Capítulo 3: ¿Esto es una despedida?

63 4 0
                                    

(Pablo)

No me puedo creer que esté aquí. Mis padres se están despidiendo de mí, sí, pero... ¿Creían que no lo daría todo por ganar? Uy... Si piensan eso, están muy equivocados. 

Media hora antes, cuando habían dicho el nombre de Miriam, había sentido mucha lástima por ella, porque, bueno, somos amigos. Siempre discutíamos por todo y siempre queríamos tener la razón, pero me dolió que fuese ella la que tenía que ir. No obstante, cuando dijeron mi nombre... Mi cara fue épica. Pasé de estar totalmente triste a estar enfadado con el mundo. No era un sueño, ya lo había comprobado. Lo peor de todo es que mis padres piensan que no tendré ni una oportunidad. Eso me saca de quicio, pero quizás tengan razón...


Una vez me despido de ellos, entra Ali. Nada más verla, sé que ha estado llorando, pues tiene los ojos llorosos, y la verdad, no me extraña. Perder a tus dos mejores amigos... Es muy duro. Solo de verla así se me encoge el alma, así que decido acercarme y abrazarla con todas mis fuerzas. Nos pasamos así como 2 minutos sin decir nada, hasta que ella habla, o al menos lo intenta.

- No pu... puedo creer que tú y... Mis dos mejores amigos...

- Lo sé, yo tampoco me lo creo. Pero por favor, Eli, no llores más, sabes que daré todo por volver, al igual que Miriam.

- Eso es lo que me da miedo.

- ¿Qué? - me quedé atónito ante esa respuesta. ¿Qué le daba miedo?

- Me da miedo que os matéis uno a otro, sé que solo podrá venir uno, y mentiría si dijese que quiero que vuelva uno en concreto...


No había caído en eso... Tiene razón. ¿Qué pasaría si nos viésemos frente a frente en la arena? Yo quiero sobrevivir, pero matar a mi amiga... No sé, tampoco es tan amiga. Y está claro que por lámenos uno de los dos tendrá que morir y aquí estará Eli... Ella me importa más que Miriam...

- No te preocupes Eli, pero piensa que uno de los dos puede volver y yo... Me importas más que ella...


Eli se queda mirándome con esos ojos verdes que tanto me gustan. Creo que está enfadada por lo que acabo de decir, pero entonces hace algo que no me espero para nada. Me besa. Sí señores, la chica que tanto me gusta me acaba de besar. Es un beso cálido, y dulce. Me quedo mirándola y la vuelvo a besar. Luego me susurra cerca de mis labios:

- ¿Esto es una despedida?

Claro que no. Ahora no. Necesitaba ganar para poder verla, besarla, la quiero. Y si tengo que acabar con Miriam lo haré. Por ella.

- Claro que no. Ahora eso ya no.



(**********************)




Después de las despedidas, ya tenemos que subir al tren de camino al capitolio. Me voy hacia mi compartimento, donde había una cama demasiado cómoda, un armario repleto de camisetas y vaqueros, y un baño muy lujoso. Me quito toda la ropa y solo pienso en probar esa maravillosa ducha. ¡Oh, dios mío! Si esto no es el cielo, ¿qué lo es? ¡Agua caliente, hirviendo, fría, como yo quiera! ¡Y solo hay que girar una ruedecita! Estoy alucinando. Simplemente alucinando. 

Mientras me ducho, vuelvo a pensar en todo, en mis padres, en  Eli y sus labios cálidos, esos ojos que tanto me llevan loco... Tengo que volver por ella. Eso implica que Miriam tendrá que morir, pero tampoco supone un gran problema. Ella no tiene a nadie, sus padres murieron y no tiene hermanos, solo tiene a Eli que, bueno, es su mejor amiga, pero yo también lo soy, y necesito volver a verla... Así que, aunque tenga que matar a Miriam, lo haré. Volveré.


Después de la ducha, me pongo unos vaqueros grises que hay, y una camiseta blanca algo estrecha. Al salir al comedor a comer, veo que solo están Clary y mi mentor, Peter, que había ganado los juegos hace cuatro años gracias a un combate cuerpo a cuerpo y un cuchillo que tenía. Lo observo de cerca y la verdad es que tiene un aspecto bastante aterrador: el pelo rubio corto y rizado le llegaba a las cejas, sus ojos son pequeños y con el color verde que tienen, parece que te observen en todo momento. Bueno, dentro de lo que cabe, es uno de los pocos mentores que es "normal", es decir, que no es adicto a la morfina, ni se emborracha para ahogar sus penas en alcohol, ni se ha vuelto loco... Simplemente, se ha alejado de la gente porque todo el mundo le teme desde que ganó los juegos.

Pero ahora es nuestro mentor, y tengo que mantenerme con vida. Hablaría sí, o sí.


Me senté en la mesa y empecé a ver el exquisito manjar que tenía enfrente. No pude evitarlo:

- ¿¡Pero qué es esto?! ¿Por qué hay tanta comida?

- Alucinado, eh? -me contesta Peter- Todos los años es lo mismo, los tributos llegan, alucinan con la comida, se empachan y luego lo vomitan todo por comer tanto. -seguido de decir esto, se echa a reír.

- No me refería a eso -digo enfadado- . No sé cómo pueden estar muriéndose de hambre todos los distritos y que aquí haya tanta comida. ¿Acaso no pueden darla en los distritos? -no me doy cuenta, pero estaba gritando un poco.


Peter me va a replicar, supongo, cuando Miriam entra por la puerta y tiene más o menos la misma reacción que yo. Solo que ella miró a Peter, me miró a mí, miró la comida, y dijo:

- Con esta cantidad de comida, podría alimentar a todo el distrito 7. - dicho esto, coge un plato y empieza a llenárselo de comida, no en exceso, pero más de lo que me esperaba. - Bueno, no me miréis así, sé que lo que he dicho antes es verdad y es injusto, pero ellos no van a tener que matar a otros para sobrevivir.

- Chica, me gusta tu forma de pensar. -Peter se ríe fuerte y continua- Así que tú eres Miriam... Encantado, soy Peter y creo que nos vamos a llevar muy bien.


Solo he tenido que oír eso para levantarme de un golpe y salir de allí. Así que ganándose al mentor, ¿eh? Muy astuta, Miriam, muy astuta... Y egoísta. Pero esto no acaba aquí... De hecho... Acaba de empezar.




(***********)

WOOOOOOW. ¿Qué os ha parecido este capitulo? Esto solo acaba de empezar...
Muchas gracias por leerme y bueno, en este capitulo os dejo a Pablo. Besos.

Los trigésimo cuartos juegos del hambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora