Termino evitando a Inder, pero tarde o temprano me lo cruzo. Me acerco indignada y prepotente hasta él en el patio de la escuela, así que lo interrogo.
—¡¿Me estás siguiendo?! —me quejo pero manteniendo distancia.
Por las dudas, no quiero que otro me bese como si nada pasara. Ya basta de estas aventuras románticas, ¿o debería decir pasionales? Porque todo ha sido físico al fin y al cabo.
—Vivimos en el mismo edificio —se limita a responder y me enerva.
Es demasiado serio.
—Sí, pero... —Retrocedo cuando se me acerca, mi espalda choca contra la pared, él apoya su brazo en esta, arriba de mi cabeza porque soy baja y me observa fijamente, entonces mis mejillas arden —. ¿Qué?
—Deberías tener cuidado —me advirte—. Te tienen en la mira.
—Tú... tú me tienes en la mira, no has parado de observarme.
Sonríe de lado por un momento, pero luego vuelve a estar serio y se aleja de mí.
—Quizás —admite.
—¿Y entonces? —Alzo una ceja.
—Deberías largarte, antes de que sea demasiado tarde.
—No sé de qué hablas.
—No estoy de acuerdo con esto, pero así funciona.
Pone las manos en los bolsillos de su pantalón y se gira para irse, entonces lo sigo.
—¡Espera! —lo llamo y se detiene.
Se gira a mirarme.
—No voy a decirte nada más.
—¿Estás diciendo que estos chicos me besaron y se acostaron conmigo no porque les guste? —No soy tonta, algo pasa.
—Así es —me confirma—. Aunque para ellos fue como un regalo que te hicieron, hazle caso a los rumores y lárgate.
—Espera —insisto—. ¿Por qué me ayudas?
—Se llama cargo de conciencia, supongo.
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Internado Crawford
Mystery / ThrillerEn esta escuela, nada es lo que parece, ni siquiera el amor. Por Viviana Valeria V.