Epílogo

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Inder

Camino por el bosque, sonrío cuando una camioneta negra se detiene en frente de mí. Mi chófer baja y abre la puerta trasera, así que entro. Acto seguido rodea el vehículo al dirigirse al asiento del piloto para conducir.

—¿Y? ¿Cómo ha ido? —me pregunta mientras me pongo los lentes oscuros, que saco de mi bolsillo.

Observo como el fuego se esparse, entretanto avanzamos por la carretera y sonrío con malicia.

—Mejor de lo que espere —contesto.

—¿O sea que el proyecto fue un éxito como los otros internados, señor Crawford?

—Exacto, un éxito. Hacer que los locos se asesinen entre sí es mi labor, para eso me pagan, pero hacer que una sola lo haga, creo que fue mi mejor trabajo, y el más rápido.

—Por eso lo contratan, mi señor, de alguna forma hay que purgar a esas lacras de la sociedad. Aunque creo que empieza a disfrutarlo, eso no es bueno, los del alto mando se enfadarán.

—Siempre lo he disfrutado, aunque esta vez, tuve una cómplice.

Que de hecho, lo disfrutó más que yo. Aunque no creo que jamás se entere, de la razón tras todo este trabajo. Y por supuesto, nunca nadie sabrá de ello, porque todo seguirá en secreto.

Internado CrawfordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora