Como si de cuchillos se tratase

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(Miriam)

¿¡Qué demonios le pasa a Pablo?! ¿Por qué me decía eso? Él sabía que yo no era una chica fácil, lo sabe perfectamente. Pero en entonces, ¿por qué lo había dicho? ¿Estaba celoso? Y lo que es más importante, ¿Charli estaba enamorado de mi? A decir verdad, ahora que me lo dice tiene bastante sentido. Siempre venia a verme, pasabamos horas y horas hablando, siempre se preocupaba por mí, y claro, después está el día que me dio el collar. Fue hace dos años, yo volvía a casa sola, como siempre.

(Flashback)
Estaba subiendo los escalones de casa cuando oí a alguien jadeando (parecía que hubiese corrido 100km) y cuando me giré ahí estaba él.

- Ho...hola... Mir -se notaba que estaba cansado- Esto... ¿Cómo estás?

- Yo muy bien, aunque creo que tú no puedes decir lo mismo... ¿Qué haces aquí?

- Bueno yo... He venido a estar un rato contigo. Muchas veces lo hago, y nos lo pasamos muy bien siempre... ¿Quieres que me vaya?

- No no no. Charls. Quédate. Por favor.

Él no dijo nada más, simplemente se limitó a sonreír y entrar detrás de mí. Mi casa estaba bastante fría, ya que no había nadie. Nunca. Por cuestiones obvias.

- ¿Qué quieres hacer? -le pregunté yo

- ¿Vemos la tele un rato? No, espera, tengo una idea mejor... -sonrió de aquella manera que me derretía- Ven conmigo, nos vamos a la ciudad.

Dicho esto me cogió en sus brazos y me llevó fuera de casa. Tardamos media hora en llegar, pero al fin llegamos.

- Bueno, ya estamos aquí. ¿Ahora que pretendes hacer?

- Vamos a comprar cosas para hacer cupcakes.

- Ni se te ocurra. -Aunque Charli fuese de los más ricos del distrito, no podía permitírselo- No voy a dejar que te gastes dinero en mi.

- Pues que pena.

- ¿Por qué? -lo miré extrañada

- Porque no me vas a detener tan fácilmente.

Y de repente, sin yo poder reaccionar a tiempo, salió corriendo a la pastelería, donde vendían los cupcakes. Él era más rápido que yo, así que entró en la tienda y ya no había marcha atrás. Enfurruñada con él por jugármela de esa manera, compramos los ingredientes y nos fuimos a casa.

Una vez allí empezamos a mezclar ingredientes, encender hornos, rellenar moldes, reírnos mucho, pringarnos un poco... Y después de un laaargo rato de espera, por fin estaban listos.

- ¡Bieen ya están listos! -Chillé yo muy contenta. Tenía hambre.

Charli me miró y se empezó a reír. Fuimos a la cocina y sacamos los cupcakes del horno, que quemaban un poco. Yo cogí uno de los que había hecho y mordí. Mmmmh esto sabe a gloria... Charli hizo lo mismo, pero también cogió otro que estaba decorado con un corazón y ponía mi inicial.

- Ten, este es para tí Miriam.

- Oh, gracias... -No sabía qué decir, estaba fascinada...- Es muy bonito.

Pegué mordisco y dios... Sabía a fresas y chocolate... Que bueno... Di otro mordisco y dios... estaba en la glor... ¿Qué es esto? Saqué un plastiquito que estaba en centro del cupcake para verme dentro un collar precioso.

- ¿Te gusta? -Me preguntó con una sonrisa en la cara-

- Oh, dios mío, Charls...Es precioso... Pero no puedo aceptarlo...

- Claro que puedes, porque quiero que te lo quedes, así te recordará a mí. - ¿desde cuándo tenía una sonrisa tan bonita? - Y tiene una sorpresa... Ábrelo.

Los trigésimo cuartos juegos del hambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora