Capítulo III

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Protector.

Desde la llegada de la familia Kim, las cosas habían cambiado un poco en la vida del Príncipe Heredero. JongIn se había encargado de ser, según KyungSoo, una auténtica molestia para él. Su vida en el palacio tenía siempre los mismos ajetreos, siendo el sucesor y casi la mano derecha del Rey no le quedaba mucho tiempo casi ni para respirar. Y ahora, justo cuando se escapaba al mismo lago de siempre, se encontraba con el joven guerrero interrumpiendo su paz casi todos los días. Había amenazado con acusarlo para que lo dejara tranquilo, pero JongIn era como un niño que no comprendía. Habitualmente lo veía dando clases a los futuros soldados o se cruzaban en los pasillos, y sí, JongIn lo trataba como correspondía, con el mayor de los respetos, siempre haciéndole una reverencia y refiriéndose a él como su Alteza. Pero cuando estaban a solas este no podía reprimir su curiosidad por el joven Príncipe, y aprovechaba de hacerle preguntas que no eran contestadas más allá de un "sí" o "no". Aún así, para JongIn era suficiente por ahora. KyungSoo se había dado por vencido; finalmente lo dejaba estar y se dedicaba a ignorarlo. Ya no estaba tan solo después de todo, y la compañía del moreno aunque le inquietaba, se estaba acostumbrando a su presencia.

Una tarde de primavera, donde las flores de cerezo caían con gracia sobre el lago del palacio, KyungSoo yacía sentado en el campo luego de una mañana de reunión de té con algunos familiares reales importantes. Habían algunos arreglos acerca de política y economía que hacían estallar su cabeza, así que optó por escaparse cuando tuvo la oportunidad. Por fin lograba respirar aire fresco para que su mente se despejara y todo se sentía demasiado tranquilo. Sí, demasiado...

— ¿Donde se habrá metido este chico? —habló para sí mismo mirando a sus alrededores. ¿Quizás había tomado en serio sus amenazas y le había dejado en paz? Se preguntaba Soo—. Bueno, supongo que disfrutaré el momento.

Eso había dicho, pero su mente se sentía intranquila ante la ausencia de JongIn. Intentó cerrar los ojos, pero los abría constantemente para buscarlo con la mirada. Caminó a los alrededores del lago tarareando una de sus tantas melodías, pues él casi siempre aparecía cuando cantaba. Sin embargo, después de un tiempo, nada pasó. Parecía que JongIn esa tarde no intentaría incomodar a KyungSoo, y eso le dejaba una sensación extraña. ¿Donde estaría metido? Se preguntaba. Kyungsoo quizás ya se había acostumbrado demasiado a la presencia de alguien más a su lado; alguien de tez morena y labios gruesos que esbozaban una sonrisa cálida como el sol del amanecer, y que con sus preguntas y comentarios hacían esa tormentosa estadía en el palacio un poco más llevadera. 

Luego de unos minutos logró escuchar algunos pasos aproximándose, haciendo que el Príncipe se alegrara de repente pensado que era la persona que esperaba. Sin embargo, al voltear para ver de quien se trataba se llevó una desilusión. Era su madre, la Reina, con un semblante de disgusto mientras se acercaba a él. 

— ¿Por qué escapaste de la reunión? ¿Es aquí donde siempre te desapareces? —El joven agachó la mirada—. ¿Qué sucede contigo, Soo? ¡Eres el Príncipe Heredero! Has vivido así toda tu vida. Tienes que tomar responsabilidad de todo en el palacio después de tu padre, ¿y todavía vienes a perder el tiempo en este lugar? ¿Qué no sabes la carga que tienes encima?

— ¡¿Crees que no lo sé?! —exclamó, sintiendo la sangre hervirle en todo el cuerpo por aquellas palabras—. Exactamente porque tengo esa carga es que no puedo vivir tranquilo. 

—Lo tienes todo, Soo, y pronto serás el Rey. Tienes que ser el orgullo de la nación, del Majestad y de mí.

—¿Lo tengo todo? —preguntó sonriendo con cinismo. Jamás le había hablado de esa manera a la Reina—. ¡Ni siquiera puedo llamarla madre! ¿Qué es lo que soy para usted, ah? ¿Sólo un sucesor? ¿Que acaso no soy su hijo también? —La Reina parecía sorprendida—. Quizás no quiero ser el Príncipe He...

¿Morirías Por Mi? - KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora