSoo volvió a recostarse en el hombro de JongIn para dormir plácidamente mientras que sus manos se entrelazaban. Ambos se entendían a la perfección, y sabían que ese beso sólo había sido el primero de muchos.

El día después del festival regresaron al palacio sin complicaciones, con una sensación agradable en sus corazones y muchísimos recuerdos juntos. En la entrada del palacio los esperaba la dama de corte mayor, quien les indicó que se presentaran ante el Rey inmediatamente. 

—Veo que cumplieron tal y como se los ordené. Bien hecho —habló el Rey una vez los tuvo de frente—. ¿Te hizo bien salir del palacio, Soo? ¿Lograste ver el festival?

El príncipe se sorprendió de que su padre se refiriera a él por su nombre, y aún más que supiera lo del festival. Recién se había dado cuenta que quizás su padre lo había mandado a propósito y no supo reaccionar de otra forma más que la habitual. 

— Sí, Majestad. 

El rey sonrió—. De joven fui un alma libre. No me parece correcto encerrar al príncipe heredero. Y ahora, que tenemos a alguien de confianza que te proteja, podré estar tranquilo de enviarlos a más misiones como esta. Por ahora retírense, y descansen.

Ambos se inclinaron por respeto antes de retirarse e ir a la residencia del Príncipe. En silencio y cumpliendo su rol de superior y subordinado. 

***

El resto de sus días lo pasarían cumpliendo esa fachada, aquella actuación de que no eran más que un Príncipe y su Escudero. Pero cuando lograban escaparse al lago, al bosque o estar a solas en la misma residencia del Príncipe, su amor terminaba por rebosarse. Eran tardes o noches llenas de besos y caricias; de dulces palabras que fortalecían cada vez más aquél amor inocente. La vida comenzaba a tornarse interesante para KyungSoo, pues ahora vivía con la adrenalina a flor de piel cuando JongIn lo miraba durante el trabajo, o cuando susurraba en su oído haciéndole sonrojar, y aún más cuando pasaban aquellas noches largas llenas de pasión desenfrenada.

Sí. La vida ahora era muchísimo mejor. 

Por supuesto, la realeza no se enteraba. Es más, el Rey y la Reina elogiaban el que cumplieran tan juiciosamente sus deberes. Todo parecía marchar bien. A ellos en realidad no les importaba tener que ocultarse para poder amarse. Sabían las reglas, conocían su pecado, pero por ello no se iban a detener.

***

Una de tantas noches después de una exhausta jornada tanto para el Príncipe Heredero como para su Escudero, las damas de la corte que servían a Kyungsoo le prepararon un baño con agua de hierbas para que pudiese relajarse. Este agradeció y mandó a que fueran a descansar hasta el día siguiente, pues Kyungsoo a pesar de su carácter fuerte era amable con sus servidores. Sentado a la orilla de la alberca sumergiendo sus pies y con sólo su bata de baño cubriendo su cuerpo, llamó a JongIn mientras esparcía pétalos de margarita en el agua. 

—¿Me llamaba, Alteza? —Apareció Jongin sin su uniforme, sólo con un sencillo hanbok blanco que usaba para dormir. Al observar a Kyungsoo se quedó anonadado, con una sensación de revoloteo en su estómago. A pesar de ya haberlo visto desnudo antes, no podía dejar de sentirse así cuando estaba con él. Y ya había pasado casi un año desde su encuentro en aquel bosque. 

¿Morirías Por Mi? - KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora