Where do broken hearts go?

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La noche anterior había pasado entre bromas sin sentido y risas resonantes. Después de llamar a la mamá de Mike, Will regresó corriendo hacia la cama y se recostó sobre su amigo, no se despegó de él en toda la noche, los viejos tiempos habían regresado apremiantemente en un abrir y cerrar de ojos, y los disfrutó más que nunca porque muy en el fondo sabía, que quizá sería el último.

No obstante, su realidad era otra, el pelinegro no dejaría a su novia por nada del mundo y él no quería ser la causa principal de la separación de estos, aunque siendo sinceros, él nunca sería la causa porque Mike le había confesado infinidades de veces que él amaba con locura a la castaña.

Se había divertido tanto hace unas horas que le pareció irreal, ¿así se sentiría el más alto cuando estaba con Eleven? Las mariposas incesantes dentro de su organismo revoloteaban emocionadas al escuchar su voz y sentir su tacto.

Si eso no era amor, ¿qué era?

Su cabeza era un mundo de preguntas que algún día se encargaría de responder, pero por ahora viviría con la intriga y disfrutaría unos últimos minutos antes de que el rizado se despierte.

Se había despertado no hace mucho, con las mejillas tintadas de rojo al ver en que posición se encontraba, sus brazos estaban alrededor de la cintura de su amigo y su cabeza recostada en su pecho, no quería moverse, por lo que trataba de respirar lentamente para no incomodar al mayor.

El tiempo pasaba y él seguía en la misma posición, con una sonrisa imborrable en su rostro, mantenía los ojos cerrados y se conformaba con tan solo oír la respiración del contrario, y sentir su pecho subir y bajar, rogando porque no se levantara. Pero al sentir como el otro se removió, supo que el momento de despegarse había llegado, no obstante, se quedó aferrado al otro y suavizó sus expresiones para que fuese más creíble.

Sintió los dedos del rizado pasar con delicadeza sobre su despeinado cabello, haciendo a su cuerpo temblar por su tacto, y rogó con todas sus fuerzas que el ojimarrón no se diera cuenta.

-"¿Por qué me haces las cosas tan difíciles?"-cuestionó jugando con los cabellos contrarios- "Hace tan poco tiempo tenía las cosas claras, y luego vienes a poner todo mi mundo de cabeza"- dijo en bajo tono de voz- "Todo se siente distinto ahora, me es difícil verte y no decirte cuánto te quiero"-

Will sintió como el color cambiaba drásticamente en sus mejillas, convirtiéndose en un rojo vivo en tan solo un segundo, las palabras de su amigo le habían caído como agua fría y no sabía como reaccionar ante tal declaración, aunque también se podía tratar de que su comentario haya sido irrelevante y totalmente ambivalente, pero aún así la esperanza se incorporó en su corazón.

-"Tu nombre revolotea por mi mente, y aun no estoy seguro porqué, Nancy dice que debo de pensar bien las cosas, hablar con Eleven y aclarar todo, pero eso no significa que fuese fácil"-continuó haciendo una leve pausa para soltar un suspiro-"Pienso hacer bien las cosas, pero siempre termino arruinándolas, soy un completo desastre y necesito ser racional, soy débil y no sé cómo decirle que no ha alguien"- musitó bajando su mano hasta su cara y empezar hacer dibujos sin sentido, provocándole cosquillas al menor, quería reírse, pero todo lo que había escuchado con anterioridad le había dejado helado, y ni un nervio de su rostro le hacía caso, y lo agradecía-"Mi corazón siempre ha apuntado en una solo dirección, y recién puedo descubrirlo, mi primer amor siempre fu..."-

La puerta se abrió de par en par dejando ver al hermano mayor del castaño, totalmente preocupado, pero al ver a los dos muchachos abrazados y acostados, una media sonrisa se plasmó en su rostro.

-"Lamento interrumpir chicos, pero hoy tienen clase y deberían alistarse"- dijo este volviendo a cerrar la puerta, sin antes mirar con gracia la cara de susto de ambos jóvenes.

I'm stupid, but...wait for me (Byler)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora