Una sola oportunidad entre 23

68 3 2
                                    

(Miriam)

Pablo se me había quedado mirando embobado, con esa cara de "Oh dios mío, que jodidamente sexy estás" y eso me gustaba. Tenía razón, estaba sexy: me habían hecho una depilación (muy dolorosa) para que mis piernas 'bonitas' (según mi estilista) resaltaran; mi pelo ahora era completamente liso y perfecto como siempre quise tenerlo; y mis ojos y mi cara... de eso no había ni de que hablar; y para ya rematar, me habían puesto un vestido con el que no
podía respirar, aunque valía la pena, me veía taaaan deseable... Estoy celosa de la chica perfecta, sexy y guapa que lleva ahora este vestido. Nunca pensé que alguna vez podría verme tan guapa, pero estaba I M P R E S I O N A N T E, aunque no era aquí la única... Pablo, todavía con cara de tonto y babeando por mis huesos, se veía... atractivo. Interesante. Guapo. Sexy. Vale, lo diré de una maldita vez, PERFECTO.

Cuando nos tocaba salir, Andrea nos pidió que nos cogiésemos de la mano, y oh, no tengo ningún problema en eso... Él me tomó de la mano, se giró hacia mí, y me sonrió. ¿¡Cómo conseguía derretirme siempre con una de sus sonrisas?! Espera... Olvidad esto último. No voy a enamorarme de Pablo, sería una locura. Una locura que valdría la pena pasar. Bah, dejémoslo...

Sometida en mis pensamientos, no me di cuenta que estábamos saliendo hasta que oí a toda la gente chillar. Todos nos miraban atónitos, sorprendidos, eufóricos, y todos nos miraban. A Pablo y a mí. Cogidos de la mano. Sonriendo. Saludando.
Por un momento me imaginé una vida junto a Pablo. Siendo felices con nuestros hijos, con nuestros amigos, y con Eli... Eli... ¡ELI! Dios mío... ¿Qué pensaría ella si le dijese que me 'atrae' Pablo? Me mataba. Y estoy segura de que ellos dos están liados. Seguro. Pablo solo quiere jugar conmigo. Y como yo seré la que va a morir, nunca me enteraré si de verdad está jugando conmigo. Eso era jugar sucio... Y a mí NO me podía gustar Pablo. Definitivamente no me gustaba. Ni un poco.

( *****************)

Bajamos de la carroza y enseguida recibimos felicitaciones por parte de todos.

- ¡CHICOOOOS! ¡HABÉIS ESTADO INCREIBLES ALLÍ FUERA! ¡TODO EL MUNDO OS DESEA Y YA ESTAN TODOS HABLANDO DE LOS JOVENES Y SEXYS AMIGOS DEL DISTRITO 7! -Andrea no podía dejar de chillar eufórica- Y esque permitidme decirlo, pero... ¡ESQUE LOS DOS SOYS MALDITAMENTE SEXYS!

- Vale, Andrea, cálmate. -Peter intentó hacerla callar- Muy bien, lo habéis hecho muy bien. Con el buen trabajo que habéis hecho hoy, no dudo ni un segundo que podáis conseguir patrocinadores. Teneis una posibilidad de ganar... -creo que a Pablo y a mí se nos iluminó la cara- Pero no os emocionéis demasiado, porque tenéis una oportunidad entre 23 de ganar... Nos vemos en la cena, voy a ver a unos amigos.

Dicho esto se fue y nos dejó solos con la boca abierta.

(************************)

Me dirigí a mi habitación con Pablo a mi lado. Llevábamos todo el camino en silencio, con la cabeza agachada, yo solo quería entrar en mi habitación para tumbarme en la cama, ya estaba en la puerta, abriéndola cuando Pablo me cojió de la muñeca y me acercó a él.

- Miriam, esto... -parecía nervioso, bastante nervioso- bueno..., pues..., que estas muy guapa.

- ¿Gr-gracias? -¿por qué me decía esto?- Tú... Tú también. -y, ¿por qué le contestaba yo eso?

- Oh, preciosa, no tanto como tu. -Me sonrió de esa manera tan sexy y yo me sonrojé. Al parecer lo notó, y se rió.

- Oye tú, ¿de qué te ríes, imbécil?

- Oh venga ya, te gusto. Admítelo de una vez.

¿¡QUE ACABA DE DECIR QUÉ?! Si se piensa que voy a caer tan fácilmente se está equivocando.

- Ya claro, igual el enamorado eres tú aquí. Ah pero, perdona, tú estás enamorado de Eli

- Ja ja já - rió de manera falsa- Una, yo no he dicho que estés enamorada, aunque si lo estás mucho mejor preciosa; y dos, a mi no me gusta Eli.

- Ya claro, ¡Pero si se notaba que iban a salir en menos de un día! Además, creo que vosotros dos ya han tenido algo seguro y yo no me he enterado. ¿Me equivoco?

- Completamente -Pablo me miró con cara picaresca- ¿Acaso estás celosa?

- Oh, ni un poco.

Dicho esto, me fui directa a mi habitación, otra vez, pero me giró y me estampó contra la pared colocando sus brazos alrededor de mi cuello para que no pudiera escapar.

- ¿Adónde crees que vas, preciosa? Aún no he acabado.

- Venga Pablo, déjame salir. Y, ¡POR DIOS, QUÍTATE DE AQUÍ, ESPACIO PERSONAL!

- ¿Espacio personal? -Pablo se puso a reír muy fuerte, aunque seguía estando sexy. Vale, olvidad eso último que dije- ¿Te pongo nervioso tan cerca, Miriam?

Se empezó a acercar a mi, me miraba a los ojos y después a mis labios, a mis ojos y a mis labios, estaba solo a unos escasos centímetros de mi boca y yo seguía paralizada. Quería besarlo de una vez y... ¿¡PERO QUÉ DIGO?! Quítate de ahí, imbécil!
Él se seguía acercando a mí, así que decidí hacer una cosa. Le di con mi pierna en su entrepierna y cuando se quitó de mí, le pegué una bofetada.

- Esto, Pablo, no lo vuelvas a hacer en tu mísera vida. ¿¡ TE HA QUEDADO CLARO?! -dije con firmeza y segura de mí misma- No sé cómo dejarte claro que a mí no me gustas, no me puedes besar. Adiós.

Dicho esto, abrí la puerta de mi habitación y la cerré con fuerza. Después de lo que había pasado no quería salir a cenar, así que pedí la comida en mi habitación y me metí en la ducha. Me daba pena quitarme todo el maquillaje y el vestuario, porque nunca había pensado que me vería así de guapa. Pero bueno, me metí en la ducha y empecé a jugar con los botones de aquella ducha tan rara. No me podía quitar de la cabeza lo del casi-beso, y bua, en realidad deseaba aquel beso, pero no podía dárselo. Simplemente no podía hacerle eso a Eli, encima sabiendo que voy a morir y nunca tendremos un futuro juntos. Eso acaba en desgracia. No voy a enamorarme de él para luego morir. Y tampoco le creía sobre lo de Eli.... aunque... ¿Y si solo eran cosas mías y de verdad no le gustaba? Bueno, de todas formas yo a él no le gusto, solo quería incomodarme. Seguro.

Salí de la ducha y me puse el pijama, ya que no iba a salir a cenar. Antes de entrar a la ducha había pedido la comida a mi habitación, y cuando salí estaba encima de la cama. Una bebida rara que sabía a naranja, una hamburguesa con queso (cosa que nunca había probado pero estaba muy buena), patatas fritas, una tarta de queso (que tampoco la había probado pero me había enamorado con tan solo escuchar su nombre), un papel doblado, un... Espera, ¿un papel doblado? ¿Qué es eso? Lo desdoblé y lo leí.

Miriam, te espero a las 11.30 de esta noche en la terraza. Por favor, ven, no te voy a hacer nada, palabra. Necesito hablar contigo.
Pablo.
Pd: las patatas están muy buenas, y creo que no me he podido resistir a robarte los aros de cebolla. Los disfrutaré por ti, tranquila.

¡NOOOOO! ¡MIS AROS DE CEBOLLA NO!! Maldito bastardo... Pero espera, eso no era lo más importante. ¿Quería que fuese después de casi-besarme? Ni loca. Aunque, bueno... Si no me iba a hacer nada... Y bah, a quién voy a engañar. La curiosidad me mataba. Esto no podía ponerse mejor. ((Nótese la ironía))


ANDREA, LA ESTILISTA DE PABLO, EN GALERIA DE ESTE CAPÍTULO. UN BESO A TODOS Y GRACIAS POR LEER. ❤️❤️

Los trigésimo cuartos juegos del hambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora