¿Aprovechado?

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(Pablo)

Que buenos estaban estos aros de cebolla. Sé que podía haber pedido yo los aros, al igual que había pedido otras cosas para cenar, pero solo por fastidiarla un poco, valía la pena. Cuando entré en su habitación a hurtadillas (porque por más que llamaba no me abría), vi la comida encima de su cama y no pude evitarlo. Demasiado fácil. Ella estaba bañándose porque se oía el agua caer, y aunque me gustaría entrar en esa parte de su habitación con ella..., no lo hice y le escribí una nota citándola más tarde. Además, ya había decidido algo después de su rechazo. Mira que pensar que una chica como ella querría estar conmigo...

Eran las 10.30, aún quedaba una hora antes de nuestra 'cita', así que decidí ducharme otra vez, ya que se me había caído la bebida encima. Sí, soy un poco torpe. Me duché y me puse unos vaqueros con una camiseta azul marino. Aún faltaba media hora, así que me cogió por cotillear los aparatos de mi habitación. Descubrí que había un aparato que echaba mucho frío; otro que echaba aire caliente y había visto a Andrea que lo usaba para el pelo; también había otro que a medida que apretabas un botón, hacía que las luces cambiaran de color o intensidad; pero el mejor de todos... el mejor de todos era un aparato que reproducía música, la que quisieras, solo tenias que elegir la canción o incluso escribir su nombre y enseguida te aparecía. Me pasé la media hora escuchando varias canciones, ya que en nuestro distrito solo escuchábamos música mientras hacíamos deberes en la escuela y la maestra encendía un mini reproductor de música muy viejo en comparación a este.

A las 11.20 y al ritmo de la melodía de Cinema, de Skrillex, me hice otra vez el pelo, me puse una especie de algo llamado 'colonia' que me hacía oler muuuy bien, y me miré al espejo, no sin pensar: "¿Quien es ese chico tan extremadamente sexy que está delante del espejo y lleva a todas las chicas loquitas? Oh, menos a Miriam."
Que irónico, hay miles de chicas que se mueren por mis huesos, pero la que yo quiero que lo haga ni me quiere. Bah que mas da, si en pocos días uno de los dos estaría muerto... Y todos sabemos quién.

(******************)

Cuando llegué a la terraza, Miriam ya estaba allí sentada en la repisa de la ventana. Au rostro estaba iluminado por la luz de la luna, y ella jugaba con su cabello, el cual estaba más liso de lo normal para ella. Llevaba unos simples vaqueros oscuros con una camiseta negra con detalles en plata, y como no, llevaba su colgante. Fue un regalo que le dio un chico de clase, Charli, un día 'porque sí'. Todo el mundo sabe que a él le gusta, y ella muchas veces le sigue el rollo cuando él tontea con ella... Según los rumores, Lucas iba a confesarle su amor por ella después de la cosecha, y todos creían que ella lo aceptaría, pero después de haber sido elegida... Creo que no fue ni a verla por lo triste que estaba. Gran error, amigo, pero para ti.

Creo que ella notó mi presencia, porque de repente se giró hacia donde estaba yo.

- Oh, hola Pablo, no te había visto.

- Hola... Siento haber tardado, ¿llevas mucho esperando? -por favor, que diga que no, que diga que no...

- Bueno, te diría que no por cortesía, pero sí, llevo 15 putos minutos esperándote. -Mierda- ¿¡Dónde chocolate te habías metido?!

- ¿Chocolate? -me reí un poco de lo que había dicho- ¿Cómo es que te has vuelto tan fina de repente?

- Arg, Clary quiere que aprenda a ser 'más educada y menos sincera' porque así le gustaré más a la gente y blah blah blah.

Nos quedamos unos minutos en silencio, sin decir nada, hasta que ella rompió el hielo.

- Bueno, ¿me quieres decir qué querías decirme tan importante?

- Sí, esto... -titubeé un poco- siento lo que he hecho antes... no ha estado bien por mi parte... Prometo que no volverá a pasar. -si tú no quieres, pensé.

- Tranquilo, queda olvidado. -Se calló unos segundos- Entonces, ¿me dices que no tenéis nada tú y Eli?

Me quedé paralizado ante su pregunta. Por un momento, me pareció divisar en su mirada un destello de alegría. No, claro que no había nada. Y recordé lo que había pasado antes de irme, su beso, lo que me dijo, lo que pensaba hacer... Y lo vi todo muy claro. A mi no me gustaba Eli. No iba a matar a Miriam aunque ella quisiera hacerlo.

- No, no tenemos nada ni creo que lo tengamos nunca.

- Pues es una pena, porque creo que realmente le gustas.

- ¿Yo? ¿A Eli? No me hagas reír. Si yo se quien le gusta, y ese no soy yo...

Ella pareció dudar unos minutos, pero después lo aceptó. Era el momento, era MI momento de preguntarle a ella.

- ¿Ese es el collar que te regaló tu enamorado? -creo que lo escupí con un poco de rabia

- Oh, el collar... Es de charli, y no es mi novio -puso los ojos en blanco

- Ya claro... Como si nadie supiera que está enamorado de ti.

- ¡¿QUÉ?! ¿Charli estaba enamorado de mi? ¿Esto es una broma?

- Dios mío... Parece increíble que seas la única que no se haya dado cuenta aún... aunque para no darte cuenta, tonteabas mucho con él. -ella estaba un poco bastante perpleja- Todos decían que él te lo iba a confesar todo después de la cosecha, y que tú aceptarías... pero claro, todo eso antes de que salieses elegida... ¿A ti te gusta?

- Eso creo que no es asunto tuyo. -se podía ver que ella tenía una sonrisa bastante bonita- Espera... ¿Estás celoso?

- ¿Qué? -Vale, debo admitir que eso me pilló un poco desorientado- Ya te gustaría a ti, nena...

- Pues hace unas horas no parecía que pensaras eso...

- Lo que ha pasado hace horas, hemos quedado en olvidarlo. Además, solo había sido un impulso. Tu a mi no me gustas lo más mínimo. Simplemente pensé que eras una chica fácil y me quise aprovechar de ti un rato.

Dicho esto, me miró con ojos llorosos, pero a la vez llenos de rabia y me pegó una bofetada que seguro que dejaba huella. Hecho esto, salió corriendo de allí supongo que para encerrarse en su habitación y no volver a saber nada de mí el resto de su vida.

Dios, ¿que mierda acabo de hacer?

Los trigésimo cuartos juegos del hambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora