Bonito

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Sus labios se entre abren mientras observa al bonito chico que mira fijo por la ventana, es curioso como la tenue luz del sol, rodea cada una de sus facciones haciéndolas mas bonitas,su nariz perfilada, sus mejillas suaves, su cabello oscuro que cae suavemente en su frente, su largo cuello, todo en el es tan bonito.

Jungkook no puede no mirar al omega, por que sus bajos instintos se lo demandan, por que es el único que hay en la clase y de los pocos que hay en su escuela, por que le encuentra fascinante, así que le observa, no con deseo, si no con fascinación, como un niño que mira fijo un bonito muñeco de edición limitada que no va a tener nunca.

Por que los omegas son de una clase muy lejana a la suya, mas aquel que parecía de tan buena cuna, inteligente, educado y sereno, que siempre estaba rodeado de Betas de alto nivel, y luego estaba el, un insignificante Alfa, un perro de cruza.

El bonito chico giró el rostro, sus ojos chocaron un instante, solo para que este se alejara.

-Estúpido perro, ¿que le hiciste?, no molestes al único Omega de la clase, o te pateare el trasero que no podrás ponerte de pie- le regañó el jefe de la clase, un Beta claramente-.

-Lo...lo siento-dijo en un murmuro, encogiéndose en su sitio, pues el sabía, y su instinto le decían que no debía contestar-.

-Espero que lo entiendas, por que gracias a SeokJin, la escuela tiene tan buena posición, es preferible tirar a la basura un perro que un bello omega-.

Y diciendo esto le palmeó la cabeza con fuerza haciendo que este se encogiera con lagrimas pequeñas en los ojos.

Pero Jungkook no dijo nada, estaba acostumbrado a ello, a ser ignorado, a ser odiado, el mismo sabía que no debía meterse con los Omegas, ni siquiera mirarlos, pero era imposible para el no hacerlo, después de todo, como ellos decían, era un "perro", sus instintos animales estaban mas desarrollados, no había autocontrol en el, no podía no mirar. 

Por que la belleza de los Omegas era de otro nivel desde su perspectiva, así que observaba, con discreción dirigía su mirada a las largas piernas de aquellos Omegas en las clases de deporte y como su pequeño pantalonsillo blanco, se volvía algo erótico cuando se elevaba en cada salto que estos daban, podía ver el sudor en la frente de SeokJin y como este decencia de forma delicada hasta sus mejillas, miraba con algo de culpa, los nudillos rosas de SeokJin cuando este pasaba a escribir en la pizarra, sus mejillas volviéndose rojas mientras bajo el sol, recogía frutos del huerto escolar, pero solo se limitaba a mirar tragando saliva, por que el no tenía derecho ni de tocarle.

Consumido de haber ofendido al Omega, le buscó entre los arbustos durante la hora de almuerzo para ofrecerle una torpe disculpa, mientras en la bolsa del pantalón guardaba un chocolate que pobremente había sacado de la maquina expedidora.

El, estaba sentado en el pasto, leyendo con el rostro sereno mientras el aire movía sus cabellos, parecía esperar a alguien mas, pues había otro bolso a su lado, Jungkook tragó saliva, se acercó con miedo, y se arrodillo a su lado pensando lo que ya tenía planeado decir, sin siquiera mirar su rostro.

-Perdón si te incomodé hace un momento, por favor no te vayas de la escuela,prometo no volver a mirarte- juró haciendo una reverencia y entregándole el chocolate, pero este lo ignoró-.

-Yo... no soy inteligente ni mucho menos tengo buena cara, por eso... no puedo evitar mirar a alguien tan bonito como tu, pero... si te incomoda, lo dejare de hacer, lo juro- Y por cada palabra su voz temblaba, pero

¿Si quiera SeokJin lo estaba viendo?

Un suspiro invadió sus oídos, miró con lentitud el rostro de aquel que le robaba el tiempo en clases cada ves que le miraba, con miedo, con duda, sintiendo su corazón temblar, levanto la vista para encontrarse con los ojos vacíos y solitarios color marrón del omega.

-¿Bonito?, bonito...-murmuro para si mismo- Jungkook, ¿debería tomarme esto como una declaración de amor?-.

Sus palabras flotaron, en ningún momento el había pensado de esa forma del Omega, sabía que no era digno.

-Lo siento, lo siento- murmuro-.

-Tomare tu sucio regalo, por que soy alguien bueno, pero por favor no fantasees con algo que jamás tendrás - murmuro guardando el chocolate en su bolsa-.

Jungkook lo sabía, pero aún así le dolieron esas palabras.

-¿El perro te está molestando?- dijo alguien detrás de ellos-.

Un chico alto de ojos afilados le miraba molesto, con asco.

-No, el perro ya se va- y dicho esto, empujó a Jungkook lejos, este cayó al suelo, se puso de pie, ante la mirada fija del Beta de cabello claro y se alejó temeroso de ahí, con los ojos cristalizados aguantándose el llanto-.

Estaba acostumbrado a ello, a los malos tratos, a ser humillado, por ser pobre, por ser Alfa, pero, eso no hacia que no doliera, que no le lastimara, y con eso en mente, se fue renegando de haber tenido  tal suerte a su casa.

Sin embargo, al llegar se encontró a su madre, de nuevo con un Beta, pero este parecía diferente, de alta cuna.

-Hola hijo, este es mi buen amigo, vino a hacer un trato conmigo-.

Jungkook lo miró con los ojos entrecerrados, su madre, era Beta, pero de baja clase, sucia, borracha y vulgar, que lo único bueno que hacia por el ea alimentarle y nada más, no le tenía cariño ni odio, solo era alguien en su vida, y eso era por que su madre hacia cosas que las madres no deben hacer, como golpearlo, alcoholizarse para entretener a sus invitados, dejarle por días solo, cuando era un niño y una larga vista.

por eso, cuando aquel hombre elegante, estaba sentado en la sucia y apestosa sala, Jungkook sabia que no significaba nada bueno.

Y no se equivocaba.

Mi Querido OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora