Los profesionales y yo.

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(Miriam)

Toda la sala estaba mirándome. Fijamente. Los tributos menos expertos me miraban embobados, como si hubiese hecho un truco de magia; los profesionales hablaban entre ellos señalándome y mirándome con cara cómplice, sonriéndome; y después estaba Pablo, que me miraba con una cara que no supe interpretar. Desde la noche esa en la terraza que me dijo esas cosas tan horribles, nos evitamos mutuamente. Si él no me quiere cerca, yo a él tampoco, pero en la arena haré lo que pueda para que gane él.

Dejé los cuchillos en el sitio y me dirigí al taller de reconocimiento de plantas comestibles, ya que en ese momento estaba vacío. Bueno, de algo me tenía que servir pasar la mitad de mi vida manejando cuchillos, ¿no?

Acabado el entrenamiento, me fui hacia los ascensores para subir al comedor, pero de repente alguien me cogió del brazo.

- Hola preciosa. ¿Tú eres esa chica tan guapa que ha lanzado esos cuchillos tan perfectamente? - yo asentí con la cabeza, porque claro, él ya lo sabía-. Soy Victor, el sexy chico del distrito 2.

- Hola, yo soy Miriam, chica 'según tu guapa' del distrito 7. Bueno dime, ¿a qué se deben tan agradables vistas?

- Oh preciosa, me encanta como hablas -me guiñó un ojo- ¿Te apetece sentarte conmigo y con mi grupo de amigos a comer? Verás, nos gustaría que una belleza como la tuya estuviese con nosotros...

- Está bien, será divertido. -me reí un poco.

- Entonces princesa mía, acompáñame.

Me cogió del brazo empujándome contra su cuerpo y me llevó al ascensor más próximo con más tributos. Dios, el chico era taan sexy, guapo y joder sus ojos... estaba tan bueno... Y yo, Miriam, lo tenía cogido de la cintura. Matadme.

Llegamos a la mesa con lo demás y me senté al lado de Victor. Pegué una mirada a todo el comedor y vi a Pablo sentado con otros tributos que parecían tener nuestra edad o menos. Yo no sé si Pablo tiene un detector de mis miradas, pero alzó la vista y me miró directamente a los ojos. Parecía un poco molesto, aunque no se por qué, no me iba a sentar con él y sus amiguitos. Alcé una ceja y me giré.

- Bueno chicos, ella es Miriam, distrito 7 y propietaria de los cuchillos mágicos. -Victor me miró y me sonrió.

- Hola, encantada -estaba un poco nerviosa, tenía delante a los profesionales.

- Miriam, yo soy Derek y ella es Dayana -señaló a la chica rubia que tenía al lado- somos los tributos del distrito 1.

- Yo soy Fiona -dijo una chica alta morena muy exótica-, y junto a Victor soy el tributo del distrito 2.

- Y nosotros somos los tributos del distrito 4. Yo soy Gabriel y ella es Julieta.

- Estoy muy contenta de conoceros a todos, aunque también muy nerviosa. Sois los profesionales, y yo soy una pobre tributo que solo sabe manejar los cuchillos.

- Y no olvides que eres preciosa -Victor me guiñó un ojo y yo le sonreí. Son imaginaciones mías o Fiona acaba de asesinarlo con la mirada?

Acabamos de comer y nos fuimos a nuestras habitaciones. Coincidí con Pablo en el ascensor, pero no le dije absolutamente nada. Me encerré enseguida en mi habitación y me quité la ropa para irme a la ducha, estaba agotada. Me enjaboné el pelo con ese jabón que olía a frutas del bosque y salí. Aún era muy pronto, así que pedí un poco de chocolate caliente a mi habitación. Me puse a escuchar música mientras bebía mi chocolate y después de un rato me dormí hasta que fue hora de la cena. Me puse unos vaqueros y una camiseta negra y salí al comedor. Solo estaba Peter y Clary cuando llegué, igual Pablo no quería salir a cenar.

- ¿Cómo ha ido tu primer día de entrenamiento, honey?

- Muy bien la verdad, Clary. He practicado varias cosas bastante útiles la verdad, una de...

- Ya me han contado lo de tus lanzamientos de cuchillos mortales. -me interrumpió Peter-. Sabía que tenías algo especial, desde el primer momento lo supe, pero... eso es asombroso, tienes muchas posibilidades de conseguirlo, Miriam. También sé que eres amiga, por lo tanto aliada, de los profesionales. Me alegro mucho Miriam, tenemos que empezar con las estrategias.

- ¿Cómo sabes todo eso, Peter?

- Pablo me lo ha contado todo, tranquila.

- ¿Pablo ha estado aquí? -pregunté algo extrañada.

- Oh, él ha venido antes de cenar a hablar conmigo. Verás, como él ha decidido quedarse con los tributos más flojos y tú con los profesionales, os entrenaré por separado.

- Claro, es totalmente comprensible, pero... ¿Por qué no ha venido a cenar?

- Él estaba cansado, honey -esta vez habló Clary

- Ah bueno, vale.

Nos pasamos la cena hablando de mi gran destreza con los cuchillos y de las primeras estrategias. Peter me aconsejó quedarme en un principio con los profesionales, así que mañana iría con ellos a entrenar. Me iba a mi habitación, solo quería dormir. Estaba ya llega do, abriendo la puerta, cuando algo muy raro pasó.

- Miriam... -me dijo en un susurro.

- ¿Pablo? -¿enserio era él?

- Esto... Bueno... Yo solo quería decirte que lo hiciste muy bien hoy en el entrenamiento con los cuchillos. No sabía que tuvieses esa precisión.

- Mmmmm... Muchas gra-gracias, Pablo.

- Buenas noches, Miriam.

Dicho esto, cerró la puerta de su habitación y yo me quedé sola enfrente a la mía. ¿Pero qué demonios acababa de pasar?

MUCHISIMAS GRACIAS A TODOS POR LEER, ME HACE MUCHA ILUSIÓN. BUENO, NO QUIERO SER PESADA, ASÍ QUE OS DIGO QUE EN LA GALERÍA TENÉIS A VICTOR, EL CHICO DEL DISTRITO 2. BESOS A TODOOS.

Los trigésimo cuartos juegos del hambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora