Soy Mejor Que Él.

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Abrazo sus piernas con cuidado de no hacer ningún ruido que delatara su escondite. Tapo su boca con una de sus manos y cerro sus ojos, como si al hacer eso desapareciera de la tierra.

Cómo si el destino fuera tan piadoso.

--- ¿¡Dónde estás maldito mocoso!? --- escuchó a lo lejos, un lloriqueo casi inaudible salió de sus labios, sintiendo su corazón latir tortuosamente lenta.

Escuchó los pasos de su progenitora en su cuarto, dando zancadas de un lado a otro mientras que Katsuki apretaba aún más sus ojos.

Los ruidos cesaron, no se escuchaba nada a la redonda, tal vez su madre se había rendido y lo dejo en paz, por hoy.

Con calma, limpio sus ojos para abrirlos y encontrarse con la silueta de Mitsuki justo enfrente suyo.

--- ¿Estás llorando pequeño demonio? --- negó repetidas veces intentando retroceder pero la madera del clóset se lo impedía.
--- ¡Sal de ahí, mocoso! --- lo tomo sin cuidado del brazo, encajando inconscientemente sus uñas en la suave piel del niño.

--- ¡Ah! ¡E-espera! ¡Me lastimas, detente! --- lloriqueo más de dolor, intentando separarse de su progenitora a toda costa, pero el temblor de todo su cuerpo —y teniendo en cuenta que solo tenía 7 años— junto a su vista borrosa por las lágrimas se lo impedía.

--- ¡Silencio! --- lo golpeó contra la pared, Katsuki sintió un pitido en su cabeza y todo se volvía más lejano, pero no pudo desmayarse.
--- ¡Camina maldita sea! --- gruñó llevándolo como si fuera de trapo a bajar las escaleras de su casa.

El niño se obligó a despertar, el dolor de cabeza se hizo presente, insoportable, quería dormir ya.

--- ¡Mierda, muévete! --- fue tirado al frío suelo, este solo un quejido mientras intentaba levantarse, si no lo hacía, el castigo sería peor.

--- ¿¡Sigues llorando!? ¡Los hombres no lloran! ¡¿Acaso eres una niñita!?--- con terror, giro su cabeza para mirar a su madre solo para recibir una potente cachetada en su mejilla.

Seguido de esto, una patada justo en su estómago, más golpes llegaron, lo sabía por el dolor, pero su mente estaba en otro lado.

<<¿Que hay de malo conmigo?>> Pensaba el pequeño, el problema era él, ¿No es así? Si el no existiera todo sería mejor para sus padres y para los demás.

El era un estorbo.

Salió de sus pensamientos cuando ya no sintió la presión, sino un dolor indescriptible en todo su cuerpo.

Le ardía, pudo jurar que un sabor metálico se adueñaba de su boca, pero tragó grueso, se levantó del suelo y limpio sus lágrimas como pudo.

--- Hasta que te dignas a ser hombre, pequeño idiota, ¿Tu crees que estoy jugando? Nadie querría ser amigo tuyo, eres un llorón, ¡Termina tus tareas! --- grito desesperada, Masaru apareció momentos después dando un suspiro mientras caminaba hacia la cocina.

Katsuki asintió, tomando el libro el grueso libro que estaba en la mesa.

No entendía porque su madre era así con él, siempre le obligó a aprender temas antes de lo usual, ¡No tenía idea de la álgebra! Pero si no lo hacía, más golpes llegarían a el.

Prácticamente, fue obligado a ser un genio.

--- Agh, limpia tu rostro, das asco maldita sea. --- le tiro una toalla, el menor hizo lo que se le pidió y siguió con sus tareas.

--- ¿Ves? Por este tipo de cosas nunca podrás ser un héroe formidable, ¡Mírate! ¡Incluso Izuku es mejor que tú en todo! A veces quisiera que él fuera mi hijo, así no tendría que sufrir por alguien como tú, que decepción, no mereces ser llamado un Bakugou. --- Katsuki suspiró.

Algunas veces solo quisiera ser como Midoriya, así su madre le diría tan solo una vez que estaba orgulloso de él.

Si...

Izuku...

--- Estúpido nerd, yo soy mejor que el... --- frunció su ceño, apretando sus pequeños puños.
--- Voy a ser mejor que el. ---

No lo odiaba, para nada, quería mucho a Midoriya, era amigo suyo, pero tenía que mostrarle a su madre que era digno de ser su hijo.

El era bueno, ¿No es así?

Si su madre lo trataba de esa manera, significa que el podía tratar a los demás de la misma forma.

Mitsuki lo amaba, ¿Verdad?

Esa era su forma de demostrarlo.

...

¿No es así?
























Banda, nunca dejen que sus padres los comparen con otra gente ni hagan lo mismo.

En los pequeños representa un dolor emocional y pueden llegar a culparse a si mismos por ser como son.

No dejen que les bajen el autoestima por algo tan tonto, ustedes son únicos y nadie cambiará ese hecho.

¡Lxs amo!


Fortaleza. [Katsuki Bakugou]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora